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Evaristo fue el aficionado del Covirán Granada más feliz sobre el graderío del Carpena. A sus 10 años, había acudido a la capital malagueña desde ... Baza para ver a su equipo en todo un derbi, pero en realidad su misión era otra más específica. Acompañado por su familia, entre las manos guardaba una colorida pancarta. «Rousselle, ¿me das tu camiseta? Oh lá lá. ¡Vamos Graná!», rezaba la misma. El mensaje no pasó desapercibido para el francés.
Tras la conclusión del choque, el base rojinegro se aproximó hasta el fondo donde se encontraba el pequeño bastetano para cumplir su sueño. Rousselle le llevó su camiseta con la que había sudado la gota gorda, un valioso regalo del que Evaristo no se despegó hasta su llegada a casa. «Es mi jugador favorito del Covirán por su manera de jugar y por cómo se asocia con sus compañeros en la pista», detalló el chico a IDEAL.
El obsequio fue aún más especial ya que fue precedido del abrazo del galo para agradecerle su apoyo durante los 40 minutos. «Le he dado las gracias en cuanto ha venido. Llevo siguiendo al equipo dos años y tenía muchas ganas de conocerlo. Es de los mejores», relató contento.
A Evaristo poco o nada pareció importarle el tropiezo en Málaga. Igual que al resto de sus familiares y amigos, que no perdieron la sonrisa tras la bocina final. Todos deseaban poder regresar al Carpena el año que viene, permanencia mediante. En Baza no hay dudas.
«Nos vamos a salvar seguro. Además de Rousselle también tenemos a Noua, que me encanta. Espero poder venir otra vez a verlos jugar desde Baza», sentenció. Rousselle hizo sus deberes.
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