Laura Bueno se opera: «Llevo tres años corriendo con dolor»
La velocista, reciente olímpica, pasa por el quirófano el miércoles para intervenir la lesión en la fascia plantar que tanto le merma al competir
Laura Bueno pasará por el quirófano este miércoles en Madrid para operar la lesión en la fascia plantar que lleva tres años ocasionándole dolor al correr. Una merma que no le impidió cumplir su sueño de ser olímpica en Tokio el pasado verano con el relevo mixto. Ahora, la pupila de Jesús Montiel confía en la pericia del doctor David López Capapé para recuperar de una vez su mejor versión.
–¿Por qué se opera?
–Estuve hablando con varios traumatólogos y me dijeron que al no tener la fascia rota del todo hay que cortar un poco y que se vaya regenerando poco a poco con la rehabilitación. Conozco a Capapé de hace tiempo y sé que no hay nadie mejor que él para operarme. Llevo desde 2019 corriendo con dolor, sin disfrutar de una temporada completa. Los éxitos que conseguí fueron a base de coraje. No podía parar a mitad de temporada con unos Juegos Olímpicos y un Mundial por delante mientras era capaz de batir mi mejor marca personal. ¿Cómo iba a parar?
–A Belgrado llegó lesionada.
–A dos días del Mundial, el pie volvió a dolerme y tomé la decisión de renunciar a la competición individual, porque estaba a duras penas, pero me comprometí a que mi testigo llegase sí o sí en el relevo femenino. Al terminar me quería morir, y eso que me infiltré aunque no sirvió de nada. Tenía el pie inflamadísimo. A la semana siguiente, una resonancia me mostró que tenía una rotura de dos centímetros. Ese fue el punto de inflexión para parar. Otro no habría aguantado este calvario. Vengo haciendo temporadas partidas. No estuve en el aire libre de 2019, sí en el de 2020, y en 2021 falté en pista cubierta y ahora vuelvo a faltar en aire libre.
–¿Cómo empezó todo en 2019?
–Como si fuera una sobrecarga. Empezaron a tratarme con masajes y demás y no le di importancia, pero fue yendo a más hasta que aparecieron las inflamaciones y fueron impidiéndome competir. Vino el confinamiento y, al salir, volví a correr. Me vino bien la pandemia porque no habría ido a los Juegos en 2020. Al no dar impacto al pie, volví bien pero con el tiempo caí de nuevo. Como deportista de élite, soy consciente de que todos competimos con molestias como mínimo siempre, pero es que he estado para el arrastre. He sido capaz de ser campeona de España con una rotura. Eso me obliga a preguntarme de qué sería capaz si volviera a estar bien. Andando no me duele, pero en cuanto me pongo los clavos y me impulso para acelerar… la fascia se arruga y me da un pinchazo terrible. Una persona normal no tendría que ir a quirófano con mis molestias, pero el atletismo es mi vida.
–Pero se planteó dejarlo, ¿no?
–Sí, y pasarme a la bicicleta (risas). Una de las veces que toqué fondo me dije que las cosas pasan por algo y debía dejarlo, porque, ¿cuántas veces debo levantarme yo si al hacerlo vuelvo a caerme? Me agoté, no podía más. Estuve a punto de abandonarlo, pero haberlo dejado durante un año durante mi etapa más rebelde me hizo darme cuenta de que es lo que me hace soñar, mi vía de escape. Entre todos, desde mi entrenador a mi familia y mis amigos, me convencieron para volver; si ahora llevo tatuadas las hojas de laurel con un corazón en la espalda es por ellos. En Tokio fui la niña más feliz del mundo por cumplir el sueño de mi vida desde niña después de todo lo que pasé. Me sentí plena.
-Tiene mucho mérito haber conseguido lo que ha conseguido tal y como se encontraba.
