La penúltima aventura de Miguel Rodrigo
El técnico granadino prepara a Tailandia para el clasificatorio para el Mundial después de que una sucesión de coincidencias le llevaran a dar el paso de volver a los banquillos de élite
Miguel Rodrigo disfruta con las zapatillas puestas. El entrenador granadino de fútbol sala, uno de los profesionales españoles de este deporte con mayor trayectoria internacional, ... arrancó la temporada vinculado al fútbol base, como director deportivo y de formación del Albolote Futsal. En paralelo, continuó un año más con varios cursos de entrenador organizados por la Real Federación Andaluza de Fútbol. Reconoce que había dejado la élite, en principio de manera definitiva. Sin embargo, los caminos del balón son inescrutables y una sucesión de coincidencias le llevaron a decir sí a un contrato de varios meses como responsable de la selección de Tailandia, en la que ya estuvo en un periodo anterior y a la que entrenará a finales de abril en el torneo del continente asiático en el que se definirán los equipo que jugarán el próximo Mundial. Es una penúltima aventura en la élite del fútbol internacional porque no descarta estar en el banquillo asiático el próximo otoño si el mes próximo logran el billete para la cita de Uzbekistán.
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El entrenador, licenciado en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte, tuvo experiencias en Italia y Rusia, pero entre 2009 y 2016 se convirtió en un referente para el fútbol sala asiático al romper con Japón la hegemonía que Irán tenía en este deporte. Con la selección nipona ganó dos copas de Asia y más tarde se enroló en Tailandia, selección que asumió en 2016 también de forma precipitada antes del Mundial de ese año. Asumió el reto en su momento y de aquellos días guardó una buena relación con el responsable del fútbol sala tailandés, que le llamó hace unas semanas cuando José Lucas Mena, 'Pato', uno de los rostros más conocidos del fútbol sala español, tuvo que renunciar al puesto por una gripe A severa. Él estaba comprometido con el Albolote Futsal y la RFAF para esta temporada, pero encontró la manera de encajar todos sus compromisos a lo largo de varios meses y se marchó para Tailandia.
«Conocía el país, había estado en él aunque fuera un periodo muy corto, pero la experiencia fue muy intensa. Ahora, por ejemplo, conocía a la mitad de los jugadores que iba a entrenar porque habían pasado antes por mis manos», resume Rodrigo al empezar a narrar cómo se gestó su firma por la selección tailandesa. «Se trataba de echar una mano al presidente de la federación, que es como un 'papá asiático' para mí. Trató de buscar otros entrenadores, pero no tuvo suerte y me contactó. Yo tenía, y tengo, mis obligaciones con el Albolote Futsal y con el Cedifa –el órgano formativo de la RFAF– y solo me podía comprometer con la preparación y el torneo, regresando el 1 de mayo, pero aceptaron con el objetivo de tratar de clasificar a Tailandia para próximo mundial», explica Miguel Rodrigo, que vive jornadas maratonianas de trabajo, que empiezan con sesiones de fútbol sobre la pista en Tailandia y terminan algunos días de madrugada a través de la pantalla para impartir las clases del curso de entrenadores andaluz que le corresponden.
«Había tomado la decisión de alejarme de los banquillos de élite para centrarme en la formación. Pablo Lozano –presidente de la RFAF– me ofreció implicarme en los cursos de entrenadores y lo complemento con el proyecto de fútbol sala del Albolote Futsal», desarrolla. Sin embargo, al ver que las piezas podían encajar comenzó a valorar la posibilidad de regresar al banquillo tailandés y finalmente las piezas encajaron. También podrían encajar para el Mundial si se logra la clasificación. Eloy León, su asistente en Tailandia y muy vinculado también al fútbol sala en la región, se quedaría en el país mientras que Rodrigo asumiría las riendas un poco antes del Mundial, que arranca a mediados de septiembre. De consumarse, exportaría el modelo de otros deportes como el baloncesto o el balonmano en el que los entrenadores compatibilizan sus tareas como técnicos de un club con el desempeño en un combinado nacional. «Ellos ven bien esta situación y si lo conseguimos lo valoraré, pero tengo que encontrar un punto en el que me sienta bien moralmente», expone el técnico granadino desde Tailandia.
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Decisión
Miguel Rodrigo no esconde que cuando tomó la decisión de asumir las riendas de la selección tailandesa de nuevo había «un 70% de amistad y 30% de querer un nuevo desafío». «Pero poco a poco ese porcentaje se ha invertido y ahora mismo estoy convencido al cien por cien de que podemos meternos en el Mundial e incluso contemplaría la opción de despedirme del fútbol de élite en esa competición para, ya sí, centrarme de lleno en la formación, que es la gran olvidada del fútbol sala y me apasiona», apostilla.
Vietnam, China y Birmania serán los rivales de Tailandia en la fase de grupos de la Copa de Asia. El objetivo del equipo es obtener la primera plaza de su grupo para que el cruce de cuartos de final sea más asequible para alcanzar las semifinales y, en consecuencia, tener más opciones de obtener una de las cuatro plazas para el Mundial.
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