Enamoramiento recíproco

Granada y la 'Roja' han tardado tiempo en verse las caras y no por ello han descuidado el contacto, ni dejan de quererse mutuamente. Y es que el combinado español se enamoró de forma muy fuerte de la ciudad de la Alhambra, y los granadinos también de su juego, de ese baloncesto tan maravilloso y espectacular que tantos títulos ha dado.

Tras unos primeros escarceos en los años ochenta y noventa, no olvidemos que la selección acudió al pabellón José Antonio Murado cuando muchos seguidores de hoy eran niños de teta o ni habían nacido, la época de Antúñez y justo después del primer 'boom' de la mano de Antonio Díaz Miguel, la irrupción en la cancha del Zaidín se produjo en el nuevo siglo. El gran flechazo entre la familia de la FEB, que ahora envía a su padrino Jorge Garbajosa a Europa, y la familia nazarí se produjo en 2012 con motivo del Mundobasket.

La vuelta llegó con el último escalón para la preparación de una nueva cita mundialista en Asia, y toquen madera, porque el primer campanazo gordo lo dieron los júniors de oro madurados por Pepu Hernández en Japón. A partir de ahí, la generación de estrellas se hizo mayor, y así lo demostró el grupo liderado por los hermanos Gasol, Pau y Marc, la 'bomba' Navarro, Ricky Rubio, Rudy Fernández... hasta vino Ibaka, la única vez que la NBA se lo permitió o su salud...

El poder de Granada... titularon entonces los medios, eclipsados por el ambiente que siempre proyecta el Palacio, así como por la condición talismán granadina. Y eso que la venta de entradas y abonos fue floja al principio. Pero ni las vacaciones, ni el calor que invita a largarse a la playa, tan cercana en esta ciudad única en el mundo como la nieve, ni los precios... pudieron evitar el colorido y excelente ambiente de las gradas para animar al selecto grupo de Sergio Scariolo. Aquel año, en 2014, brillante torneo en nuestro país, en ese inolvidable Mundial, sólo hubo un grupo de la muerte, fue el de Granada, con España, Brasil, Francia y Serbia clasificadas por ese orden, más Irán, que puso en vilo al combinado galo con el apoyo del público, y el colista Egipto. Las cinco selecciones de Granada alcanzaron los cuartos de final. Y España fue la mejor.

Lástima que en el fatídico cruce, se desinflara y cayera ante Francia. ¿El error fue llevar a la 'Roja' a Madrid y separarla de su enamorada Granada? Bueno, y también que a José Antonio Orenga le vino grande el banquillo y no hubo plan B para cuando un rival físico como el galo se cerraba, sin correr al amparo del rebote de las torres gemelas españolas, del binomio 'Paumarc' como bauticé entonces a esos genios catalanes, España se atascó y el sueño se volvió pesadilla.

Eso sí, hubo revancha en el siguiente Eurobasket, y Pau se la devolvió y con creces en la final a los franceses, con un partidazo en plan Nadal, olalá, con la 'gabachería' rendida al toro. Granada siempre servirá para afilar los cuernos de su amado, aunque 'se la pegue' con otra ciudad.