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'Don Quijote', con cuerpo de libros. IDEAL
El sector editorial, entre la esperanza y la angustia

El sector editorial, entre la esperanza y la angustia

En el Día Mundial del Libro, con actos, lanzamientos y ferias suspendidos, empresarios y autores analizan el presente y pronostican el futuro

José Antonio Muñoz

Granada

Jueves, 23 de abril 2020, 02:44

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Este 23 de abril de 2020 es, con toda seguridad, el más extraño Día del Libro que se recuerda. No faltan títulos, ni autores, ni lectores. Pero falta lo más importante: la argamasa que convierte la literatura en vida. Faltan presentaciones, falta la Feria del Libro (la de Granada, aplazada a octubre), y las librerías y bibliotecas están vacías a la fuerza. Nuestra provincia es una potencia editorial, tanto por la cantidad y calidad de editoriales como por la de autores, y aunque hay puntos comunes en la visión de autores y editores, el diagnóstico del presente y las previsiones de futuro son muy diversos.

El escritor granadino Antonio Enrique, por ejemplo, tenía por publicar los dos primeros volúmenes de sus memorias, 'Los mamíferos extraños' y 'Lectura de nubes en el cielo'. El tercero, que se titulará 'Los días que paró el mundo', está en preparación. Se confiesa tranquilo, y esperaba que algo así ocurriera: «No podíamos seguir al mismo ritmo, el planeta está exhausto». En lo literario, augura «una gran alteración. Crecerá una literatura confesional, a tumba abierta, muy cercana al lector, sobre asuntos que le interroguen. El lector va a exigir más sinceridad y humildad a los autores».

Por su parte, la poeta y Premio Nacional Ángeles Mora, afirma estar viviendo el confinamiento «con mucha incertidumbre y miedo. Es una tragedia. Personalmente, no lo llevo mal, porque los creadores estamos acostumbrados a crear solos. Lo que sí me trastorna son las redes sociales; estoy recibiendo decenas de solicitudes de colaboración que no puedo atender». ¿Será el confinamiento objeto de una avalancha de libros a posteriori? «Es inevitable que se escriba sobre esto. Yo me estoy conteniendo. De momento, solo un par de poemas. No quisiera hacer de esto un tema para un libro futuro». Mora tiene pendiente de publicación una antología sonora, y sigue trabajando en proyectos a medio plazo.

El también Premio Nacional y a la sazón director del Instituto Cervantes, Luis García Montero, analiza la situación tanto desde la perspectiva institucional como desde la que se deriva de su condición de autor de éxito. «Van a ser necesarias ayudas, porque llueve sobre mojado. España invierte poco en cultura en relación a los países de su entorno, y en la anterior crisis hubo recortes muy fuertes. Creo necesario un Pacto de Estado para ayudar a la cultura, donde estén ayuntamientos y diputaciones, porque tienen un papel clave». García Montero afirma que ese pacto debe partir del reconocimiento de un concepto de cultura que no es ocio ni entretenimiento barato, sino ocio digno conectado con nuestra formación como personas.

Vínculo

El director del Instituto Cervantes asegura que «la lectura es un vínculo fundamental para la convivencia, desde la infancia. Por ello, soy partidario de aumentar presupuestos para compra de libros en la red de bibliotecas, y que estas se conviertan en aliados de las familias y las orienten aconsejando títulos adaptados a las preferencias que puedan adquirir para conformar su propia biblioteca. Además, las librerías son centros cotidianos de cultura, donde intercambiar opiniones y gustos, y deben contar con apoyo. Cada uno que compre donde quiera, pero pienso que sería bueno ir menos a Amazon y más a la librería del barrio».

«Las librerías son centros cotidianos de cultura, donde intercambiar opiniones y gustos, y deben contar con apoyo» (Luis García Montero)

En su faceta como autor, García Montero afirma haber recuperado «el hábito de estudio, que había perdido por mi responsabilidad institucional. Estoy preparando un libro sobre Benito Pérez Galdós, y este mes he conseguido terminar un poema que tenía danzando, y que formará parte de un libro que espero terminar en verano». Apela el poeta granadino a una creación responsable: «Desconfío de quien se ha encerrado a hacer poemitas o cancioncitas sobre la pandemia. Prefiero que el cantante o el poeta trabaje sobre algo que no tenga que ver con el virus. El tiempo es un aliado para la creación profunda, y ofrece resultados».

La dramaturga Gracia Morales ha recibido diversas peticiones en estas semanas para colaborar en libros, tanto virtuales como físicos, relacionados con la pandemia. «Hay un fulgor muy inmediato para testimoniar lo que está pasando. Esto implica cierta falta de perspectiva; pienso que se harán mejores textos sobre esto cuando pase un tiempo, aunque capturar la sensación del momento tenga cierto valor». Añade que hay quien se está motivando más para escribir y quien se ha quedado bloqueado. Para Morales, «el libro es un bien básico. Los libros son un hogar, nos están acompañando en este momento, y seguirán estando ahí cuando todo vuelva a la normalidad. Lamento la situación que viven las editoriales, pero para las artes escénicas el futuro se presenta incierto y oscuro».

