Edición

Borrar
Ana se ejercita en el circuito de su localidad, Almuñécar. J. MARTÍN
Campeonas

La granadina de 9 años que tiene un futuro prometedor para el ciclismo

La sexitana Ana Valderrama es la actual campeona de Andalucía y segunda en España de BMX | Todavía no ha cumplido los diez años y tiene la posibilidad de remontar hasta conseguir ser la mejor de su categoría

CAROLINA PALMA

GRANADA

Martes, 2 de abril 2019, 00:33

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

La pequeña de los Valderrama vio el progreso de primera mano en su hermano Álvaro, un año mayor que ella, y que un buen día a sus cuatro años decidió montarse en la bicicleta y, sin mayor intención que la de pasar un buen rato, acabó por toparse con la que acabaría siendo su pasión.

Ana lo veía salir cada día con su bici y presenció, sin capacidad de guardar recuerdo de todo ello, cómo sus padres decidieron apuntarlo al club de BMX de su pueblo, Almuñécar, para que continuara con la pasión que pronto acabó por convertirlo en campeón de España de la disciplina en su categoría. Fue también el entusiasmo del hermano por las dos ruedas el que despertó en la pequeña Ana la chispa y curiosidad por el deporte, y pronto comenzó a pedir siempre ser llevada a los entrenamientos del mismo para verlo practicar.

La jovencísima sexitana era demasiado pequeña entonces para poder hacer memoria de lo sucedido cada día, pero su madre Belén recuerda cómo ella lloraba por ir para quedarse dormida antes de llegar y despertarse ya en casa, habiendo finalizado todo y lamentándose, una vez más, de no haber podido ver correr a su hermano. Aun así, Ana lo observaba siempre que podía. En secreto y sin poner aún nada en práctica, ella lo estudiaba sin prestar mayor interés aparente y jugando con su propia bicicleta, que aún seguía manejando gracias a lo ayuda de los dos ruedines suplementarios. No fue hasta los siete años cuando, recién acababa de desprenderse de los pequeños ejes, en Ana al fin se despertó el instinto que acarreaba.

Decidida a correr

Cinco días justo antes del tercer Campeonato de Andalucía que Álvaro correría, ella decidió que también lo haría. Ana tenía siete años y una determinación capaz de mover montañas, tanto que sus padres no se atrevieron a negárselo, a pesar de la gran falta de preparación que la pequeña aparentaba tener. Las mangas de la carrera se ajustaron de manera que se les diera el tiempo suficiente a sus progenitores para quitarle el peto, la ropa y el casco a Álvaro y colocárselos a Ana. La pequeña salió vestida como su hermano y sin ningún tipo de miedo ni impresión por la atención que pudieran darle. Le faltaban la vergüenza y le sobraban las ganas, aún cuando sus fuerzas ni siquiera llegaban a ser las suficientes como para sostenerse en la valla de la parrilla de salida, para lo que hizo falta la ayuda de su padre.

Con el ruido del pistoletazo, Ana salió disparada y recorrió todo el circuito como si ya estuviera acostumbrada a hacerlo, a pesar de ser su primera vez. Los entrenadores y público presentes se quedaron tan atónitos como sus padres, que no daban crédito de la soltura y el estilo que tenía la joven a la que, pocas semanas antes, acababan de sacarle los ruedines. «Lo que más nos sorprendió fue su picardía; no la asustó ni la atención de todo el público ni el haberse quedado tan atrás que acabó sola en el circuito. No paró ante nada», recuerda orgullosa su madre.

Inmediatamente después de esa primera carrera, la determinación de la pequeña le hizo merecedora de su propio maillot y protecciones, y de su lugar en el club de BMX del pueblo. La siguiente carrera de la más joven de los Valderrama fuera de Almuñécar fue el Open de Mazarrón (Murcia), a nivel nacional, y la pequeña la finalizó ganándose el puesto más alto del podio.

Desde entonces, Ana ha formado parte de la selección andaluza de BMX y es, actualmente, campeona regional y segunda de España, a falta de diez pruebas para remontar hasta el primer puesto antes de cerrar el ránking nacional. Su visión ante los circuitos ha cambiado; a pesar de no haber perdido la determinación y picardía características de la niña, «ahora me pongo más nerviosa por ganar», acepta la pequeña a la que, siempre que le amenaza el miedo anterior a las carreras, «llego a la valla y me digo 'sé positiva, Ana, que no te vas a caer', y se me van los nervios y todo es más fácil», afirma la que aún ni siquiera roza los diez años.

Lo que más engancha a los padres de Álvaro y Ana del deporte es el ambiente que se forma en torno al mismo. «Cuando termina una carrera, lo primero que hacen los competidores es abrazar y felicitar al ganador. No hay insultos, son amigos a pesar de ser rivales dentro del circuito», manifiesta Belén, madre de los pequeños, que afronta junto a su marido el gran sacrificio económico y laboral que pueda significar el acompañar a sus hijos cada día en sus entrenamientos y competiciones por toda España porque «vale la pena».

El ambiente tan distinto que se palpa en esta disciplina en cuanto a la competitividad se refleja también en cuestiones de género. Sin importar el sexo, todos son en la práctica iguales. Las nuevas promesas del ciclismo, entre las que se cuenta a Ana, demuestran así una vez más que no es cuestión de cromosomas, sino que es esfuerzo, constancia, pasión y talento lo que asegura el éxito.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios