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La luz fue escasa durante toda la obra. