Soplo de aire fresco para el Covirán antes del parón
La experiencia de Rousselle, Bamforth y Wiley en los minutos decisivos resulta clave para 'tumbar' al Leyma Coruña en el Palacio
Granada
Domingo, 17 de noviembre 2024, 12:23
Pese a jugar al filo del alambre durante muchos minutos, el Covirán Granada se irá al parón del próximo fin de semana en la Liga ... Endesa –por la disputa de las 'Ventanas FIBA', con doble compromiso de España ante Eslovaquia, crucial en el camino hacia el Eurobasket del próximo verano– en una situación mucho menos acuciante de la que habría generado una derrota frente al Leyma Coruña que, durante algunos momentos del partido, pareció muy cercana. No fue de extrañar el cariñosísimo abrazo tras el bocinazo final de Jonathan Rousselle con David Iriarte, observador de lujo en primera fila de la segunda victoria de sus excompañeros en el día en el que su camiseta quedó colgada para la eternidad en el Palacio de los Deportes. Tampoco las desatadas carreras por el parqué de Jacob Wiley, héroe final ante los herculinos con dos canastas en su especialidad, el bloqueo y continuación.
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La sensación de cierta liberación en el seno del Covirán era evidente, pues quien más quien menos, era consciente de que una derrota, pese a ser aún la jornada ocho, menos de una cuarta parte del campeonato, hubiera puesto muy cuesta arriba el objetivo de la permanencia, e incluso obligado al club a salir al mercado de forma inminente, quizá un tanto a la desesperada. Ahora, de golpe, el equipo rojinegro está incluso fuera de los puestos de descenso, aunque, eso sí, iguala con los dos ocupantes de los mismos y es el 'basket average' general el que le permite huir provisionalmente de la quema. Aquella victoria por treinta puntos en Girona sigue pesando a favor de los de Pin y podría hacerlo incluso a lo largo de todo el ejercicio.
Le ha costado más de un mes al Covirán volver a cantar victoria, pues el asalto de Fontajau se produjo el 12 de octubre. A los rojinegros les urgía cercenar la racha de cuatro derrotas y, muy especialmente, quitarse de encima la horrible sensación que dejó el último encuentro en casa ante el Surne Bilbao. La realidad es que, haber llegado al parón con otra derrota, esta frente a un rival directísimo, y sumando solo una victoria en ocho partidos, habría dibujado un escenario complejísimo. Ahora, con la inyección de ánimo y el necesario bajonazo en el nivel de ansiedad en el vestuario y el entorno, las huestes de Pablo Pin ven con más optimismo un futuro que les traerá un bloque de cuatro partidos –salidas a Lugo y Lleida y visitas al Palacio de los irregulares Joventut y Baskonia– en los que deberán aspirar a sumar victorias, antes de una dura transición de 2024 a 2025 con varios partidos ante rivales de postín.
El plantel volvió a mostrar que, quizá no de calidad y tamaño, pero que de compromiso anda sobrado. La victoria –y la permanencia, por qué negarlo– se le puso en chino con el 50-59 gallego en la recta final del tercer cuarto. Peor aún con el 62-69 a siete minutos del cierre. El buen hacer de Amine Noua no era suficiente ante el acierto perimetral coruñés, así que tocó tirar de emociones. Y emergieron las personalidades más potentes del grupo: Rousselle, sobreexpuesto ante la lesión de Sergi García e irregular durante el duelo, pero decisivo al final. Bamforth, reivindicativo con sus puntos y su juego de bloqueo directo, y Jacob Wiley, ejecutor final con los cuatro últimos puntos, asistido precisamente por los dos anteriormente citados. Y es que cuando llega la hora de la verdad, no siempre lo que más pesa es el potencial técnico, sino que la experiencia vale un potosí, y de ello sí que el Covirán va bien servido en esta campaña, mucho más que en las dos precedentes. Es el valor añadido de una plantilla a la que quizá no le sobren virtudes pero que, en situaciones tensas, sabe responder. Fue así como el equipo rojinegro enderezó la tarde para acabar sumando una victoria trascendental para no caer en el desasosiego.
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