Arte en Granada

'Topo estrellado', un cuadro de 15 años de profundidad

De cerca, de muy, muy cerca, con la nariz casi rozando el lienzo, se ve el universo. Un cosmos de luces y colores que parecen moverse lentamente, como las algas bajo el mar, como si ciertamente albergaran la esencia de la vida. Conforme alejas la vista, descubres que estabas enterrado en la tierra, rodeado de lombrices y plantas. Entonces ves al topo, un peculiar topo que asoma unos bigotes tentaculares tan detallados que dan ganas de hacer así con dos dedos, como si fuera la pantalla del móvil, para hacer zoom. Pero sigues alejándote y hueles cada gramo del estiércol, la hierba mojada, los árboles temblorosos y las nubes que avisan de la tormenta. Por fin, a varios pasos de distancia, con una perspectiva completa del cuadro, es fácil marearse. Parece uno de esos cuadros en tres dimensiones en los que, si te fijas el tiempo suficiente, terminas viendo algo escondido. El cuadro está en una sala oscura, vacía, únicamente ocupada por la pintura que se asoma al foco de luz como el propio topo. Hay tantos y tantos detalles, tan pequeños, que abruma.

«Me he quedado ciego pintando esto», bromea Domingo Zorrilla (Jaén, 1969), el artista que firma 'Topo estrellado', una pintura en la que el tiempo juega una parte fundamental. «He tardado 15 años en terminarlo», afirma, con los ojos rojos y la sonrisa alta. «Aparentemente –sigue, haciendo gestos con las manos como si pudiera bucear por al obra– es un paisaje, pero lo cierto es que es un intento desesperado de entrar en lo más detallado; es un ejercicio extremo de profundidad, de percepción. Nada es lo que parece y es importante mirar así el cuadro».

El cuadro se puede mirar así –y de muchas otras maneras– en la planta baja del Centro José Guerrero, hasta el próximo 15 de octubre. «Parece un topicazo, pero me interesa mucho saber dónde estamos, qué somos. A fin de cuentas funcionamos por tópicos». ¿Lo de tópicos es un guiño al topo del cuadro? «No, no –ríe Zorrilla–. A veces las palabras se acercan al significado». El artista comenzó a pintar en 2008 tras descubrir la existencia de este animal. «El topo funciona con dos sentidos: tacto y olfato. Con eso tiene que construir una imagen del mundo. Me resultó tan precario que me vi totalmente identificado: así funcionamos en la vida, con cuatro cosas, sin darnos cuenta de lo que realmente tenemos al rededor. Todo lo que el topo está dejando de percibir porque no tiene capacidad... ya ves, ha salido por la peste del estiércol y se volverá a meter en un instante. Eso es la vida: una enfermedad que dura poquísimo», ríe, con los hombros levantados. «No sabemos absolutamente nada y esa es la idea que hay detrás del cuadro».

Este jueves, la diputada de Cultura y Educación, Pilar Caracuel, inauguró la temporada del Centro José Guerrero dando la bienvenida a la espectacular pintura de Zorrilla, que viene acompañada por dos obras audiovisuales que se podrán visitar durante el próximo mes. Por un lado, íntimamente relacionado con el cuadro, está 'Topo estrellado: una película sobre Domingo Zorrilla', un corto documental dirigido por el granadino Antonio Miguel Arenas, director del Festival de Jóvenes Realizadores de Granada. «La película es un diálogo con el cuadro desde la fascinación por el mundo que tiene Domingo. Queríamos entender por qué pinta, cuál era su motivación», explica Arenas.

En el corto, en el que Zorrilla es una presencia fantasmal entre las cuevas de Loja, participan un grupo de pintores de la generación del autor que se reunieron para conversar sobre el cuadro, el arte, el artista y la vida: Antonio Montalvo, Jesús Zurita, Simon Zabell, Paco Pomet o el propio Paco Baena, director del Centro José Guerrero. La película 'Topo estrellado' comienza aquí una gira por festivales de cine y contará, además, con una versión en formato podcast en la web del Centro.

Sobre el topo, en la primera planta del José Guerrero, se inauguró ayer también la muestra documental 'The Walk', firmada por Marta Moreno Muñoz. El 1 de abril de 2022, la artista comenzó un viaje a pie desde Granada a Helsinki para hacernos pensar sobre el mundo que dejamos a nuestros hijos. «Es un peregrinaje climático, una acción artística dentro del activismo», apunta. La obra está formada por una recopilación de imágenes, libretas y materiales usados durante la expedición, que realizó con el también artista Óscar Martín a lo largo de 4.000 kilómetros.

«Queremos concienciar sobre viajar sin volar y ayudar a difundir el ideario de Extinction Rebellion, movimiento social internacional cuyo objetivo es influir sobre los gobiernos del mundo y las políticas medioambientales para minimizar el calentamiento global, la pérdida de biodiversidad, la extinción masiva de especies y el riesgo de colapso social y ecológico», afirma Moreno.

Esta travesía ha sido documentada en una película, que se estrenó en el Museo Reino Sofía y que se proyecta íntegra en una sala contigua del José Guerrero, y un libro en el que participan decenas de activistas y científicos de todo el mundo. Hoy, Moreno hará una visita guiada a las 18.00 horas, seguida de una mesa redonda sobre 'Arte y revolución' junto a Gerald Raunig, Julia Ramírez-Blanco y Alberto Matarán. «Reflexionamos sobre en qué situación estamos ahora mismo y sobre los cambios que deberíamos emprender para evitar peores escenarios. Todo desde el arte, claro, porque es la mejor manera de apelar a las emociones».

Domingo Zorrilla, tras escuchar atentamente las palabras de Moreno, dice:«Hacen falta más Martas en el mundo». Ambos se sonríen, cómplices, como dos topos que acaban de descubrirse al otro lado del agujero.

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