El palacio de Granada donde colgaron a Luisillo
La Casa de Castril, en la Carrera del Darro, es un espectáculo por fuera y por dentro. Por fuera por la espléndida portada. Y por dentro porque atesora el Museo Arqueológico
En Granada hay edificios que cuentan historias por dentro y por fuera.La Casa de Castril cuenta historias por dentro y también por fuera. Por dentro porque se halla el Museo Arqueológico, una colección de piezas halladas en yacimientos que resumen la historia de la provincia desde el molar del Niño de Orce de hace 1,4 millones de años, el resto humano más antiguo de Europa, hasta el famoso astrolabio de Ibn Zawal de 1481. Pero también por fuera.Porque la observación de su fachada resulta apabullante por su belleza y por todos los enigmas que esconde.
La construcción fue levantada en 1539 por la familia de Hernando de Zafra en un solar cedido por los Reyes Católicos a su secretario en agradecimiento por los servicios prestados durante la Guerra de Granada. La portada, atribuida a Sebastián de Alcántara, uno de los discípulos aventajados del arquitecto imperial Diego de Siloé, es sencillamente soberbia.
Ejecutada en estilo plateresco, se estructura en tres cuerpos. En el más bajo, donde se encuentra el portalón de acceso, se observan armas romanas, árabes y cristianas. En la clave hay una reproducción de la Torre de Comares, que se erige justo enfrente, en la Alhambra. Todo este conjunto está flanqueado por columnas dóricas y conchas veneras.Un auténtico trabajo de orfebrería sobre piedra arenisca. En el cuerpo intermedio se aprecian angelitos que sostienen el escudo de armas de Hernando de Zafra. Encima de ellos, un ave fénix sobre la hoguera encerrada en un semicírculo protegido por dos leones. Y en el superior, un balcón central y dos medallones con cabezas esculpidas. Ahí aparece la fecha de 1539.
Pero muchas de las miradas de los turistas se centran en el balcón cegado que hay justo en la esquina y sobre el que se lee la inscripción 'Esperándola en el cielo'. ¿Qué significa? Dice la leyenda que Hernando de Zafra, que tenía el título de Señor de Castril –de ahí que esta finca sea popularmente como la Casa de Castril–, residía con su hija Elvira. La moza tenía un amante secreto que se llamaba Alfonso de Quintanilla, de una estirpe enemistada con la de los Zafra. Luisillo, uno de los sirvientes, era testigo de los amoríos. Pero todo terminó cuando un mal día Luisillo fue descubierto junto a Elvira y don Hernando, creyendo que le había deshonrado, mandó ahorcar a Luisillo en el mismo balcón por donde, minutos antes, había escapado Alfonso tras ser avisado por el bueno de Luisillo. De ahí la frase 'Esperándola en el cielo'.
Uno de los grandes atractivos de la Casa de Castril es que se puede visitar de forma gratuita porque en su interior se halla el Museo Arqueológico de Granada.Las salas expositivas se distribuyen en torno a un espléndido patio central porticado donde se puede ver, adosado en una de las paredes, uno de los mosaicos que se localizaron en las excavacaciones de la Villa Romana de los Mondragones.
La exposición permanente, con un reducido número de piezas, tiene verdaderas joyas de las distintas civilizaciones asentadas en territorio de Granada desde la prehistoria hasta el medievo. El recorrido empieza con el diente paleolítico del Niño de Orce, un espacio donde también se pueden ver unas sandalias y una diadema de oro neolítica de la Cueva de la Carigüela. En la siguiente estancia se exhiben vestigios de las culturas colonizadoras fenicia, griega y egipcia. De ellos conviene resaltar el huevo de avestruz pintado. La última sala está dedicada al mundo romano con esculturas como la Venus de Paulenca.
La visita culmina en la primera planta, donde se puede disfrutar de una de las vistas más hermosas del conjunto monumental de la Alhambra.
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