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Tiger Woods saluda al público. EFE
Arenas movedizas en el coloso de Augusta

Arenas movedizas en el coloso de Augusta

El Masters abre la veda con el foco concentrado en Tiger Woods, lo que libera de presión a los verdaderos favoritos

José Manuel Cortizas

Jueves, 5 de abril 2018, 06:52

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Desde que a las ocho de la mañana Jack Nicklaus y Gary Player cumplan con el sagrado protocolo del golpe inaugural, la veda quedará abierta en Augusta. Quedan atrás tres días emotivos, muy especiales para el público norteamericano, que no ha tenido que pellizcarse para confirmar que su héroe, Tiger Woods, ha vuelto. Lo acapara todo. Verle completar el martes el recorrido de prácticas junto a Phil Mickelson fue lo más parecido a un armisticio. Histórica reunión de dos titanes que durante veinte años las han tenido tiesas en los campos.

Pero esta resurrección de Woods parece fílmica. O el astro de Cypress ha incluido en sus múltiples rehabilitaciones y recuperaciones un intensivo en el Actors Studio o realmente algo, todo, ha cambiado en su interior. Es cierto que según se ha acercado la tradicional primera semana de abril ha ido despojándose de varias capas de ese rictus de sumisión con el que había retomado su vida. Y por eso hay cierto recelo al pensar en qué ocurriría si el milagro adquiere vigencia y aquel jugador imbatible al que su forma de ser precipitó por vías de servicio llega a reestablecerse al punto de volver a ganar un Grande.

Ese reencuentro que no costó mucho forzar fue de los que provocan que se escape una lagrimilla en una audiencia americana a la que puede el fervor. Aunque su procedencia esté al otro lado del Atlántico, el mismo Rory McIlroy, al que se supone la dureza del caracter norirlandés, ablandó su tono para reconocer como «inimaginable» esa instantánea que sólo podía ocurrir aquí, en un Masters que, como siempre, juega con la ventaja del 'sold out' (todo vendido), de sus normas inamovibles, del despropósito en las dimensiones y, como diría aquel, la calidad de los materiales, comenzando por su culto a la botánica logrando que cada especie que adorna los 18 hoyos esté en floración o camino de ella. Cada vez que entramos a trabajar al edificio de prensa hay cierta sensación de obscenidad al saber que sólo se abre esta semana al año.

Esa concentración de focos,miradas y desvelos con Woods como diana juega a favor del resto. A nivel nacional sucede lo mismo con Sergio García, al que lógicamente se le debe reconocer el estatus de campeón en título. Historias constantes sobre su reciente paternidad, sus primeros actos oficiales con la chaqueta verde como uniforme, recuerdos de lo que le debe a su suegro cuando en vísperas del Masters que ganó el año pasado acabó de un disparo con una serpiente cascabel que esperaba el paso en falso del jugador castellonense mientras cazaban en Texas. Su órbita incluye, claro está, un juego muy solvente que parece subir enteros en proporción directa a su estado de ánimo. Coinciden sus rivales habituales en reconocer que ver al castellonense feliz es sinónimo de que serán ejecutados. Y el de Burriol vive ahora en una nube.

Podríamos hacer una lista de no menos treinta jugadores que por cómo llegan o por su talento no sorprenderían a nadie si les fuera impuesta el domingo la chaqueta verde. Habrá que hacer caso, en lo que serefiere a la gratuidad de los vaticinios, a los que saben de esto, como José María Olazabal. Ayer compartió hoyos con los Cabrera, el canario y el argentino. 'El Pato' deseó en alto en el tee del 10: «Espero encontrar la calle». Y el hondarribitarra, con flema, le contestó: «Tranquilo Ángel, tarde o temprano aparecerá». Metido en faena opina que «hay muchos que están jugando muy bien. Si va a ser un Masters extraordinario lo veremos el fin de semana. Nunca sabes. Ha habido veces con jugadores en forma extraordinaria que lo han pasado mal. Y dependerá del tiempo. Ya sabes que si aquí hace viento las cosas se complican mucho. Sí creo que va a ser un Masters con una atención mayor en el sentido de que está Tiger aquí y por cómo ha jugado los torneos de este año. Luego veremos si el fin de semana está en situación de luchar por la victoria". Eso, con perdón, sí que sería un sorpresón.

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