La pandemia adelanta el reloj de la cultura
Musicales a las cuatro, obras de teatro a las doce, exposiciones abiertas solo por las mañanas... Es el nuevo horario de las artes
José Antonio Muñoz
Granada
Sábado, 23 de enero 2021, 23:59
La cultura granadina se debate entre la necesidad de sobrevivir y unas circunstancias que se lo ponen cada vez más difícil. Si a la ... crisis de 2008 –que dejó muy tocadas a las empresas, convirtiendo pymes en microempresas, y a estas, en autónomos– le sumamos los estragos de la pandemia, nos encontraremos ante un panorama en que actuar, como sea, con el aforo que sea, y al precio que sea, se ha convertido en moneda de uso común. Solo algunas administraciones –no todas, y no todo el tiempo– y algunos arrojados promotores privados están consiguiendo ofrecer algo de dignidad a unos profesionales que, como todos ellos aseguran, están procurando el alimento para el espíritu, tan necesario como el del cuerpo.
Fruto de la situación límite a la que se ha visto abocada la cultura son los nuevos horarios que, asombrosamente, se están haciendo habituales. Así, sin ir más lejos, ayer y hoy el Teatro Alhambra celebra sus funciones a las doce de la mañana –cuando antes su hora habitual eran las nueve de la noche, y ayer con terremoto incluido–; el musical 'La bella y la bestia' está teniendo lugar este fin de semana en el Isabel la Católica a las cuatro de la tarde, y la OCG, si no hubiera registrado un positivo por Covid entre sus filas, habría tocado por primera vez en su historia a las cuatro y media de la tarde. Las salas de exposiciones se abren exclusivamente por las mañanas o, como mucho, hasta la hora límite de las seis, y los únicos actos que se celebran después de esa hora son los virtuales. Nos estamos 'europeizando' a la fuerza, de momento.
El director del Centro Guerrero, Francisco Baena, es esencialmente práctico: «Esta adaptación a los horarios de mañana y hasta primera hora de la tarde es una más de las que hemos tenido que hacer durante la pandemia. Ya no ponemos horarios en las invitaciones a las exposiciones, sino un aviso sobre que nos iremos adaptando a las órdenes de las autoridades». Sobre los flujos de público, afirma que «se han resentido enormemente. Si antes teníamos un tercio de turismo internacional, un tercio de nacional y un tercio de granadinos, los dos primeros se han perdido. Además, los granadinos que acuden a nuestras exposiciones están siendo muy prudentes, por lo que no vienen tanto como antes». Añade Baena que «quien viene, sin embargo, nos está dejando mensajes de agradecimiento por seguir abiertos. Por nuestra parte, estamos trabajando con todas las medidas para nuestro equipo, hemos ejecutado el presupuesto y ponemos, pienso, nuestro granito de arena para mantener la industria cultural».
Su compañero, Miguel Muñoz, jefe de servicio de Acción Cultural de la Diputación, constata el descenso de público en las salas del Palacio de Condes de Gabia, y afirma que «no hemos restringido el número de horas de acceso, sino que hemos puesto un horario continuado de 11 a 18 horas. Somos conscientes de que nuestro público es más de tarde. Para difundir la obra de los artistas, hemos emprendido acciones en redes sociales y en la propia web de la Diputación, con materiales audiovisuales que acercan las exposiciones al público». En los pueblos, todos los actos –funciones de teatro, flamenco, exposiciones itinerantes...– se han adaptado a las circunstancias. «Nos encontramos con que un pueblo se puede confinar de un día para otro, y no podemos programar una obra de teatro. Entonces, o bien la ofrecemos a otro pueblo que sí pueda darla, o intentamos reprogramar la fecha. El objetivo es suspender las menos posibles», asegura.
Desde Fuente Vaqueros, el director del Patronato Federico García Lorca, José Luis Chacón, ha constatado cómo las visitas al Museo Casa Natal se han convertido en algo muy infrecuente: «El turismo ha aumentado algo en verano, pero desde la segunda ola, ha caído en picado», afirma. Lamenta especialmente que la exposición de Vázquez de Sola no haya tenido el reconocimiento público que se merece este gran artista.
La voluntad privada
Los gestores culturales privados lo tienen aún más difícil, ya que a la incertidumbre se une el personal riesgo económico. Javier Arrabal, de Arrabal & Cía, afirma que «siendo una galería tan especial y tan poco comercial, el ser solidarios con los artistas que exponen se ha convertido en algo imprescindible. Por ello, estamos reprogramando exposiciones, con el fin de que cada artista tenga las mejores oportunidades posibles para exponer su obra, y que esta sea vista».
Otro tanto ocurre con la compañía La Barbarie, contratada por Seda Producciones, la concesionaria del Teatro Isabel la Católica, para ofrecer este fin de semana sendas funciones del musical 'La bella y la bestia'. Su director artístico, José Manuel Arreciado, afirma que «las cuatro de la tarde es una hora muy rara para actuar, es cierto; de hecho, no recordamos haberla hecho nunca, y las funciones estaban programadas para las seis. Pero no podíamos posponer más nuestra presencia en el Isabel la Católica; tenemos mucha ilusión». Deberían haber actuado el fin de semana que se inició la pandemia, y luego cuando la segunda ola se los llevó por delante. «Y la tercera la vamos a capear, porque la cultura es segura. Las familias pueden venir sin miedo; la distancia entre butacas es adecuada, y tomamos todas las medidas de seguridad. Somos 20 personas en escena, dispuestos a ofrecer lo mejor».
El Alhambra, un caso de éxito
Para la que está cayendo, el Teatro Alhambra se puede considerar un caso de éxito. Sobre un aforo del 50%, tiene una tasa media de ocupación del 75%. «La respuesta está siendo muy positiva», asegura su director, Enrique Gámez. Las opiniones de los espectadores nos animan a seguir manteniendo la actividad con todos los medios a nuestro alcance».
A pesar de la situación, son muy pocas las funciones previstas que no han tenido lugar. «Hemos tenido un mes de diciembre espectacular: 18 funciones, una cada dos días, lo que pone de manifiesto la rentabilidad del espacio escénico y de tener una cultura segura. La voz se corre, se sabe que aquí no hay problemas, y el público quiere seguir alimentando su mente, además del cuerpo», comenta. Se ha creado una base de confianza con los abonados, a los que se llama uno por uno cuando hay cambios.
Los abonados de edad más avanzada tampoco están faltando a su cita. «Se encuentran seguros», destaca Gámez. «Y todos los trabajadores, las compañías, también lo estamos». En este punto, destaca el esfuerzo de la consejera de Cultura, Patricia del Pozo, y del jefe de programación, Manuel Yanes,al mantener una programación que, afirma, «va a seguir ofreciendo la misma calidad de siempre, sea cual sea la hora».
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