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José Mota. RTVE
José Mota: «El humor cose heridas»
Entrevista

José Mota: «El humor cose heridas»

El cómico dirige 'Hoy no, mañana', que emite La 1 y presenta Santiago Segura

Julián Alía

Miércoles, 17 de julio 2019

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Detrás de la cámara, en vez de delante, como nos tiene acostumbrados, José Mota (Montiel, 54 años) es el alma de 'Hoy no, mañana', el programa de humor que La 1 emite el viernes, a las 22:10 horas. El humorista, que ya está preparando su especial de Nochevieja, dirige el espacio junto a Javier Vicuña ('Vaya semanita'), y comenta que el trabajo y las actuaciones en el teatro le «quitan todo lo malo». «Es como una siesta».

- ¿Cómo ha sido ceñirse a la tarea de director?

Ha sido relativamente fácil, porque he contado con la ayuda de Javier Vicuña. Me ha facilitado todo, y es justo decirlo. Mis programas descansan un poquito en la elaboración de personajes y mi mundo propio, porque yo veo el mundo a través de mis personajes: 'la vieja'l visillo', 'el tío la vara'. También hacía crítica política y social, claro, y eso me ha caracterizado, pero aquí damos un paso y medio más en el compromiso con la ironía o crítica. Mete más el dedo en la llaga.

- ¿Por qué lo presenta Santiago Segura?

No se me ocurre mejor maestro de ceremonias. Es un tío rápido, ágil, inteligente. No estoy descubriendo nada nuevo. Estaba haciéndolo muy bien en 'Viaje al centro de la tele', y quería que, igual que lo hace ahí en 'off', lo hiciese aquí en 'on'.

- Se habló de que estaba preparando una serie sobre Miguel Gila. ¿Cómo quedó el tema?

Fue una propuesta que, por su calado y por dónde estaba orientada, me parecía una idea fantástica. Gila era un hombre en medio de la preguerra, la guerra y la posguerra, y la serie tenía que ver con el humor entre medias de todo eso, de la barbarie, de los tiempos convulsos. Era una excusa maravillosa para poner el humor con letras mayúsculas. Cuando las dos Españas veían a Gila se sentían unidas de alguna manera. Aunque solo fuese un momento. El humor une y cose heridas. Luego los directivos no la consideraron y el proyecto quedó ahí, pero es perfectamente retomable.

- ¿El humor ahora cose heridas o las abre?

El discurso de lo políticamente correcto ha secuestrado la comedia, y eso no puede ser. No le podemos tener miedo al humor. Ahora todo se cuestiona y se mira. Con los logros sociales que se han conseguido gracias a colectivos, que es algo cojonudo, ha venido de la mano el 'cuidado, no hagas esto'. Yo creo que el humor tiene que tener un plus de licencia.

- Y por ahí van los tiros de su especial de Navidad de este año, ¿no?

Con el especial de Nochevieja de este año estoy como un niño con zapatos nuevos. De verdad. Se me ha ocurrido la idea que más me ha llenado de toda mi carrera. Es necesaria la presencia de muchos compañeros en ese especial para contar lo que quiero. Es un puñetazo en la mesa del humor. En España tenemos crispación, tensión. Hay odio en el ambiente. Se ha utilizado la herramienta del odio, sobre todo en política, para envenenar. Seré un romántico, pero yo creo que la gente está deseando abrazarse. Es una metáfora, pero creo que están fallando los mecanismos para que ese abrazo se produzca. La gente está hasta los huevos.

- ¿Antes no era así?

En los años 80 dimos la espalda a los valores de nuestros abuelos y las enseñanzas de nuestros padres. Ellos venían de la Guerra Civil, de pasar calamidades. pero era una generación que valoraba cada paso positivo que daba, y sellaba las cosas. Y eso se ha tirado por la borda. Se les dio la espalda a los pueblos. Nos avergonzaba. '¿De dónde eres?' 'No, yo estoy en Madrid.'. No, tú eres de pueblo gracias a Dios. A mí, Montiel me ha permitido oír ruidos y escuchar cosas que la ciudad no me deja. Me preocupa que el odio y la confrontación se hayan hecho un hueco en la sociedad. El odio es lo único que viaja más rápido que la luz. Hay que respetar al que piensa distinto, dentro de unas reglas del juego. En la Transición se aparcaron las diferencias, y tenías sentados a Santiago Carrillo junto a Manuel Fraga. Se ha pasado de la proposición a la imposición, y no me gusta en absoluto.

- ¿Cómo valora las bajas audiencias que está teniendo últimamente TVE?

Es una pena. La televisión pública es una de las tarjetas de presentación de una sociedad. Cuando Juan (Muñoz) y yo llegamos en 1989 había una televisión potentísima. Quitarle la publicidad creo que le ha restado papel como televisión. Debería ser más autónoma. No sé si se puede desandar, pero creo que sería lo ideal.

- Hay pocos espacios de humor en 'prime time', y menos aún que hagan 'sketches'. ¿Por qué sigue haciendo las dos cosas?

El 'sketch', como género, es eterno. Aquí las cadenas dejaron de apostar por ello y a hacerlo por la ficción, que comenzó a ocuparlo todo.

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