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Un ascenso, el tercero del club en seis años de historia, tuvo de premio un rapado.

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Un ascenso, el tercero del club en seis años de historia, tuvo de premio un rapado. FERMÍN RODRÍGUEZ
Baloncesto

El premio a un año en lo más alto

El Covirán ha sido líder más de la mitad de la temporada y en enero conquistó la Copa LEB | El masivo talento de un equipo configurado para ascender marcó diferencias en un curso en el que se mostró un tanto irregular

Juanjo Martín

PAMPLONA

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Domingo, 15 de abril 2018, 12:04

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El ascenso a la LEB Oro del Covirán no puede calificarse ni mucho menos como sorpresa, puesto que desde todos los ámbitos se reconocía a la escuadra nazarí como una de las grandes favoritas para saltar de categoría. Esa premisa fue suscrita tanto por el propio club -que tardó en afirmar abiertamente que su objetivo era subir y se aferró al lema de «seguir creciendo» tras caer eliminados en semifinales la pasada temporada- como por el resto de adversarios, que destacaron a la escuadra granadina y al Alicante como los principales aspirantes a estar en lo más alto.

Los fichajes de Eloy Almazán, Manu Rodríguez y Devin Wright -todos procedentes de la LEB Oro- no hicieron más que reforzar esa condición de enemigo a batir que ya tenían los rojinegros, en cuya plantilla permanecían jugadores que también procedían de un peldaño superior (De Cobos y Bortolussi) y que, además, había contratado a algunos de los hombres destacados de la anterior edición de la LEB Plata, como Alo Marín o Ferrán Torres.

Semejante cantidad de talento estaba llamada a marcar diferencias desde el salto inicial de la jornada uno, algo que llegó a realizarse de manera interrumpida. Los aplastantes triunfos sobre los equipos de la zona baja (+38 ante Martorell y +31 en Zamora) se vieron aderezados con tropiezos ante rivales que también marchaban en la parte alta. En la jornada tres, Alicante provocó el primer disgusto (62-55) antes de que se produjera la semana negra. Los de Pin perdieron en cuatro días frente a La Roda (76-72) y Murcia, quien les arrebató la condición de invicto del Palacio (73-76).

Sólo Alicante y Murcia pueden presumir de haberle ganado los dos partidos al campeón

Ese doble tropiezo relegó al Covirán fuera del podio liguero, del que sólo habían sido apeados tras perder con los levantinos, cuando cayeron a la quinta plaza. Esas dos semanas fueron las únicas en las que los nazaríes no estuvieron entre los mejores, dado que una racha de siete victorias consecutivas les devolvió rápidamente a lo más alto, posición que han ocupado más de la mitad de la campaña (17 de las 29 jornadas celebradas).

Esa serie positiva arrancó en Albacete, pista en la que dos años antes habían firmado el ascenso a Plata y en la que este año derrotaron al entonces líder. Los rojinegros estaban empezando a carburar a la altura de las expectativas, si bien carecían de regularidad. En un mismo partido eran capaces de activar el rodillo y aplastar a su contrincante, para unos minutos después desconectar mentalmente y permitir que el adversario se metiera de nuevo en el choque. Eso sí, la moneda siempre salía cara para los granadinos en los momentos decisivos y así se coronó la primera vuelta como líder, lo que le valió para repetir como anfitrión en la final de Copa.

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En ese duelo se esperaba al Alicante, pero los discípulos de David Varela no andaban mucho mejor en cuanto a constancia y cedieron en el sprint final ante La Roda. El cuadro manchego estuvo a punto de asaltar el Palacio en el pulso copero al sacar provecho de la persistente sequía exterior del Covirán, al que se le han apagado con demasiada frecuencia los plomos en el juego exterior. La fe de Wright y Marín posibilitaron la remontada, aunque necesitó de una prórroga para acabar con los albaceteños (71-63).

El título permitió cicatrizar la herida abierta a principios de 2018, cuando el colista Martorell ridiculizó a los granadinos (77-75) poco antes de que los alicantinos demostraran que le tienen tomada la medida a los de Pin (77-83). Los nazaríes descendieron hasta la tercera posición nada más arrancar la segunda manga y se vieron obligados a remar de nuevo contra la corriente. Con su victoria en Morón -primer equipo que ganó este año en esa cancha-, los rojinegros reconstruyeron su candidatura al liderato. Esa obra concluyó a finales de febrero con su contundente victoria sobre La Roda, que iba primero (78-62).

Todo parecía alineado para festejar el ascenso sin sobresaltos, pero el Murcia destrozó otra vez los cimientos levantados (78-66) y el Covirán pasó a depender de un revés del Alicante para volver a la primera plaza. Los levantinos les hicieron sufrir dos semanas, pero a la tercera cedieron en casa ante Navarra para catapultar a los granadinos al liderato. Un mes después, los pamploneses precisamente han sido los testigos directos del júbilo de una escuadra nazarí que ya está en Oro.

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