Una nueva pintura en el Covirán Granada para reconducir la situación
Las llegadas de Ousmane Ndiaye y Giorgi Bezhanishvili, unidas a la marcha de Edgar Vicedo, reformulan el juego interior ante la recta final liguera
El Covirán Granada afrontará el último tercio liguero con una plantilla retocada en la que, por el momento, es el juego interior el que ha ... sufrido la principal transformación. La salida del equipo de Edgar Vicedo por su lesión en el pie y las incorporaciones del senegalés Ousmane Ndiaye y el georgiano-austriaco Giorgi Bezhanishvili reestructuran una pintura en la que Jacob Wiley, de baja los tres últimos partidos por una fascitis plantar, Rubén Guerrero e Iván Aurrecoechea son los otros integrantes.
Con los dos recientes fichajes, el equipo granadino mejora en talla, la que había sido una de sus principales taras durante el curso. Los 210 centímetros del africano, autor de cuatro tapones ante el Unicaja,― y los entre 206 y 208, según las fuentes, del europeo, dotarán a los rojinegros de una presencia en la pintura de la que han carecido desde que comenzó el curso, buscando otros recursos como el tan cacareado 'small ball' para sobrevivir en la competición.
Los dos nuevos integrantes del equipo pueden ocupar las dos posiciones interiores, pero, pese a su mayor estatura, Ndiaye, principalmente por su buena mano desde el perímetro, jugará más como '4', mientras que Bezhanishvili, más ducho en la brega en la pintura, será '5' durante la mayor parte del tiempo que pase sobre la cancha. Será fundamental ver la adaptación, especialmente del georgiano, a compartir tiempo de juego con Wiley, Guerrero y Aurrecoechea, todos ellos claramente '5' por estilo de juego y falta de amenaza exterior, pese a sus diferentes características físicas. Por ello, no es descartable que, puntualmente, se pueda ver en la cancha a solo uno de los cinco interiores, haciendo un alero como Pere Tomàs o Elias Valtonen las labores de 'falso' ala-pívot, aumentando así los espacios en la pista y el peligro de los de Pablo Pin desde el perímetro.
En lo concerniente estrictamente a las dos incorporaciones, cabe reseñar que se trata de jugadores con escaso bagaje en una liga, como es la ACB, que siempre requiere de un periodo de adaptación. En ese sentido, Ndiaye lleva ya más camino hecho, pues, además de haber jugado ya dos partidos con el Covirán, había disputado previamente otros veinte en la Liga Endesa (siete con el Baskonia y tres, durante su cesión el curso pasado, en el Zunder Palencia).
Prueba de fuego
Mientras, para Bezhanishvili será toda una prueba de fuego para comprobar si está preparado para competir al mejor nivel. Su experiencia como profesional se ciñe a dos etapas en la G League, competición de desarrollo de la NBA, dos cursos en Canadá, y un breve paso por las ligas de Taiwán y Francia. Es desde este último país desde el que aterriza en Granada, tras concluir un contrato temporal con el Gravelines-Dunkerque en el que ha firmado medias de 8'1 puntos y 3'9 rebotes en 19 partidos, con una efectividad del 57'3% en lanzamientos de dos, 25% en triples y 59'5% desde el tiro libre. No se puede esperar del georgiano que sea un jugador que revolucione el juego interior, al que sí le vendrá buen desde luego una aportación extra. Pero Bezhanishvili, sin demasiado tiempo, tendrá que empezar a aportar en clave rojinegra, pues los de Pablo Pin tienen por delante dos partidos capitales para su objetivo, recibiendo al Hiopos Lleida en el Palacio de los Deportes (domingo, 12.30 horas) y visitando, acto seguido, al Surne Bilbao en Miribilla.
Lo cierto es que, dada la actual situación clasificatoria, todo lo que no sea lograr al menos un triunfo en esas dos citas pondrá tremendamente cuesta arriba la permanencia granadina, aunque aún hubiera diez jornadas por delante para rubricarla.
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