«He escuchado letras de música tradicional que harían ruborizarse a Sid Vicious»
El grupo que más 'rescates' ha hecho del folclore musical de la provincia actúa en el Parapanda con sus amigos Antonio Arias, Montañés, Carmencita Calavera y Alonso Díaz
Juan Jesús García
Granada
Jueves, 29 de julio 2021, 00:58
El núcleo de Fandila lo forman Moncho Rodríguez y María Vallejo, profesores e incansables rescatadores del cancionero tradicional de nuestra provincia. Su esforzado trabajo y ... buen hacer y ser, ha contagiado el interés por la música tradicional a músicos de otros géneros en principio muy distantes. Ya le llaman 'el efecto Fandila'. Con muchos de ellos: Antonio Arias, Montañés, Carmencita Calavera y Alonso Díaz actúan en el Parapanda Folk (hoy jueves, 22h) en el concierto coral 'Fandila y Amigos'.
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–Llevar el nombre de un santo ayuda lo suyo, imagino…
–Se supone que Fandila fue un santo mártir del siglo IX que nació en la calle Mensafíes de Guadix. Me gusta cómo suenan esos nombres mozárabes. Si te fijas, en esto del folk los grupos buscan siempre reminiscencias moras o cristianas en sus nombres. La idea era superar esa diatriba e ir un poco más atrás en el tiempo. Fandila tiene reminiscencias de ambos mundos. Y para ser un grupo que busca su inspiración en las dos orillas del Mediterráneo no está mal. Contamos también con la protección de otros santos como San Cecilio y San Antonio Arias, que creo que va a ser canonizado… (risas).
–Hace 3 años decían que «se puede distorsionar con un violín y ser punk con una mandola», ¿lo tiene más claro ahora?
– Por supuesto. No me refiero a llenar de pedaleras el escenario, sino a tocar con una cierta actitud punk a la hora de afrontar la música tradicional. Para mí no hay nada más punk que una zambomba y una botella de anís. Una vez le afiné la guitarra a un músico tradicional de la Alpujarra y me miró con cara de pocos amigos como diciendo «ahora no suena bien». Siempre nos han vendido el folclore como algo ñoño, rancio y conservador y yo he escuchado letras en la música tradicional que harían ruborizarse al mismo Sid Vicious, como aquella que le escuché a un viejo del Sacromonte y que empieza: «si el coño tuviera dientes…».
–¡Susto!... Porque además ha arrastrado al mundo de la música popular a varios punks y distorsionadores, ¿qué les ha dado?
–No hemos arrastrado a nadie. Lo que pasa es que las veredas al final conducen a caminos donde nos encontramos todos los músicos. Yo creo que es cuestión de tiempo que alguien a quién le interesa la música en mayúsculas, acabe descubriendo la conexión tradicional que tienen todos los estilos. Antonio Arias, por ejemplo, es consciente de eso desde hace mucho tiempo. Está despierto a esa sensibilidad popular al igual que le pasa a gente tan dispar como Montañés, Alonso Díaz, Lorena Álvarez, José Bonaparte, Jota, Hora Zulú, Toni de Eskorzo o el propio Morente, que grabó con Estrella un disco de villancicos tradicionales que es una joya.
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–Y muchos van a estar en su concierto…
–Ojalá estuvieran todos. La idea del Parapanda era hacer un concierto de Fandila con invitados. Resulta obvio que invitáramos a la gente con la que estamos trabajando como Antonio Arias o Montañés. Son dos monstruos musicales, amigos y compañeros. Carmencita Calavera es una de las voces más increíbles del panorama granadino y un día hicimos la promesa de cantar juntos el romance de 'San Antonio y los pajaritos' La canción dura más que un par de botas, pero una promesa es una promesa. Al parecer, ella lo aprendió de su abuela. Un día hablando de folclore me saltó con eso y prometimos cantarla algún día. Alonso Díaz es otro que tal baila.
- ¿Qué ha sido de Jandu, la niña saharaui de la portada de su disco?
-Supongo que no estará muy bien. La cosa está mal en los campamentos de refugiados del Sahara. Vivimos encerrados en nuestras pandemias personales y nos olvidamos de otros dramas, cercanos pero ignorados. Cuando estuvimos en los campamentos de Tinduf María y yo, tuvimos la suerte de tocar con Nayim Alal y otros músicos de allí. Aquella niña descalza nos miraba mientras ensayábamos. Yo allí con la guitarra, nervioso porque no me sabía los acordes y ella con esa mirada que no puede olvidarse, escrutadora y compasiva a la vez. Le hicimos una foto y su imagen se convirtió en una especie de símbolo de lo que queríamos trasmitir con el disco de 'Arde el paraíso'.
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–Aquí, ¿se sienten prolongadores del trabajo de rebusca de Lombarda?
