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Pietro Fittipaldi. EP
Pietro Fittipaldi: la legendaria saga vuelve a la F1
Estirpe de pilotos

Pietro Fittipaldi: la legendaria saga vuelve a la F1

El nieto del mítico bicampeón brasileño ha dado sus primeros kilómetros en Fórmula 1 gracias a su labor de probador con el equipo Haas

david sánchez de castro

Madrid

Viernes, 22 de febrero 2019, 13:35

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Hay deportistas que llegan a la élite casi por obligación genética. Que el hijo del Kun Agüero y nieto de Maradona va a vivir entre balones de fútbol no es nada que deba sorprender a nadie. Que 'Gelete' y 'Fonsi' Nieto iban a probar las motos desde pequeños era natural. Domantas Sabonis, LeBron James Jr o el mismísimo Stephen Curry vivieron desde niños la pasión por el baloncesto.

En la Fórmula 1 hay muchos casos. Ocurrió con Graham y Damon Hill, con Gilles y Jacques Villeneuve, con Keke y Nico Rosberg o con Jos y Max Verstappen. Hijos de pilotos que llegaron al Gran Circo con el ansia de emular o incluso mejorar los resultados de sus padres. Sin embargo, hasta el momento, nunca se había vivido el caso de un nieto de piloto de Fórmula 1 que haya alcanzado el Gran Circo. Eso está a punto de acabar.

Pietro Fittipaldi no es un novato en el automovilismo, ni mucho menos. El nieto del legendario Emerson Fittipaldi, primo de Christian Fittipaldi y sobrino de Max Papis no ha visto en su casa otra cosa que no sean coches. Tanto de Fórmula 1 como de CART/IndyCar, para Pietro y su hermano Enzo (miembro de la Ferrari Drivers Academy), el olor de su infancia fue el de la gasolina.

Su progresión como piloto no ha pasado desapercibida para la Fórmula 1. Por eso, el equipo norteamericano Haas le llamó a sus filas para que ejerza de piloto probador y reserva en esta campaña 2019. El brasileño iba a debutar en la tercera jornada de test de pretemporada en Montmeló al volante del VF19, pero un problema en el asiento de Kevin Magnussen le permitió adelantar su estreno un día y rodar durante los últimos 20 minutos del segundo día. El miércoles, esta vez sí según el plan previsto, se dio un buen atracón de vueltas hasta que rondando la tercera hora de sesión se quedó tirado en la subida de la curva 8 a la 9 y se veía obligado a dejar la sesión en sólo 41 vueltas.

Su debut se produjo de la manera más inesperada. «Yo estaba en la pista viendo los coches en las curvas y regresé a la sala de ingenieros para cambiarme las gafas de sol, y un ingeniero me preguntó que si estaba listo para subir al coche. Yo le dije que sí, que ya al día siguiente iba a debutar y que estaba muy contento, y me respondió que no, que tenía que prepararme ya porque me subía en ese momento», confesaba, sonriente.

A diferencia de otros vástagos ilustres, Fittipaldi no oculta su estirpe, sino que la luce con orgullo. «Es una ventaja, nunca es más presión. Siempre me lo preguntan, pero estoy haciendo aquí lo que amo, que es pilotar coches de carreras. Estoy aquí porque quiero ganar. La presión viene de mí mismo y nadie me pone más presión que yo mismo. Es una ventaja tener una familia que entiende tanto de carreras y tantos miembros de mi familia que han sido pilotos, y que me pueden pasar esta experiencia», zanja al respecto el último Fittipaldi en estar en las primeras líneas.

Pese a que estos han sido sus primeros kilómetros como piloto de F1, ni mucho menos es un novato en el automovilismo. Tras conquistar las World Series en 2017, en 2018 compaginó su labor en el Mundial de Resistencia con el equipo DragonSpeed y formó parte del Dale Coyne Racing de la IndyCar. Es su capacidad de adaptación a las diferentes tipos de coches los que le dan un plus de calidad. «Yo me adapto muy rápido a los diferentes coches. Cada uno tiene un estilo diferente, pero no tengo ningún coche que se adapte más a mi estilo. El de Fórmula 1 es el más rápido que he pilotado: el paso por curva, las frenadas… Al principio tienes que tener mucha confianza en ti mismo, pero cuando se tiene, se consigue mucha velocidad», relataba.

No obstante, su nombre ya salió en los titulares, pero no por un motivo agradable: su accidente en las 6 horas de Spa de 2018, cuando se partió las piernas en la subida al Eau Rouge, casi truncan su prometedora carrera. «Me dijeron que ese año no iba a poder volver a correr, pero yo no me lo podía creer. Hice de todo para volver a correr. Los médicos hicieron un magnífico trabajo y dos meses después ya estaba en el coche de la Indy, pese a tener las dos piernas fracturadas y muy 'verdes'. Ahora estoy al 100%», dice, en un perfecto castellano y muy sonriente cuando recuerda lo mal que lo pasó.

Sólo el tiempo dirá hasta dónde puede llegar. Tanto él como su hermano Enzo están muy bien considerados en el automovilismo, especialmente en las fórmulas de promoción (las previas a la F1), por lo que es temprano para augurar si estamos ante un posible campeón del mundo. No sería el primer Fittipaldi en lograrlo.

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