-Mi psicólogo Juanma me dice a menudo que recuerde el Campeonato de España de pista cubierta en el que entré última. Me dice que fue una lección para todos los deportistas del mundo, porque sabía que iba a ser última y es digno de admirar que aun así fuese a competir. Incluso Aauri (Lorena Bokesa) me dijo que le había dado una lección de vida a sus 32 años porque disfruté del campeonato pese a todo. Otros atletas se quitan del medio porque saben que les van a ganar. Yo sabía que me iban a apalear, que iba a ser última a distancia, pero quise disfrutar y lo hice. Esa es la inercia que luego me lleva a los Juegos. A cabezona no me gana nadie.
–¿Qué tiempo de baja estima?
–Me han dicho que no será mucho tiempo, de cuatro a ocho semanas, pero depende de cómo se quede el pie y su evolución. En cualquier caso, este no va a ser el final. Esta vez no voy a agilizar ningún proceso, ya lo he advertido: voy a tener la cabeza fría y hasta que no me dejen no voy a volver. No quiero dar pasos en falso, quiero estar bien y cuidarme mucho para no recaer. No renuncio a nada, pero quizás me pierda todo lo de verano, desde el Campeonato de España en Nerja al que pensaban ir todos mis cercanos hasta el Mundial y el Europeo. Prefiero terminar esta temporada aquí y empezar de cero la siguiente. Para ir a mis segundos Juegos en París tenía que parar ya. Si me opero es para eso y para volver a disfrutar sin dolor del atletismo y de los entrenamientos junto a mis compañeros.
-¿Está nerviosa?
-Estoy cagada, muerta de miedo (risas). Los quirófanos me dan pánico absoluto. Estoy intentando tener la cabeza ocupada, viendo a mis amigos, entreteniéndome e incluso entrenando, porque me compré una bicicleta estática para trabajar en casa ya que no sabía qué podía pasar después de la operación con la rehabilitación, así lo tenía más a mano que el gimnasio. Intento no pensar demasiado en la operación, porque cuando lo hago me tiemblan mucho las piernas. Me siento fuerte, no obstante, y le echaré dos ovarios. Estoy asimilándolo, porque no termino de creerme que vaya a operarme. Es una sensación rara. Me cuesta hablar de ello, me echo a llorar.
-¿Cree que volverá la Laura de siempre tras la lesión, o será una diferente y no necesariamente peor?
-Volverá la Laura de siempre. La esencia no va a cambiar. Sin dolor, espero recuperar mi mejor versión. Yo ya no cambio, yo soy así (risas).
-Venía experimentando con el 800. ¿Habrá cambio efectivo de distancia a su vuelta?
-Me gustaría probar el 800 cuanto antes, incluso esta misma temporada al aire libre en septiembre o antes. Quiero volcarme con esta distancia. Nunca dejaré el 400, pero quiero que mi planificación sea para el 800. Me motiva que no veo descabellado hacer 1:59 o 2:02 en un Europeo. Puedo estar ahí. Ver que algunas de mis compañeras han estado en finales mundialistas con 2:03 me hace soñar. Hay que correr mucho, pero no lo veo inalcanzable con una buena preparación. Es más factible estar en una final internacional de 800, aunque tenga mucho de lotería por todos los roces que se pueden dar en carrera, que en una de 400 porque hay un nivel altísimo y correr en 50 segundos en pista cubierta es muy complicado. Sé a lo que no puedo llegar y también que esta temporada habría hecho marca personal en esta pista cubierta, bajando de 52.57, para optar incluso a la semifinal del Mundial y de ahí soñar, pero la lesión no me ha dejado. Estoy convencida de que me queda margen de mejora también en 400. Me viene bien para ponerme rápida para el 800, se puede compaginar perfectamente. Me apetece mucho dar ese saltito. Siempre me ha apetecido el mediofondo, porque de hecho yo vengo del 600. Volveré a ser la niña que siempre fui, corriendo en 800. Estoy convencida de que va a ir muy bien.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión