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José Antonio García, acompañado por los miembros de su banda, en la sala El Tren. JUAN JESÚS GARCÍA
Viento de popa

Viento de popa

José Antonio García presenta en la Tren su último trabajo discográfico | 'Lluvia de piedras' permitió ver al cantante en plenitud cuando se multiplican los rumores de ensayos de 091, de una próxima resurrección

JUAN JESÚS GARCÍA

GRANADA

Jueves, 1 de enero 1970

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Entre rumores de ensayos de 091, de una próxima resurrección, de un disco con canciones nuevas, de... (¡otra hipótesis oída sería que 'el Pitos' grabara canciones de Lapido en solitario! en fin...), entre tanto blablablá José Antonio García apretaba el botón de arranque de su carrera solista, y por primera vez a su nombre.

La sala El Tren, donde su socio José Ignacio Lapido estuvo hace medio año fue también el espacio escogido por García para el estreno en directo, y el comienzo de la programación en vivo de 'Lluvia de piedras', el disco que ha firmado a medias con sus confidentes garabatos, que obviamente le armaron la parte sonora del concierto. Entre una sala casi llena, la militancia se hacía palpable en los pechos con las marcas 091, del Hombre Garabato, de Guerrero-García y hasta había camisetas de TNT... toda la carrera de nuestro hombre en versión textil.

Detalles escénicos como abrir con la sintonía de 'Érase una vez en América' (también de Morricone), o que el guitarrista usase una SG color Rioja y un ampli vox parecían unos añadidos guiños a su enterrada banda, de la que inevitablemente nunca se podrá disociar. Algún material, y más de varias frases remiten al imaginario de Lapido, pero la osmosis de ideas y lenguaje al cabo de tantos años obviamente es completamente natural. Y por todas partes, que cuando anunció «una lluvia de piedras con forma de... «, hubo quien añadió acto seguido «pistolas», antes de que terminara el propio solista aludiendo a sus «canciones».

Sin embargo aunque algunas de las que han preparado Nicolás Hernández y Óscar Gallardo recuerden a las reconocibles estructuras de la banda madre, García y los suyos en directo (y más en disco) evitan la aspereza rock y la austeridad sonora de sus mayores.

Aportes

El aporte en casi todos los temas de un sabrosísimo órgano, un trabajo vocal más extenso con continuos floreos corales, una alegría melódica más pop en algunas piezas y el arrebato primario punk de los tiempos de TNT marcan suficientes distancias como para definir una carrera 'personal' recién empezada.

Oír unas 'Cartas en la maga' a cinco voces, casi más hecha por un grupo del Mersey que del Genil, es un buen ejemplo de lo escuchado, con tantas ganas como nerviosismo en la Tren. Como también lo son otras piezas emblemáticas de esta nueva vida: 'Tiempo perdido', 'Fuego', 'Todo puede ser peor'... y de las anteriores: 'Gilmour77', 'Situación límite', 'Carne Cruda'...

En los foros cerófilos ya estaban comentado sus palabras tras cantar una canción de 091: «hay que conocer el pasado para no repetirlo», ¡que en realidad se refería ala siguiente canción: 'Julio del 36'! Y es que todo lo que suene a esa marca levanta una polvareda de ansiedad e interés; hasta su cartel anunciador con la foto de García a tamaño natural se convirtió en un decorado para fotos y selfies impostados a su lado. Definitivamente sopla un huracán a su favor, que aproveche.

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