–Hay mucho 'trabajo de rebusca', como dices, por hacer. Están los materiales del Fondo de música tradicional, los cancioneros de la provincia de Tejerizo Robles y el trabajo increíble de recopiladores como Sixto de Lombarda, José María Ortíz en Guadix y otros. Aparte el recopilado por nosotros mismos, en grabaciones de campo. Hay tanto material que nos cuesta una vida decidir qué canciones hacer en los conciertos. De hecho, creo que nunca hemos repetido repertorio; es algo que nos caracteriza y a la vez que nos da problemas, por lo que conlleva de trabajo extra. Habremos tocado más de cien canciones desde que estamos en esto de recopilar y arreglar canciones tradicionales. Hacen falta muchos Lombardas y muchos Fandilas para sacar a la luz todo el cancionero andaluz.
-Y allí… ¿Del cada día más reivindicado Alan Lomax?
-Alan Lomax recorrió el mundo buscando canciones y alucinó con lo que encontró en España. Sus grabaciones las escucharon Coltrane y Miles Davis en EEUU y crearon maravillas como Olé o Sketches of Spain, inspirándose directamente en el folclore español. Creo que hay una gran desidia de parte de las instituciones hacia el folclore oral, que es el verdadero alma de un país. Siempre digo que se gasta mucho dinero en preservar nuestro patrimonio tangible y muy poco en preservar nuestro patrimonio oral. Existe la leyenda de que Lomax pagaba con caramelos a sus informantes. Obtenía canciones a cambio de caramelos. Cierto o no, es sin duda una imagen de la desesperación del pueblo por mantener su memoria. Cada pueblo debería esforzarse por sacar su cancionero y grabar algunas de esas canciones, que no terminen por desaparecer. Con la quinta parte de lo que dedican los ayuntamientos a las cofradías de Semana Santa, por ejemplo, podrían grabarse decenas de discos de folclore oral y publicar infinidad de cancioneros.
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– ¿Y siguen encontrando joyitas en riesgo de extinción?
–La situación que vivimos está tan jodida que ha hecho que los mayores se encierren más, en residencias o en sus casas. Me cuentan los troveros que han perdido a su público natural, la gente mayor, que ahora es más reticente a asistir a encuentros de trovos. Por eso creo que este es un momento delicado y emocionante para los que nos gusta esto de la música tradicional. Porque su público y sus intérpretes están muy tocados, o ya ni están. Y aún así, a pesar de esto, se encuentran joyitas, claro que sí.
-¿Qué es más importante para ustedes en el trabajo de campo, encontrar una coplilla o el entorno humano donde la descubrieron?
-Cuando alguien te canta una canción se desnuda un poquillo. Yo recomiendo a todo el mundo que coja una grabadora y grabe a sus abuelas y abuelos. Encontrará un romance, una coplilla, un villancico que pasará inmediatamente a perpetuarse. Lo que se crea con las grabaciones es una conexión mágica. No es solo una canción lo que se graba, es mucho más, una voz, una forma de expresarse y de cantar que dice más de lo que aparenta. El entorno humano es lo mejor, sin duda. Eso también se graba a veces. Se escuchan risas, y ruido de vasos llenos. Cuando quieras te grabo, que seguro que te sabes alguna copla buena (risas).
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-Al margen de la erudición y la seriedad de su trabajo, muy importante es la exposición didáctica, acaso por sus profesiones docentes. Para la música tradicional ¿tan vital es la recuperación como el manual de uso y disfrute?
-Hemos hecho muchas charlas y didácticos. Creo que es el ambiente en el que perviven los grupos que nos dedicamos a la recopilación oral y la música tradicional. En realidad, es una especie de prejuicio. Parece que no puedes tocar en un festival si tocas canciones de viejo. Y ahora se está dando la paradoja de que grupos festivaleros recurren a canciones populares para crear conexión con el público. También ocurre que es imposible hacer un concierto con estas canciones sin explicar de dónde vienen, y eso hace que nuestros conciertos tengan siempre un componente didáctico muy fuerte.
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-¿Cómo va a ser su concierto en el Parapanda?
- Pues muy animado. Estaremos David Ruíz, María y yo. Y se irán subiendo a la palestra Carmencita, Alonso Díaz, David Montañés y Antonio Arias. No se puede estar mejor acompañado. Hemos elegido canciones que hagan a la gente reconciliarse con sus abuelos. Habrá botella de anís, panderetas y algún lereles para que la gente cante con nosotros. Haremos canciones propias, romances tradicionales, coplas en contra de los 'cenizos', nanas, cantos de columpio y hasta alegatos anticlericales. Tenemos muchas ganas. La idea es pasarlo bien y tocar fuerte y rápido (risas).
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