El Atlético Mancha Real ya es equipo de Segunda RFEF

El equipo entrenado por Pedro Bolaños ya puede despedirse de una Tercera División que ha puesto contra las cuerdas la modestia de un gran vestuario temporada tras temporada. En años anteriores, los verdes han atravesado instantes de sufrimiento y dificultades para alcanzar los objetivos propuestos.

Al fin, los jienenses pueden decir que todo trabajo tiene su recompensa, y justamente después de una temporada de mérito y complicada por diversos motivos. En este año de pandemia, los equipos más humildes de la categoría han peleado con uñas y dientes por sobrevivir. La campaña comenzó con muchos problemas para un plantel que tuvo que plantar cara al virus en los primeros compases de la misma.

A trancas y barrancas, los verdes supieron escapar de las garras de la pandemia, para así subirse al tren de la ilusión. El billete de este requirió un esfuerzo descomunal de un vestuario siempre unido, con jugadores comprometidos, jóvenes y veteranos, pero todos grandes futbolistas y personas.

El Mancha Real siempre renunció a bajarse de ese tren, pues el sueño siempre estuvo presente en la mente de todos los componentes de esta modesta entidad. Tal fue la fe puesta en esta meta, que las últimas jornadas de la temporada siempre han sido una auténtica fiesta, a pesar del siempre presente sufrimiento en cada uno de los partidos.

Los pupilos de Bolaños nunca bajaron los brazos. Las goleadas tuvieron su papel, pero en Mancha Real siempre gusta vencer con esa pizca de emoción. La seña de identidad del cuadro verde se ha mantenido hasta el último suspiro de la temporada, tanto ante El Palo, como ante el propio Antequera en La Juventud.

Tal y como estaba previsto, ese sufrimiento volvió a levantar la mano en uno de los choques de mayor trascendencia en la historia del club. El Antequera complicó de forma importante el ascenso del Mancha Real, ya que ambos compartieron objetivo desde el primer minuto.

En una agradable mañana del día de las madres, la afición verde llenó, ajustando los límites de aforo, las gradas de La Juventud. Alrededor de 250 personas animaron y llevaron en volandas a los suyos hacia la 2ª RFEF.

Desde los primeros instantes del duelo, el Mancha Real intentó estrenar el luminoso del estadio. Los locales apretaron y buscaron el tanto desde los flancos.

Fue una tarea de máxima complejidad ante un cuadro estupendamente trabajado en las labores defensivas. El Antequera CF cerró bien las líneas e impidió el gol local en las primeras jugadas del encuentro.

José Jesús Aybar planteó además un partido donde nunca se obvió la importancia del gol. Los malagueños, a pesar de sufrir en la primera oleada verde, intentaron adentrarse en los dominios de Lopito con numerosas réplicas al ataque del Mancha Real.

El cántaro tenía que romperse tras visitar en numerosas ocasiones la fuente antequerana. Llegó el gol del equipo de Bolaños, y lo hizo gracias a la sangre fría y calidad de uno de los protagonistas de la temporada. Los jienenses abrieron el marcador desde los once metros al rozar los primeros veinte minutos de duelo. Urko Arroyo cogió el balón, y sin ninguna presión a primera vista, puso el grito en la grada de La Juventud. Iván Moreno ni siquiera olió la perfecta ejecución del veterano atacante verde.

El júbilo en la grada tuvo que comedirse durante algunos minutos, pues el Antequera puso una marcha más con el fin de equilibrar la balanza de nuevo. Al igual que el propio Antequera, el Mancha Real también mostró los dotes defensivos de una escuadra ordenada y férrea en esa parcela del terreno de juego. Los visitantes gozaron de dos llegadas peligrosas, pero la pólvora se mantuvo mojada en todo momento en el equipo de Aybar.

El guion del tramo final del primer periodo se mantuvo intacto, pues el Antequera puso en peligro el gol que daba el ascenso al Atlético Mancha Real.

Los locales sufrieron ante un equipo valiente, necesitado de puntos y con un gran potencial en el ataque. Lopito tuvo que emplearse en más de una ocasión ante las acometidas malagueñas.

El meta jienense mantuvo un gol que valió oro. Sus intervenciones dieron alas a sus compañeros y a una afición que no dejó de animar durante el segundo asalto.

A pesar del dominio y las llegadas visitantes, el Mancha Real tampoco renunció al ataque. Los de Bolaños pudieron sentenciar, pero el cancerbero Iván Moreno también reclamó su protagonismo en los últimos momentos del partido con alguna intervención de mérito.

El choque entró en los últimos minutos, segundos de sufrimiento, instantes de nerviosismo, y momentos de alegría comedida entre la parroquia verde.

Lopito volvió a ser el protagonista en la que fue la última acción de peligro en las áreas. El marcador se mantuvo inmóvil y el Atlético Mancha Real amarró tres puntos que valen un ascenso.

Lástima que la pandemia haya truncado uno de los momentos más felices de la familia verde. Las restricciones de aforo impidieron que todo un municipio disfrutara del ascenso de su equipo. Esas limitaciones no impidieron que los presentes, miembros del club, cuerpo técnico, familiares y jugadores disfrutaran de una auténtica fiesta en el verde artificial de La Juventud.

El Mancha Real jugará el próximo año ante equipos históricos. La Tercera División queda pequeña para un equipo trabajador y humilde de la provincia de