La mirada profesional que guía al Covirán
Alex Renfroe - Jugador del Covirán Granada ·
«Vienen cuatro partidos cruciales, pero solo debemos pensar en el del domingo», asegura el veterano base estadounidenseJose Manuel Puertas
Granada
Jueves, 19 de enero 2023, 00:46
Es su séptima temporada en la Liga Endesa, ha participado en la Euroliga y jugado al baloncesto en diez países diferentes. Por eso, la mirada de Alex Renfroe va más allá de una racha de ocho derrotas o varias lesiones. Las ha visto de todos los colores y mantiene la templanza ante el mal momento del Covirán. Huye de emociones.
«Para ser sincero, lo veo como parte de la rutina. Esto es el deporte, hay malas rachas y situaciones desafortunadas que suceden. Pero hoy, y mañana, el baloncesto sigue. Tienes que ser lo más positivo posible», espeta a IDEAL sobre la situación vivida en su equipo. Una fase compleja en la que el veterano base de 36 años ha tratado de mantener la calma, Pese a todo. «Nunca en mi vida he pensando que fuera imposible ganar un partido, especialmente en la ACB. Luego, cuando la bola bota, ganarás o perderás, pero nunca se sabe antes de empezar», afirma.
Obviamente, el de Hermitage (Tennessee) no es ajeno a las dificultades vividas tras la caída de Luke Maye y Cristiano Felicio y la pérdida de la capacidad competitiva, pero cree que el rumbo ya ha variado. «El primer partido –Valencia– fue un 'schock', el segundo –en Tenerife– algo menos, y a partir del tercero –Baskonia– ya asumes que eso es lo que hay. Nos tocó ajustarnos, saber lo que teníamos que hacer. Pero estamos mejorando. Ahora competimos», valora.
Un crecimiento que debe ser sostenido a raíz de la llegada de Moore y Caicedo, más un Youssou Ndoye al que ya se espera hoy en Granada. «Cualquiera que pueda ayudarnos, darnos más opciones, es bienvenido. Los nuevos nos ha dado físico, energía… porque cuando pierdes gente, especialmente, en el '4' y el '5', se nota mucho», admite. Y eso que reconoce el «gran trabajo» de un 'Petit' Niang que está al mejor nivel de su carrera, y con el que le costó conectar en la primera parte ante el Real Madrid. Renfroe, sin pelos en la lengua, asume el 'mea culpa' por aquello. «Fue más error mío, no le di lo que necesitaba. Tenía que ajustarme a esa defensa que nos plantearon», rubrica.
Optimista
Como veterano curtido en cientos de batallas, a Renfroe le tocó mantener la compostura en el vestuario. «Sin ninguna preparación especial», asegura. Él, que ha sido temporero, sabe muy bien como funciona este mundillo. «Jugar con compañeros que a la semana siguiente ya no están es habitual», razona.
De hecho, cuestionado por si lo vivido puede haber pasado por ser uno de los momentos más complejos de su carrera, recuerda su temporada en el Barça, plagada de lesiones. «Aquello fue tan jodido porque había unas expectativas altísimas, cercanas a lo imposible». Su radiografía del momento actual del Covirán es mucho más optimista. «Esto no tiene nada que ver, nuestra meta sigue siendo la misma, han pasado cosas negativas pero por suerte el inicio de temporada fue muy bueno y ahora nos ayuda a tener paciencia y no entrar en pánico. Es la parte buena dentro de lo malo que ha pasado», matiza.
Superado el 'Tourmalet' navideño, llega la hora de la verdad. Como «una fase crucial» define los partidos ante Girona, Breogán, Fuenlabrada y Bilbao que se enlazan antes del parón por la Copa del Rey y las 'ventanas' FIBA. «Pueden servirnos de mucho si encontramos la forma de sacarlos», anhela. Y tiene clara la receta. «El foco ha de estar solo en el siguiente, en el domingo. Venimos de una racha mala y necesitamos un buen partido para volver a la senda correcta. Solo pensamos en el siguiente entrenamiento y en el domingo para recuperar el ritmo y las sensaciones. Son cuatro partidos fundamentales, pero hay que ir día a día. Si lo hacemos así, podremos irnos al parón con buenas sensaciones», puntualiza.
Renfroe asegura ser «feliz» en Granada, y pese al frío –«no me gusta, ¡lo odio!», bromea– actual que ha llevado al Covirán a entrenar por las tardes, aprecia el cambio. «Es mi primera vez en el sur, y nunca lo había pensado antes, pero es una gran diferencia. El clima es alucinante y me hace muy feliz. Nos hace las cosas más fáciles a mí y a mi familia», dice.
Veterano
De discurso locuaz, el base aún disfruta a los 36. «Tengo mis dolores por la mañana por varias lesiones en los pies que tuve en la universidad, pero me siento bastante bien», desvela. A su edad, la sacrificada vida profesional puede ser compleja, especialmente si el físico no ayuda. Pero él, de nuevo, mira más allá. «La felicidad depende de lo que hay fuera del baloncesto. Mi carrera ha afectado a la vida de mi familia: a sus trabajos, a sus amigos, a sus colegios. Esa parte es sufrida, mi mujer ha sacrificado muchas cosas. Pero al mismo tiempo, que estén aquí nos permite hacer cosas que quizá no haríamos en casa, con más ocupaciones. Para mí eso es fundamental, sin ellos aquí no sería el mismo. Yo puedo decir que disfruto, pero no sé si puedo decirlo por ellos». Palabra de profesional.
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