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Sergio Sánchez 'Pinzas' sostiene un balón. J. M. P.
«En Granada pasé el peor y el mejor año de mi carrera»
Baloncesto

«En Granada pasé el peor y el mejor año de mi carrera»

Sergio Sánchez 'Pinzas' recuerda los buenos momentos que vivió con su llegada al CB Granada en 2008 y la decadencia que vino después

JOSÉ MANUEL PUERTAS

GRANADA

Martes, 25 de septiembre 2018, 00:59

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Cuando Sergio Sánchez llegó al CB Granada en 2008 para ser el preparador físico del equipo de Trifón Poch, seguramente no imaginaba cuan hondo le iba a calar la ciudad. Se involucró a fondo en un proyecto donde disfrutó de los últimos años de bonanza antes de la odisea que supuso su liquidación, sin saltar del barco hasta el hundimiento. Y en un fantástico giro de guión, recuperó la sonrisa por el baloncesto de la que considera «la ciudad en la que quiero vivir», al convertirse en partícipe del primer ascenso del Fundación CB Granada, tras una llamada que le sorprendió en Cuenca. IDEAL le entrevistó en el Zadar Basketball Tournament, donde el conocido como 'Pinzas' ha estado como miembro del cuerpo técnico del Liaoning Flying Leopards, campeón chino.

De su llegada a la ciudad, procedente del Fuenlabrada, Sánchez recuerda que «los dos primeros años son maravillosos. La química con los jugadores y especialmente con el cuerpo técnico me hizo sentir en casa, en una ciudad espectacular». Allí estaba Curtis Borchardt, seguramente el jugador más dominante de la historia del baloncesto granadino, pero con articulaciones mermadas. Afirma 'Pinzas' que «entrenaba mucho, era un auténtico currante y había que tener cuidado de no sobrecargarle. Yo lo mimaba en mi parcela, pero lo que realmente necesitaba era mucha fisioterapia».

Pero los días de vino y rosas acabaron en 2010, en plena recesión, y con Julián Aranda al frente de las operaciones del 'Cebé' y señalado como uno de los principales culpables de una deriva que acabaría en dos años con la desaparición. Sobre el directivo, actual ojeador europeo de San Antonio Spurs, recuerda Sánchez que «el deterioro de su imagen es consecuencia de muchas cosas, como el declive económico y la situación deportiva.

Obviamente fue quien más se expuso a esa degradación». A Aranda llegó incluso a acusársele con una carta anónima, desde dentro del club a la prensa, de manejar a su antojo el dinero de una entidad al borde de la quiebra, así como de hacer a los jugadores pagarse cafés o bocadillos en los desplazamientos. Sobre ello, Sánchez apunta que «no vi nada de eso. Cuando yo llego a Granada ya está él, y sus normas no son nuevas para mí, porque las conocía de Fuenlabrada. Pero desde luego sí fue un choque con cómo se hacían las cosas antes en Granada».

Recuerda el madrileño cómo cuando en noviembre de 2010 «se vende a Joe Ingles y antes se había lesionado Ludovic Vaty y para sustituirlos se ficharon jugadores de un perfil muy bajo, supimos que íbamos a sufrir mucho, que la cosa iba a ser muy distinta a los años previos». Poco después, en diciembre, comenzaron los impagos, así como una riada de excusas «poco creíbles que al principio aceptamos, pero pronto nos encontramos con un concurso de acreedores», evoca.

Aún se alargaría la estancia granadina del madrileño en una LEB repleta de agonía. Afirma que «a toro pasado hubiera sido mejor romper el contrato, pero me quedé por mi amor a la ciudad y porque aún pensábamos que había cierta viabilidad, que desde la LEB podríamos estabilizar el club». Sería un curso para el olvido, con el equipo descendiendo y la visualización pública de una gestión nefasta «por la situación personal que vivíamos, y la de una ciudad y afición que veían como su equipo se iba al garete». Al menos, los fondos de garantía del estado y la Federación Española de Baloncesto permitirían que 'Pinzas' recuperara los 20.000 euros que el club le dejaría a deber.

Llamada de la Fundación

Con todo, cuando a mediados 2012 el CB Granada echó la persiana, 'Pinzas' había decidido echar raíces a los pies de la Alhambra, iniciando «un proyecto de entrenamiento personal a distancia». Fue entonces cuando, en plenas vacaciones, le sorprende la llamada de Óscar Fernández «preguntándome si quería jugar en el Fundación. Tuve claro que tenía que estar ahí».

Arrancaba así un año inolvidable, con el Pabellón Veleta repleto viendo jugar a un equipo de Primera Nacional que terminaría ascendiendo en Baza. «Yo solo quería matar el gusanillo, no era consciente de lo que eso iba a suponer. Fue la temporada como jugador más bonita de mi vida. Nunca he disfrutado tanto», remarca. Un momento que paliaba el sufrimiento previo y que permite al madrileño afirmar que «el peor y el mejor año de mi vida han sido en Granada».

Ahora, y tras pasar también por Irán, Sánchez afronta su sexto año en China, donde señala que en su trabajo «la principal diferencia es la autonomía. En España tenía total libertad para pensar cómo ayudar al equipo, mientras que en China tengo que seguir unas directrices ya marcadas por el club». Finalmente, aclara que desde Asia sigue al Covirán «como puedo. Si el Canal FEB se corta en España, imagínate en China», bromea.

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