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Luis Rubiales, durante la presentación de Fernando Hierro como nuevo seleccionador. Efe
Los incendios de Rubiales

Los incendios de Rubiales

En menos de un mes, el nuevo presidente de la Federación ha despedido a Lopetegui, ha cargado contra Larrea por los viajes al Mundial y por seguir en la UEFA y ha intentado impedir a la capitana del Barça colgar la senyera del trofeo de la Copa

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Jueves, 14 de junio 2018, 13:18

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Luis Rubiales asumió el cargo de presidente de la Federación Española de Fútbol (FEF) el pasado 18 de mayo después de que derrotara en las urnas a Juan Luis Larrea, quien en teoría partía con la vitola de favorito y se vio superado por el exfutbolista. Desde entonces, y en menos de un mes, el nuevo dirigente ha entrado en erupción varias veces y ha provocado y sofocado incendios que han afectado en mayor o menor medida a la institución y la selección, aún conmocionada por los últimos acontecimientos. En apenas 26 días, el canario ha despedido a Julen Lopetegui, ha acusado de «despilfarro» y mala gestión a su antecesor, además de afearle su permanencia en la UEFA tras perder las elecciones, y también ha intentado impedir que la capitana del Barcelona pretendiera colgar una senyera en el trofeo de la Copa que las blaugranas acababan de conquistar ante el Atlético. No ha habido semanas sin sobresaltos y lo ocurrido el martes y el miércoles en Krasnodar equivale a la categoría de terremoto cuyas consecuencias están aún por medir.

Poco después de asumir la presidencia, Rubiales explotó ante los medios de comunicación al denunciar el alto coste de un viaje «pactado» con directivos, familiares de los jugadores y patrocinadores de cara al Mundial de Rusia. Montó en cólera y dijo que el precio rondaba «dos millones de euros», algo que censuró y acusó a Larrea de actuar con irresponsabilidad. «Me parece un despilfarro tremendo. Estoy muy enfadado porque los directivos que estaban en el momento de la transición hayan cerrado esto». Fue incluso más allá y catalogó el paquete contratado como unas «macrovacaciones de siete u ocho días en hoteles de superlujo» y censuró esta práctica. Algo curioso porque él mismo disfrutaba de este tipo de experiencias cuando presidía la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE) y cuando se integró en la junta de la Federación. Luego salió al paso de estas informaciones al asegurar que estos desplazamientos no se los pagaba la FEF sino la «AFE y FIFpro», una organización de jugadores formada por 40 asociaciones nacionales.

Rubiales se dirige a la capitana del Barça para intentar que no colgara la senyera en la Copa.
Rubiales se dirige a la capitana del Barça para intentar que no colgara la senyera en la Copa.

Pocos días después, el dirigente canario anunció que había rebajado el coste del viaje en millón y medio de euros, pero tampoco se olvidó de Larrea. Cuestionó su continuidad como miembro del Comité Ejecutivo de la UEFA tras haber perdido las elecciones. «A mí no se me ocurriría representar el fútbol español sin que el fútbol español lo quisiera, pero cada uno tiene su forma de actuar. Lo que el fútbol español piensa –insistió– es que el que tiene que estar es el presidente de la FEF». Es más, instó al guipuzcoano a que dejara el cargo y le cediera su sitio. «Debe ser él quien dé el paso, y esperemos que lo haga por los principios democráticos».

Y la gran bomba explotó ayer en Krasnodar, cuando Rubiales apretó el botón nuclear y fulminó la figura de Lopetegui. Compareció ante los medios de comunicación para anunciar que despedía al técnico de La Roja por deslealtad, por haber negociado y cerrado un trato con el Real Madrid a sus espaldas. «Me enteré cinco minutos antes de que se hiciera público el comunicado», bramó el canario, quien no cedió a la presión de los pesos pesados del vestuario de la selección y borró de un plumazo al entrenador guipuzcoano. Horas más tarde nombró a Fernando Hierro como sucesor del hombre que le traicionó, según dio a entender en su comparecencia. Ahora toca esperar y revisar los daños en La Roja, que mañana se estrena en Rusia ante Portugal.

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