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Lectura obligada

Lectura obligada

Cartas desde China ·

Resulta que el que quiera jugar en las inferiores de la selección argentina deberá hacer, servir y recoger la comida, aprender inglés, medir sus festejos en público, leer libros y hacer deberes, usar las redes sociales de manera moderada

KEVIN vIDAÑA

Viernes, 10 de mayo 2019, 02:58

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Obligar a leer es no haber entendido nada de educación y buenos hábitos. Si hubiera que buscar un nuevo antónimo para la palabra 'literatura' yo lo tendría claro, elegiría 'obligación'. Porque nada que sea obligado merece gloria y consideración. Se puede predicar con el ejemplo, sí, pero esto ya conlleva una idea pretenciosa, la de inducir al otro para que actúe de tal o cual forma. Y si la lectura debiera ser algo, debiera ser un acto purismo y libertad, una inducción a ser buenos sin el concepto moral de bondad. Porque leer no es más que convencerse de lo que dicen otros, nada trascendental si lo comparamos con desentenderse, mirar adentro de uno mismo y disfrutar del mar.

En un mar distinto, en Mar de Plata, se han tomado medidas que hacen replantearme las virtudes y defectos que atribuimos a las cosas buenas y a las cosas malas. Resulta que el que quiera jugar en las inferiores de la selección argentina deberá hacer, servir y recoger la comida, aprender inglés, medir sus festejos en público, leer libros y hacer deberes, usar las redes sociales de manera moderada, limpiarse las botas sin auxilio del utillero del equipo, es decir, uniformarse respecto a una idea que pervierte todas las posibles, que descarta al tipo de jugador que bien define mi amigo Camilo Speranza en pocas palabras: «Gambeta. Pirula. Cárceles. Río de la Plata, principios del siglo XX. Tango. Minas. Burreros. Mala vida». ¿Será verdad eso de que el 'fair play' y las buenas costumbres son un invento de los brasileños para joder a los argentinos y uruguayos, y lo que hacen estos últimos también es fútbol aunque no sepan decirlo en inglés y sin faltas de ortografía en un tuit? ¿Qué pasará ahora con los camareros, cocineros y utilleros de los equipos? César Luis Menotti, responsable de los combinados argentinos, ¿es consciente de que sin desalmados ladrones no tendría sentido la honrosa abogacía? Hay que empezar a tener consciencia de las virtudes y defectos que atribuimos a las cosas buenas y a las cosas malas.

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