La Orquesta Filarmonía vuelve a reunir en Granada a los grandes músicos del futuro
La formación dirigida por Ricardo Espigares ofrece el próximo sábado en el Centro Manuel de Falla el recital de conclusión
A.L.O.
Lunes, 24 de diciembre 2018, 00:27
granada. La cuarta edición de los encuentros orquestales navideños de la Orquesta Filarmonía Granada tendrá su cita con el público granadino el 29 de diciembre ... en el Auditorio Manuel de Falla como colofón a cuatro intensos días de trabajo. Contará con la colaboración del pianista madrileño Jesús Campo Ibáñez, pianista del Coro Nacional de España, todo ello bajo la dirección del joven director de orquesta granadino Ricardo J. Espigares. Se da la coincidencia de que ambos, director y solista, son alumnos coetáneos en promoción del Real Conservatorio Superior de Música de Madrid.
Programa
Ambos, junto a la Orquesta, ofrecerán el mozartiano 'Concierto para Piano y Orquesta nº 3' de Beethoven, que será preludiado por la obertura 'Egmont', del mismo autor, basada en la novela homónima de Goethe. En esta obertura sintetiza los sucesos que acontecen en la historia del Conde de Egmont durante el siglo XVI. Bajo el mandato español en Flandes, este noble, representando al pueblo flamenco, se enfrenta al Duque de Alba, el invasor español. Una llamada a las ideas liberales y el júbilo de la victoria del héroe, una obra que representa el espíritu beethoveniano.
Bajo el epígrafe 'Pintando con Sonidos', la Filarmonía presenta 'Cuadros de una exposición', donde el público podrá poner su imaginación a volar a lo largo de una obra que, a modo de homenaje póstumo, escribió Mussorgsky a su amigo Hartmann. La música tiene mucho de homenaje emocionado a esa gran exposición que fue impulsada por Stassov: grandeza en el alma en la promenade, humor en el gnomo, pastoral oscura en el viejo castillo, empatía por los polacos en el Bydlo. En las catacumbas, el autor dialoga con el alma de Hartmann, el vaivén y los cacareos grotescos en El Reloj de Baba - Yaga, y todo culmina en la Gran Puerta de Kiev, donde la promenade primaria alcanza una sublimación donde se cita un himno ortodoxo, la épica se eleva hasta la Gloria, la gloria de una amistad no frustrada por la muerte.
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