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Guille Rubio, máximo anotador ante Lleida, realiza una bandeja. FERMÍN RODRÍGUEZ
LEB Oro

'Delicatessen' con cloroformo de postre

Espectacular primer cuarto del Covirán, que se encarga luego de 'dormir' el partido para tumbar con toda justicia al líder Lleida de la mano de un sublime Guille Rubio

JUANJO MARTÍN

GRANADA.

Domingo, 18 de noviembre 2018, 01:44

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El Força Lleida aterrizó en el Palacio de los Deportes con la vitola de líder y se marchó del pabellón del Zaidín sin ella. El Covirán fue el orgulloso autor de ese 'delito' después de apuntarse su quinta victoria de la temporada (79-63) y recobrar así la fortaleza como local que el Oviedo cuestionó hace dos semanas. El conjunto de Pablo Pin sumó una nueva alegría que no sólo le instala en los puestos de 'play offs', sino que manda un mensaje al resto de la LEB Oro de que está dispuestos a dar guerra pese a ser un recién ascendido a la categoría. Para ello la clave está en mantener constancia en su concentración y evitar las desconexiones que, en algunos casos durante este curso, han llegado a durar un cuarto entero.

Coviran Granada

Alejandro Bortolussi 3, Manu Rodríguez 7, Joan Pardina 5, Carlos de Cobos 7 y Sergio Olmos 13 – quinteto titular – Eloy Almazán 5, Carlos Corts 0, Josep Pérez 12, Devin Wright 0, Alo Marín 2, Guille Rubio 21 y David Iriarte 4.

79

-

63

Força Lleida

Robert Turner 14, Filip Djuran 0, Massine Fall 11, Sergi Quintela 6 y Obiri Kyei 11 – quinteto titular – Adrián Chapela 5, Miquel Feliu 5, Papa Mbaye 4, Frederic Stutz 6 y Nil Brià 0.

  • Árbitros: Francisco Bravo, Pol Franquesa y Eduardo Escartí. Eliminaron por la comisión de cinco faltas personales a Joan Pardina

  • Parciales: 28-9, 21-21, 12-14 y 18-19.

  • Incidencias: Encuentro correspondiente a la octava jornada de competición en LEB Oro disputado en el Palacio de Deportes ante 4.683. Antes del inicio el Ayuntamiento de Granada nombró a la Fundación CB Granada embajadora de Granada Ciudad Europea del Deporte en 2019. Además, en el descanso la selección granadina infantil femenina recibió un homenaje por su bronce en el Campeonato de Andalucía.

Precisamente diez minutos fueron los que necesitaron los nazaríes para doblegar al Lleida. Un único período bastó ante el altísimo nivel destilado por los locales. Poesía pura en clave de baloncesto. Una maravilla para la vista de los 4.683 espectadores -cifra oficial- que se acercaron por la instalación municipal, atraídos sin duda por la visita del primer clasificado y el retorno al horario habitual del sábado por la tarde, y que se podrían haber marchado plenamente saciados al cabo de esos seiscientos segundos. Pin no dudó a la hora de catalogar ese acto como el mejor de la temporada y el referente que deben colocarse sus jugadores de cara a sus próximos compromisos de este año.

La 'delicatessen' tardó un poco en servirse sobre el parquet del Palacio de los Deportes, por lo que el visitante Kyei aprovechó su superioridad ante Bortolussi para conceder al Lleida las primeras rentas. El rosarino se lastimó en una contra a los tres minutos y dejó su sitio a Guille Rubio, quien espoleó a sus compañeros hasta cotas nunca antes alcanzadas. Los rojinegros apretaron en defensa como suelen hacer, si bien introdujeron la novedad de emplear posesiones muy cortas con las que revolucionaron el encuentro.

El Palacio revive sus tardes de gloria en un primer acto digno de guardar en la memoria

La escuadra local se aficionó a lanzar en transición, antes de que todos los jugadores de ambos equipos llegaran a sus respectivas posiciones. Los tiros se sucedían en los dos aros, aunque pronto empezaron a fallar los visitantes en ese intercambio. El Covirán mostró su lado letal en pista trasera, donde no hizo prisioneros y forzó un sinfín de errores en lanzamientos cercanos del rival. Otras tardes fueron los locales los protagonistas de esos fallos; ayer le tocó el turno al líder. Los tiros malogrados desde la pintura fueron restando confianza en el bando catalán, mientras que el granadino se instaló en el nirvana con cinco puntos seguidos de Almazán.

El tiempo muerto de Serna nada remedió, dado que el parcial a favor de los nazaríes siguió creciendo hasta que el electrónico reflejó un increíble 28-9. Iriarte incrementó un poco más la herida nada más iniciarse el segundo cuarto, cerrando así un 16-0 fabricado desde la entrada de Rubio, que cual rey Midas convirtió en oro todos los balones que tocó. El catalán se encargó de destrozar la defensa zonal del contrincante ubicándose en el poste medio y distribuyendo la bola para que sus compañeros anotasen. Ya avisó el técnico del Lleida del 'clínic' que suele firmar el pívot en cada partido, pero con el de ayer salió a hombros. Su 41 de valoración no le valdrán para llevarse el MVP -el escolta Vasturia del Palencia finalizó con 42-, pero sí la admiración de una grada que ya tiene en el veterano a un nuevo ídolo.

Los nazaríes se atascan al final y Lleida recorta a doce la desventaja, pero Rubio sentencia

Cuando Rubio enfiló el banco para tomar aire, Pin introdujo a Olmos y Bortolussi, una dupla interior menos móvil con la que el entrenador dio a entender que la fiesta se había acabado. Jugar a doscientas revoluciones es muy divertido por un rato (40-18), aunque tocaba dormir el partido y asegurarse de que el Lleida no iba a provocar ningún disgusto de última hora. Esa misión la cumplió sin demasiados problemas el Covirán, que sacó el cloroformo para disminuir el ritmo y sestear durante el resto del choque.

La efectividad en los lanzamientos se redujo por parte de los dos equipos, lo que se tradujo en que la diferencia rondara en todo momento la veintena. Los triples nazaríes pasaron de agitar la red a hacer la corbata en el aro y los colegiados la tomaron con Olmos, quien tuvo que lidiar los pivots del oponente y con un trío arbitral que no le miró con buenos ojos. No obstante, nada de eso importó ante un Lleida que perdió a Turner, su máximo artillero, por personales y que además se tiró piedras contra su tejado, como en la técnica a Kyei por su feo gesto al público tras hacer un mate con el juego detenido. Al término del tercer cuarto todo seguía igual (61-44) y el único suspense llegó al principio del último período.

La entidad rojinegra se pasó con la anestesia. Empezó a 'comerse' una posesión tras otra en la que o se quedaba sin lanzar o practicaba un tiro muy forzado. Los catalanes se colocaron a doce (61-49) y pudo ser peor de haber atinado Djuran con alguno de sus triples liberados. Sin ese empuje extra desde el perímetro los visitantes plegaron sus velas ante un Covirán que recurrió una vez más a Rubio para asegurar el triunfo. Incluso peleó hasta el final por el 'average', trazando una jugada final que cifró la ventaja en dieciséis puntos. Un broche adecuado para una tarde que empezó con diez minutos simplemente mágicos.

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