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El coche de Nico Hulkenberg tras el accidente en Spa con Fernando Alonso AFP
El halo pasa su test definitivo con el accidente de Spa
GP Bélgica

El halo pasa su test definitivo con el accidente de Spa

El polémico elemento de seguridad que se introdujo este año fue clave para salvar la vida de Leclerc, que vio cómo el McLaren de Alonso le pasaba sobre la cabeza

david sánchez de castro

Madrid

Lunes, 27 de agosto 2018, 19:12

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Un viejo refrán dice que sólo nos acordamos de Santa Bárbara cuando truena. Es normal. Siempre les pasa a otros, nos decimos en nuestras inocentes mentes para evitar vivir en un constante temor vital. En cualquier ámbito de la vida, la posibilidad de un accidente fatal está ahí: desde un atropello al cruzar una calle, hasta un inoportuno resbalón o un despiste.

En el mundo de la competición del motor, sea la disciplina que sea, las posibilidades de accidentes se multiplican. En cada pase de la FIA, por detrás, aparece la misma frase: «Motorsport is dangerous», que traducido es: «Los deportes del motor son peligrosos». Son los comisarios y los encargados de homologar los sistemas de seguridad los que tienen que minimizar en la medida de lo posible ese peligro para los deportistas. Con esta filosofía se introdujo el halo en la Fórmula 1 y la Fórmula 2, y se está trabajando en otras competiciones con elementos similares.

El Gran Premio de Bélgica de 2018 será recordado, precisamente, por este elemento de seguridad pasiva. La victoria de Sebastian Vettel será una más en su palmarés, pero la imagen del McLaren MCL33 de Fernando Alonso volando literalmente sobre el Sauber de Charles Leclerc ya es una de las que marcarán la historia reciente de la Fórmula 1. Desde las cuentas oficiales en redes sociales de la competición se han compartido innumerables veces diferentes tomas del momento del accidente, incluida una cámara en 360º desde el propio coche del piloto monegasco.

Los que tenían dudas acerca de la introducción del halo son menos hoy que antes del domingo de Spa. Ver cómo el suelo del McLaren impactaba sobre el lateral del halo impidiendo que llegara al casco del piloto ha sido el argumento definitivo que necesitaba este elemento para ganarse los últimos adeptos. El propio Leclerc compartía en su cuenta de Instagram la foto del accidente con una elocuente frase: «Nunca he sido fan del halo, pero tengo que decir que estoy muy contento por tenerlo sobre mi cabeza hoy».

La introducción del halo llegó como consecuencia del último accidente mortal en la Fórmula 1, el de Jules Bianchi. Tras determinar los múltiples factores que entraron en juego para que acabase fatalmente aquel golpe en el GP de Japón de 2011, estimaron que el casco es uno de los puntos más débiles que aún tienen los pilotos de las competiciones de monoplazas. Así, comenzaron los diseños y propuestas para introducir un elemento que, en caso de posible impacto sobre la cabeza (Bianchi se estrelló de frente contra una grúa, contra la que golpeó su casco), reduzca las consecuencias. La solución llegó con el halo, una pieza de titanio capaz de soportar el peso de dos autobuses sin que afecte a su estructura.

Pese a las críticas acerca de cómo afecta a la aerodinámica y, sobre todo, la estética de los monoplazas, la FIA lo introdujo sin dudarlo en esta temporada, después de años de estudios. Además de Leclerc, el principal implicado, otros nombres preponderantes en la Fórmula 1 y en el deporte del motor en general zanjaron la discusión. «Podemos terminar la discusión con el halo. Salvará vidas», dijo Nico Rosberg, campeón del mundo en 2016.

Queda trabajo por delante

La presencia del halo no va a evitar que en el futuro se produzcan accidentes. Es algo intrínseco al automovilismo, igual que lo es no aceptar las muertes que se producían en los años 50 y 60 de manera habitual. Por eso no sólo se está mejorando en elementos de seguridad dentro del coche, como el halo o el Hans, ese enganche de protección para el cuello que evita el temido latigazo cervical en caso de accidente frontal.

Los circuitos también trabajan para que, en caso de choque, el piloto pueda salir por su propio pie. Las barreras Safer y TecPro son auténticos ejemplos de ingeniería para absorber la energía de los impactos, lo que reduce dramáticamente sus consecuencias. Lejos quedan los años en los que sólo se ponían alpacas de paja y poco más. La construcción de los monoplazas también avanza hacia la mejora de la seguridad del piloto. Los 'cockpit' son auténticas armaduras, capaces de mantenerse intactos pese a golpes como el de este domingo, como pudo comprobar Fernando Alonso, e incluso sin ningún rasguño.

No obstante, queda trabajo por delante, no sólo en el deporte, sino en la seguridad vial en general. La FIA se ha tomado como una de sus prioridades llevar estos elementos de seguridad a la calle, o al menos su filosofía, para alcanzar el objetivo de cero muertes en la carretera con campañas como la 'FIA Road Safety', que cuenta con todos los pilotos de la F1 como primeros embajadores.

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