La delgada y exitosa línea del Covirán

Así lo refleja la estadística avanzada, clave hoy a la hora de interpretar el juego del baloncesto. Según los datos recabados por Román Salmerón, matemático y profesor de la UGR, el Covirán es, hasta la fecha, el tercer equipo de la competición que más ataques realiza con 77'2 de media, entendiendo los ataques como el número de veces que un equipo va hacia la cancha contraria durante un partido.

Un aspecto distinto es el de las posesiones, en el que a los ataques habría que añadir los rebotes ofensivos. En tal parámetro, el Covirán es el quinto hasta el momento, promediando 88'1.

Sin embargo, esa apuesta por el vértigo tiene, sin duda, sus riesgos. Y no hay mejor ejemplo para ello que señalar que los equipos que ocupan los tres últimos puestos en la clasificación a día de hoy –Baxi Manresa, Betis y Casademont Zaragoza– están entre los cuatro que juegan a más posesiones de toda la liga.

Eficaz

Para entender tal hecho hay que acudir al concepto de eficacia en el tiro, obtenido a través de una fórmula matemática que divide los puntos anotados entre los puntos que habría anotado un equipo si hubiese convertido todos sus tiros intentados.

Pues bien, asociando eficacia y número de posesiones se obtiene el dato que permite confirmar que la apuesta por la velocidad de Pablo Pin, por el momento, está saliendo francamente bien. No en vano, el Covirán es el cuarto equipo con mayor eficacia en el tiro (49'4%) sólo superado por Baskonia (52%), Real Madrid (50%) y Lenovo Tenerife (49.7%). Y de esos cuatro equipos que lideran este aspecto estadístico, el granadino es, con bastante diferencia, el que juega un mayor número de posesiones por partido.

Por tanto, y dicho en román paladino, resulta digno de reseñar que el Covirán sea, al mismo tiempo, uno de los que juega a un ritmo más alto de toda la Liga Endesa e igualmente sea de los más eficaces, toda vez, por regla general se observa una asociación negativa entre ambas dimensiones del juego. Como si la velocidad en el juego llevara a una peor toma de decisiones y a un peor acierto de cara a la canasta rival. Algo que, de momento, los de Pablo Pin no están pareciendo sufrir, lo que les permite hacer disfrutar a su afición con un juego vistoso y, por supuesto, conseguir victorias, que al final es el gran objetivo.

He ahí la delgada línea rojinegra, a modo de juego de palabras con la célebre película de 1998. Una divisoria muy fina en la que de momento el Covirán se mueve de lujo y que debe de intentar mantener. No todos logran que el vértigo no afecte a la eficacia.