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Devin Wright, que sumó 21 puntos y fue el jugador más valioso de la final, evita que el balón se pierda por la línea de fondo.

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Devin Wright, que sumó 21 puntos y fue el jugador más valioso de la final, evita que el balón se pierda por la línea de fondo. RAMÓN L. PÉREZ
Baloncesto LEB Plata

Un Covirán con alas

El equipo granadino revalida su título de la Copa LEB Plata con una remontada en la prórroga ante La Roda | El Covirán repite título tras batir en el tiempo extra al líder La Roda a pesar de su horrible mañana en el tiro exterior

Juanjo Martín

Granada

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Lunes, 29 de enero 2018, 01:59

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El Covirán conquistó ayer su segunda Copa LEB Plata consecutiva después de doblegar al correoso GlobalCaja La Roda en el Palacio de los Deportes (71-63). Los dos mejores conjuntos de la primera vuelta brindaron un partido de escaso brillo, en el que el único espectáculo presenciado sobre el parqué vino de la mano de la emoción. Las alternancias en el marcador y las exiguas rentas para uno y otro contendiente depararon un encuentro reñido y vibrante que los locales decidieron en la prórroga. Eso fue posible gracias a su perseverancia y poder de convicción, que les hizo seguir mirando al aro desde lejos a pesar de su fatídica mañana en los lanzamientos.

La escuadra rojinegra atraviesa actualmente un severo bache en los tiros lejanos y la final copera no sirvió como respiro en ese sentido. Ni siquiera el hecho de que 'Carlinhos' acertara con el primer disparo desde más allá del perímetro inspiró a los locales, puesto que posteriormente se estrellaron con el 0/16 rubricado hasta el descanso. Esa inoperancia fue reduciendo progresivamente los espacios en la pintura, al entregar descaradamente los manchegos más de un metro a cada nazarí que recibía en los alrededores de la línea de 6'75 metros.

Antes de que La Roda se cerrara por completo sobre su canasta, Devin Wright aprovechó para sacar ventaja de su emparejamiento con Javi Hernández. El granadino regresó por primera vez al Palacio y se encargó de 'bailar' con el gallego, un pulso en el que el anfitrión tenía todas las papeletas para imponerse, por mucho que llegaran las ayudas del equipo de Alejandro González. Una vez los manchegos se hicieron una bola impenetrable cual armadillo, De Cobos fue el encargado de suministrar oxígeno a un ataque nazarí cada vez más atorado. Las rotaciones empeoraron un poco más ese panorama plagado de claroscuros en el que ni Nguirane ni Bortolussi fueron capaces de generar superioridades en el poste bajo.

La escasez de ideas no fue coto exclusivo del Covirán, dado que La Roda distó de ser un conjunto resolutivo en esta final de Copa. Sólo el puntual acierto en lanzamientos desde la media distancia impidió que el cuadro anfitrión se marchara en el luminoso (15-14) y no fue hasta el segundo período cuando logró ponerse por delante. Para ello fue clave la irrupción de Placide Nakidjim, un 'cinco' con alergia al aro en ataque pero colosal en la intimidación defensiva. La estadística le recogió cinco tapones oficiales, a los que hay que sumar la infinidad de tiros que obligó a rectificar. El jugador chadiano se convirtió así en un 'coco' que asustó a cada rival que se adentraba en sus dominios, lo que condicionó aún más si cabe el rendimiento en ataque por parte del bando nazarí.

Nakidjim anotó nueve puntos en el segundo tanteo, en el que los rojinegros sufrieron uno de los peores colapsos que se le recuerdan en esta temporada. Más de siete minutos transcurrieron desde la última canasta local en el primer cuarto hasta la siguiente ocasión en la que movió su casillero. Eloy Almazán puso fin a esa sequía ofensiva a 4.30 del descanso y la fortuna para el Covirán fue que los manchegos no aprovecharon ese tremendo bache para asestar una herida letal. La distancia entre los dos equipos apenas alcanzó los seis puntos (15-21) por mucho que Pin no fuese capaz de configurar un quinteto que carburase en pista delantera.

