El anfitrión Jairis logra el ascenso en una fase que destapó las carencias del Raca

En lo que se refiere a la participación del Manuela Raca –que buscaba también ser el primer granadino en alcanzar la elite–, la fase final por el ascenso sacó a relucir las carencias de la plantilla, algo que habían conseguido ocultar con presteza jugadoras y cuerpo técnico en la brillante recta final de la temporada regular pero que, en el momento decisivo, Zamora supo castigar en la semifinal.

Las colegiales fueron inferior en el rebote ante el Recoletas (44-26, con 14 rechaces ofensivos castellanos) y, ante la efectiva defensa zonal rival, no tuvo capacidad para encontrar caminos despejados hacia el aro, lo que le obligó a abusar del lanzamiento exterior (35 intentos triples), haciéndolo además con un acierto muy alejado del que le llevó en ocasiones precedentes al éxito, firmando un pobre 14% de efectividad al anotar solo cinco tiros desde más allá del 6'75.

Así pues, el Raca ha logrado hollar una cima nunca antes tocada por el baloncesto femenino en Granada, pero lo sucedido en Alcantarilla debería servir de aprendizaje a futuro. La temporada del equipo colegial no merecía irse de tierras murcianas sin apenas poder competir. El equipo merecía al menos un refuerzo interior que nunca llegó y, sin él, su techo era mucho más bajo, algo que la 'Final Four' puso negro sobre blanco. No debería volver a suceder si el baloncesto granadino se plantea realmente alcanzar la elite nacional a medio o largo plazo.