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Sampaoli, seleccionador de Argentina, es el centro de buena parte de las críticas por el rendimiento de la albiceleste. AFP
Sampaoli, traición al fútbol

Sampaoli, traición al fútbol

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Martes, 26 de junio 2018, 00:38

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Escribir antes de los partidos puede ser una forma de tener que comerse las palabras, porque nada sale como las premoniciones del autor o bien podría ser el conocido «ya lo decía yo». Me arriesgo a escribir antes del partido de Argentina contra Nigeria y me arriesgo a decir que, esta vez, podría -ojalá no- sea el último partido de Messi con la camiseta de Argentina.

No perderé ni un segundo valorando las posibilidades de Argentina de pasar a la siguiente fase o sobre el juego a desarrollar. Me voy a centrar en los dos nombres propios que han convulsionado el mundo del fútbol en los últimos días: Sampaoli y Messi. Sampaoli, el hombre que ha traicionado al fútbol desde la dirección técnica (que dirían los argentinos) con sus argumentos radicales, su camiseta de galán de discoteca y sus tatuajes. Messi -para no entrar en polémicas vacías -, uno de los más grandes de la historia de fútbol, un jugador que maravilla y que ha escrito páginas gloriosas de un fútbol que quedará para siempre en nuestra memoria.

Cuando Javi Clemente consideró que Míchel no debería formar parte del equipo español en la Copa del Mundo de Estados Unidos lo hizo antes; sencillamente no le convocó. Cuando Luis Aragonés consideró que Raúl no debía seguir jugando con España buscó el mejor momento y la historia puso punto y final. Cuando David Beckham dejó de ser el jugador que Inglaterra demandaba se buscó una forma educada y satisfactoria para ambas partes y acompañó a 'los pross' a Sudáfrica en 2010 como enlace de la Federación con los jugadores. Y algo parecido sucedió muchas otras veces con muchos otros jugadores.

Argentina, dándole la dirección a Sampaoli, ha optado simplemente por traicionar al fútbol. En vez de buscar una solución, permanentemente alentada por los medios y por algunos 'maestros futboleros', se optó por llamarle y con él imponer unas normas que han dado como resultado lo que vimos frente a Croacia. Cómo no, a esta traición sumaron el debate permanente en el que vive el fútbol argentino, que dejó de ser el 'fútbol de potrero' para dividirse entre el fútbol de los filósofos y vendedores de humo con verso fácil y su legión de seguidores y el de aquellos que propugnan la victoria por encima de todo sin considerar los daños colaterales.

El viejo discurso Menotti versus Bilardo en los tiempos modernos, pero conviene recordar que ambos ganaron una Copa del Mundo. Esta vez han llamado al traidor del fútbol mundial. No ha sido capaz de sacar el máximo rendimiento del 10 y no ha sido capaz de alinear junto a él a figuras que en sus equipos maravillan. Dybala es una referencia en la Juventus, pero no vale para sumar con Argentina. Agüero es referencia goleadora en la Premier, pero es sustituido cuando necesitan gol en Argentina. Mascherano recibe en la selección los galones que perdió hace tiempo con sus clubes, una de las razones por la que se fue a China, y encima intenta ser el timón que lleve la nave a buen puerto. Y Messi salió derrotado desde la caseta. ¿Nos perdimos algo? Messi tocó el balón menos de 50 veces. ¿Alguien dio esa orden? Messi jugó donde no rinde. ¿Quién le colocó ahí?

No me puedo creer que Messi no pensara en echarse el equipo a la espalda como tantas otras veces y sacar el genio de la lámpara. Esta vez creo que fue traicionado por aquellos a los que impuso en el equipo, por aquellos que no tienen calidad ni para jugar a su lado ni para entender su juego, por aquellos que desde dentro le estaban esperando -bien por envidias, bien por no ser parte de su mundo-, por aquellos que sirven a otros intereses y, posiblemente, por sus propios demonios.

El fútbol, que tiene una cara amable o terrible, la muestra cuando decide devolverte todo aquello que tú le diste, y estoy seguro de que se lo devolverá a muchos de los actores que Sampaoli eligió para su traición. No era necesario inmolar a Messi en mitad de la Copa del Mundo.

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