Los más pequeños

Niños y jóvenes están siendo víctimas con especial virulencia del confinamiento. La autora Ayes Tortosa, especialista en literatura infantil y juvenil, afirma que está aprovechando «para escribir, para replantear muchos puntos de vista que hasta ahora tenía claros. Apenas utilizo Internet, y no interactúo en redes sociales, pero entiendo que el sector del libro va a dar un giro hacia lo audiovisual». Comenta que una parte importante de su trabajo son los encuentros presenciales en colegios, y que ahora esta fórmula puede tambalearse. Propietaria de la pequeña editorial Maese Gato, Tortosa opina que «ahora los libros van a tener que incluir material audiovisual, presentaciones listas para ser ofrecidas en clase en cualquier momento, sea esta presencial o virtual».

Entre los editores, mayoritariamente cunde el desánimo. Miguel Ángel Arcas, director de Cuadernos del Vigía, editorial que solo publica en papel por una cuestión de principios, lo está sufriendo de forma especial. «No quiero dar números, pero en marzo y abril el mundo del libro –editoriales, librerías, autores…– está viviendo una situación catastrófica. Ha habido muchas iniciativas para mantener la relación con los lectores, regalo de obras a través de las redes… Algunas medidas son discutibles», comenta. Entre sus planes estaba publicar cuatro nuevos títulos. «En principio, vamos a esperar hasta el otoño, pero no sabemos nada. Todo esto es funesto, están preparando el féretro comercial a las editoriales pequeñas y medianas. Con todo, prefiero guardarme una pequeña carta de optimismo», dice.

Javier Bozalongo, responsable de Literatura en Sonámbulos, afirma que también tenían varias referencias preparadas para la Feria del Libro, de momento, trasladada a octubre. «Tardaremos mucho en resarcirnos, porque pienso que saldremos con miedo a la calle. Aunque el mercado on line sigue funcionando, aunque sea de forma lenta, la corporeidad del papel, a la hora de disfrutar, no tiene parangón posible».

Utilidad

María Isabel Cabrera es la responsable de la primera editorial pública de Granada, la de la Universidad. Su equipo humano está teletrabajando, aunque la actividad de almacén y venta directa está parada. «Esperamos volver pronto, porque la distribución tiene que funcionar, y mucho más en nuestro caso, en que publicamos textos que sirven a profesores y alumnos para investigar y aprender», comenta. De momento, están vendiendo el stock que tienen las tiendas on line, y también dinamizando con entrevistas a autores, recomendando lecturas, etcétera. Cabrera augura un crecimiento de las ventas en libro electrónico, y desde la UNE, organismo que aglutina a las editoriales universitarias españolas, se actúa para hacer llegar al público nuevos títulos, manteniendo también la actualización de revistas científicas. En estos momentos, la Editorial de la UGR tiene unos 30 títulos en proceso y 10 pendientes de depósito legal.

Para la profesora Cabrera, «el libro está suponiendo un balón de oxígeno que nos acompaña en este encierro. Salimos de nuestras cuatro paredes a través de los libros. Cuando todo esto acabe, será el momento de profundizar en el cariño que tenemos al libro yendo a comprar a las librerías y acudiendo a los actos que se organicen».

Prestigio

De entre las editoriales privadas granadinas, la más importante es Comares, tanto por su volumen de ventas como por el hecho de que opera a ambos lados del Atlántico, y por su puesto número 11 en el ránking de prestigio editorial español que publica el CSIC. Su directora general, Ana del Arco, destaca la fortaleza que supone para su editorial estar radicada en Granada. «Esta ciudad es un hervidero de temas universales, de talento, de autoría y de manuscritos», afirma. Del Arco incide en los perjuicios que supone la cancelación de las ferias, que ha dejado pendientes varios de sus lanzamientos, aunque el equipo de trabajo sigue valorando originales y fortaleciendo otras vías de difusión, como los contenidos audiovisuales y el acuerdo con plataformas para difusión de libros electrónicos. En este sentido, afirma que «los contenidos digitales han llegado para quedarse, y serán un complemento para el libro, que para mí es el producto perfecto, y un aliado imprescindible en estos momentos». Del Arco pide estabilidad para el sector, y recibe con alegría la reducción del IVA en libros electrónicos y prensa digital, aprobada esta semana.

Finalmente, Federico Díaz-Granados, director general de Valparaíso, asegura que «es muy triste celebrar el Día del Libro con las librerías cerradas. El sector del libro es uno de los más afectados por la crisis y en el horizonte no se ve ningún apoyo de ningún tipo. En la actualidad hay más de 30 libros programados en Valparaíso Ediciones de aquí a final del año y nos veremos obligados a reprogramar muchos títulos. El futuro es muy confuso. Muchas editoriales van a quedarse en el camino, a medio plazo es imposible sobrevivir con las librerías y las ferias cerradas. Además, me parece desacertado que ferias como Granada y Madrid confluyan en el calendario. No se ha pensado para nada en las editoriales granadinas que tratan de promoverse más allá de la ciudad».

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