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Alejo y Ariel, al frente de la segunda reunificación de los Tequila, rememoraron anoche en el Zaidín los grandes éxitos de su repertorio.

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Alejo y Ariel, al frente de la segunda reunificación de los Tequila, rememoraron anoche en el Zaidín los grandes éxitos de su repertorio. J. J. G.

Rocanrol en la plaza del barrio

El Zaidínrock vence al frío y la amenaza de lluvia con los Tequila como atracción principal

JUAN JESÚS GARCÍA

Granada

Viernes, 13 de septiembre 2019, 02:13

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Camino de su cuadragésima edición, los festivales del Zaidín han tenido que acomodarse a las necesidades urbanísticas y vecinales de la ciudad, convirtiéndose en una muestra ambulante que hace dos años volvió sin más remedio al espacio en el que se celebró la edición del año 2000, entre el campo de fútbol Nuevo Los Cármenes y el Palacio de Deportes, explanada algo claustrofóbica y de menor capacidad que el recinto del Polígono del la Salud, si bien con menos requisitos para su preparación.

Si ya el año pasado la lluvia hizo acto de presencia modificando los horarios, pero no suspendió el evento, este año con el escenario completamente cubierto tampoco había plan B, si acaso A y doble A: con chubasquero. Recordando el mítico concierto de los Stones en el desaparecido Vicente Calderón, cuando las tormentas septembrinas (en aquel caso en julio) no impidieron que se detuviera el espectáculo, algo prohibido por ley no escrita en este arte. Por no insistir en los barrizales tan recordados en las últimas semanas del festival de Woodstock, el padre de todos los festivales ¡y sólo una década anterior nuestro Zaidín!.

Septiembre es un mes imprevisible, como bien saben los más mayores del barrio que vieron en 1990, 1996 y 2004, dejando para la posteridad la imagen indeleble de un empapado Jorge Martínez entre rayos, truenos y gotas iluminadas como luciérnagas a su alrededor acabando su actuación sin mayor problemas; eran otros tiempos, «tiempos nuevos y tiempos salvajes».

A favor de del nuevo sitio cabe anotar que es algo más céntrico y que al ser menor (la mitad) y cercano, a la hora del arranque, cuando tradicionalmente apenas asistían los familiares y amigos de los grupos de apertura, está habiendo más público para los cortadores de la cinta inaugural. Grupos que en años venideros puede que toquen los últimos y se lean con letras mayúsculas en el cartel; ha ocurrido ya con gente como 091, Lori Meyers, Planetas o Eskorzo, que echaron los dientes en el Zaidín. Eso sí, todo los espectadores llegados a las 21,30 lo hicieron bien pertrechados con ropa 'técnica' contra el agua 'paraporsi'.

La primera noche del Zaidín lleva desde siempre el sobrenombre 'Promorock', y está destinada a ello, a la promoción de grupos más o menos nuevos, y sobre todo por la parte inicial los grupos de apertura cumplen con los requisitos: Nilsson, Sardaukarz y Fajalauzza. Y tiene gracia que el cabeza de cartel sea una marca tan 'emergida' como Tequila, que se despide de Granada con esta actuación tras una segunda reunificación titulada por la parte bonaerense del equipo, son las cosas del Zaidín, donde se juntan con naturalidad artistas y públicos de todo tipo, pelaje, época y condición sin el más mínimo complejo. Es lo que tiene ser gratuito, popular y para todos los públicos.

Los Tequila convirtieron anoche al Zaidín en un gigantesco guateque con 5.000 personas

La puntualidad ha dejado de ser un problema histórico de estos festivales, tan a punto estuvieron los de Nilsson que habían agotado el repertorio antes del tiempo asignado. Nada tienen que ver nuestros Nilsson con el legendario Nilsson (Harry Nilsson, compositor de espectaculares canciones en los sesenta como 'Everybody's Talkin'), sino más bien con el mono de Pipi Calzaslargas (sí, con esta referencia tienen ya una edad), y se le nota también en el sonido currado y muy abierto. Con una brillante (literal) Laura Campoy y una tropa de gente vista ya en marcas como Los Esclavos, Lapido, Paco Chica, Niño Garbanzo... aspiran a más (con canciones como 'Madrugada' y 'Luciérnagas) aunque los efluvios morentinos de 'Hipnótica' sugieren mucho más.

Suave chirimiri

La lluvia, ese suave chirimiri que cantaba Miguel Gallardo, un solista granadino olvidado pero aún con mas visitas en internet que todos lo indies juntos, refrescó el cambio al paquete metálico de Sardaukarz y Fajalauzza mientras el respetable iba muy lentamente entrando. Los primeros un trío de martillo pilón escapado de Alcatraz y con momentos muy climáticos de 'sábado negro' desbridado, e historias épicas de leyendas y deidades injustas. 'Lucha por lo que crees' es su motivación, así lo clamaron. Tuvieron el refuerzo de Nino Sánchez y Tony Moreno para un par de temas antes de que su intensidad hiciera huir a las nubes. Si bien no sus efectos, retrayendo mucho al público, registrando la menor entrada en un día inaugural en muchas ediciones.

Y es que los primeros fríos tras el verano cogen a traición y cortan el cuerpo, apeteciendo casi un vaso de caldito más que ir de conciertos. Así las cosas unas tres mil personas respondieron a la llamada del muecín con que Fajalauzza tocan a rebato. Los finalistas del pasado 'Emergentes' se crecen en tamaño grande con una capacidad magnética de atraer la atención. Estrenaron una pieza de un proyecto paralelo y avanzaron material venidero en la línea de su particular versión del rock andaluz muy altisonante, insistente y siempre creciente en potencia hasta llegar clímax estremecedores, cantado rítmicamente y con continuas referencias a nuestro pasado: «No sabemos de dónde venimos ni quiénes somos» y ahí están ellos para recordárnoslo. Un grupo de ponerse firmes.

Por las premuras del cierre de esta edición, pasada la una de la madrugada, no tuvimos mucho tiempo para disfrutar de los Tequila sobre el escenario. Con ellos quedaron unas cinco mil personas dispuestas a terminar la noche karaokeando con Ariel, Alejo y los suyos todo su repertorio. El Zaidín era un gigantesco guateque.

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