El técnico lo intentó todo, incluido un triple cambio, antes de estallar contra los colegiados por entender que De Cobos recibió personal en una de sus subidas de balón. Esa reclamación le valió una técnica que se saldó sin mayores consecuencias, pues los árbitros indicaron personal en ataque de La Roda en la siguiente posesión y Almazán finiquitó ese lapso de desacierto y descontrol de los granadinos. Wright retornó a la pista para estrechar el marcador al filo del intermedio, si bien el triple de González en la última acción del cuarto supuso la máxima diferencia para los visitantes (23-30).

La estadística se encargó de reflejar con su fría objetividad lo mal que funcionó el Covirán en los primeros veinte minutos. A excepción del pívot gallego, los rojinegros estuvieron sumamente apagados, hasta el punto de que la valoración global de los locales fue de 20 puntos. El dato de por sí duele, pero más aún cuando se comprueba que Devin Wright acabó con 21. Es decir, el resto de sus compañeros se aliaron para hacer -1. Ahí es nada. Un rápido vistazo al porcentaje de triples aumentó el bochorno, aunque compartido. El 1/17 del Covirán apenas fue mejorado por La Roda (1/12), por lo que los dos finalistas se quedaron por debajo del 10% de eficacia en los tiros de tres. Otra muestra más de los pocos quilates exhibidos en la primera parte.

Vídeo. RAMÓN L. PÉREZ

Tímida reacción

Las palabras de Pablo Pin en vestuarios introdujeron algo de cordura en el desempeño de sus jugadores, al menos en pista trasera. La premisa era apretar atrás con tal de evitar que el agujero en el marcador creciera demasiado y los nazaríes enhebraron varias posesiones en las que neutralizaron a su oponente. Sin embargo, esa bonanza se interrumpió siempre en la línea divisoria de ambos campos, dado que en ataque los plomos siguieron fundidos durante muchos minutos. Ni siquiera con los tiros libres hubo una chispa que prendiera la pólvora de los locales, dejándose Alo Marín dos de los tres que dispuso en una jugada en la que el Covirán pudo haberse puesto a tiro (28-32) tras un triple previo de 'Carlinhos'.

Con Bortolussi cargado de personales e Iriarte un tanto fuera del encuentro, el técnico nazarí devolvió a la cancha a Wright para cambiar una tendencia que estaba tornándose más peligrosa por momentos. Los destellos de Noguerol ampliaron la brecha en el luminoso (29-37) hasta que el lucense encadenó dos aciertos en ataque, mientras que Rodríguez clavó al fin un triple que resucitó a los anfitriones antes del último cuarto de una final con marcador de 'minibasket' (37-40).

El escolta granadino golpeó de nuevo desde el perímetro para despertar del todo a una afición que empezó a creer en una remontada materializada con dos tiros libres de 'Carlinhos' (44-43). La fugaz conexión entre Nguirane y Marín provocó una grieta en el entramado defensivo de los manchegos que entre Hailey y Noguerol se encargaron de sellar (48-52). La iniciativa siguió estando en manos visitantes a pesar del martilleo de Wright y del empeño de Alo, al que Pin le dio por fin carta blanca.

El alero ha estado buena parte de la campaña encorsetado en su rol de suplente, lo que fulminó la frescura y el carácter decisivo mostrado estos últimos años en Morón. El gaditano estaba limitado a esporádicas penetraciones y tenía casi olvidado el tiro exterior, pero ayer fue liberado el genio de la lámpara. Marín cortó las correas que le ataban y lanzó sin parar pese a no estar fino, dado que era el tuerto en la ceguera total de los rojinegros. Así levantó a los seguidores de sus asientos cuando encestó un triple que bajó con nieve por el tremendo arco que le imprimió para sortear la mano del defensor (57-57). Los nervios se adueñaron de La Roda y Noguerol perdió la bola, regalando así una última posesión que habría impedido la prórroga. Valía cualquier canasta pero De Cobos no metió su triple, lo que condujo a un tiempo extra en el que Bortolussi fue eliminado nada más empezar.

Los manchegos recobraron la compostura y se apoyaron en Rey para prolongar un mandato que Marín se encargó de pulverizar. No había quien detuviera al de San Fernando, que se levantó henchido de confianza para propinar la sentencia con un tiro desde seis metros nada más llegar a pista delantera. La perseverante labor de 'hormiga' de Wright -21 puntos, 12 rebotes y 11/11 en los libres- mantuvo con vida al Covirán hasta que el talento de Alo tiñó la Copa de rojinegro. Todo un subidón de moral para afrontar el auténtico reto de este curso, el ascenso a la LEB Oro.

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