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Imagen del Brasil-Holanda en el tercer y cuarto puesto de 2014. AFP
Final de consolación... o de diversión

Final de consolación... o de diversión

Históricamente, los partidos por el tercer y cuarto puesto se han caracterizado por la abundancia de goles, especialmente desde 1978

Jacobo castro

Madrid

Viernes, 13 de julio 2018, 18:02

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Jugar el tercer y cuarto puesto de un Mundial siempre ha sido traducido como 'jugar la final de consolación'. Tiene sentido. Estar presente en ese partido representa haber fracasado en el objetivo de ganar la Copa del Mundo. Pese a esto, históricamente, los equipos que lo disputaron dieron un gran espectáculo a los espectadores. Desde 1978 se han metido siempre, al menos, tres goles por encuentro, y la media histórica de tantos de los partidos por el tercer y cuarto puesto es de 3,82 por partido.

La primera final de consolación de la historia se jugó en el Mundial de 1934 y fue un claro anuncio de lo que iban a ser este tipo de partidos a lo largo de los años. Alemania se impuso por 3-2 a Austria. Se presenciaron cinco goles en apenas 54 minutos. Fue el inicio de unos encuentros desenfrenados. 24 años más tarde, se vieron hasta nueve goles en un partido de estas características. Francia ganaba por 6-3 a Alemania Federal. Nueve goles en 90 minutos. El encuentro sirvió para que Fontaine, que vio puerta en cuatro ocasiones, se convirtiese en el máximo goleador de la historia de una sola edicion de la Copa del Mundo, llegando a los trece tantos.

Esa histórica goleada dio paso a cinco Mundiales donde apenas se marcaron tantos en la final de consolación. Tres 1-0 y un 2-1 parecían comenzar una época donde este tipo de partidos se iban a jugar con mucho más miedo a no perder. Sin embargo,el de 1978, fue el partido que inició la racha de, al menos, tres tantos por encuentro y, en el 82, finalmente el 'rock and roll' y las goleadas volvieron a aparecer. Polonia vencía a Francia por 3-2 y daba comienzo a una época moderna donde los partidos por el tercer y cuarto puesto se volvieron muy disputados, y en los cuales la media de goles por encuentro pasó de 3,3 a 4,2.

El 82 fue el inicio de grandes goleadas, como el 4-2 de Francia a Bélgica en el 86 o el 4-0 de Suecia a Bulgaria en el 94; de partidos muy disputados a base de goles, como el 2-3 de Turquía a Corea en 2002 y de Alemania a Uruguay en 2010; e incluso descalabros de anfitrionas, como el de Brasil en 2014 cuando cayó por 0-3 ante Holanda. Veremos si el Bélgica - Inglaterra está a la altura de los precedentes.

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