«La prostitución es violencia estructural hacia la mujer»
Mabel Lozano presentó ayer en Granada Noir 'El proxeneta', un libro en el que desvela el rostro de los verdugos de miles de mujeres en España
Miércoles, 3 de octubre 2018, 00:46
El 15% de los hombres españoles (unos 2,5 millones) pagó el año pasado por tener sexo. De ellos, dos de cada tres no consideran ... que la prostitución sea una forma de violencia. Los datos, procedentes del informe 'Explorando los motivos para pagar servicios sexuales desde las opiniones sobre la prostitución', arrojan luz sobre la manera de pensar de lo que la cineasta y escritora Mabel Lozano llama «prostituyentes», la cara menos visible, junto a la de los proxenetas, de una práctica que mantiene viva la llama de uno de los males más antiguos del mundo, la esclavitud sexual.
Sobre ellos puso el foco la autora de 'El proxeneta', que participó en una de las mesas organizadas por Granada Noir. Lozano aprovechó su presencia para dibujar el rostro de los responsables –«españoles, analfabetos, exmacarras, vinculados al mundo de la prostitución desde siempre»– y lanzó un mensaje a los millones de españoles que mantienen vivo el sistema: «la prostitución es violencia estructural hacia la mujer».
Presentada por Jesús Lens, codirector del festival, Mabel Lozano está siendo uno de los personajes del año. Su novela 'El proxeneta' está reformulando la manera de aproximarse a la prostitución al poner el foco sobre el verdugo y no sobre la víctima. «Soy de la opinión de que hablar de ellas, como hasta ahora, es revictimizarlas y creo que lo hay que hacer es mostrar la cara de los responsables, que aún hoy, cuando en las noticias se anuncia la caída de una red de trata, sigue sin mostrarse», aseguró ayer.
La propia Lozano tuvo ocasión de ponerse ante uno de ellos. Fue hace dos años y medio, cuando Miguel 'El músico' salió de la prisión y, arrepentido, se puso en contacto con ella porque era incapaz de olvidar su crimen. «Recordaba cada mujer, cada rostros», dijo la escritora. Uno de ellos era el de Lucía, una mujer que se suicidó en el baño de un prostíbulo desbordada de dolor. También el de muchas otras sin nombre que se vieron obligadas a abortar y, afectadas por todo lo que estaban viviendo, perdieron la cordura y fueron encerradas en psiquiátricos.
Pero, por encima de los casos, Lozano logró ver el rostro del verdugo. «Son españoles, no más de una veintena de hombres analfabetos y macarras que se convirtieron en ideólogos de esta forma de explotación», describió. Para ellos, el año 1992 fue clave. Al calor del dinero y las visitas de la Expo de Sevilla y los Juegos Olímpicos de Barcelona, se dieron cuenta de que faltaban mujeres. Según la escritora, «la necesidad les hizo aprender a captar en países desfavorecidos». Fue así como mujeres de países como Colombia acabaron en burdeles de carretera, víctimas de un sistema caníbal que las fagocitaba para escupirlas destrozadas después.
2001 fue también otro año determinante. «Los verdugos crearon una patronal del proxenetismo y la llamaron Anela», recordó la cineasta. Fue entonces cuando empezaron a hablar de regularización y de derechos sociales, un discurso que sigue vigente aún en determinados sectores. «¿Se puede hablar de derechos sociales cuando no se respetan los que están por encima, que son los derechos humanos? Con aquel discurso lo que querían era tener patente de corso para llenar macroburdeles con carne joven y lograron que los llamaran empresarios de clubes de alterne cuando son delincuentes mafiosos proxenetas», señaló Lozano.
Cliente más joven
Hoy en día, como reflejan las cifras y como argumenta la cineasta, la situación para las víctimas no ha ido a mejor. Gracias a entramados en los que colaboran banqueros y abogados, los prostíbulos permanecen abiertos incluso después de las redadas. «La legislación es muy laxa», señaló la escritora. «Siguen trabajando con total impunidad y aunque hay partidos, como el PSOE, que son claramente abolicionistas, hay otros, como Ciudadanos, que quieren la legalización».
Por otra parte, el cliente también se ha renovado, lo que ha derivado en un empeoramiento de las condiciones para las víctimas de la trata y la prostitución. «Antes era un hombre de mediana edad, casado y con hijos y ahora es mucho más joven y se acerca al sexo de pago para ver lo que ven en el porno sin saber la cara real de la prostitución», explicó.
El rostro de la víctima no es el de una mujer que voluntariamente acepta tener sexo por dinero. «Es una mujer muy joven, en muchos casos menor de edad, captada en un país desfavorecido, endeudada y amenazada que acata por miedo», dijo antes de recordar que proxenetismo y pobreza van de la mano.
Para Mabel Lozano, que aprovechó su participación en Granada Noir para mostrar el trailer de su nuevo documental, 'El proxeneta. Paso corto, mala leche', la solución pasa por la abolición de la prostitución y puso como ejemplos los casos de Holanda y Alemania. «Allí la trata de blanca y la violencia han aumentado», dijo. También la educación debe jugar un papel clave. «Está en nuestras manos formar a nuestros hijos para que vean la cara real de la prostitución». Sólo así será posible acabar con una lacra que afecta a miles de mujeres en España en la actualidad.
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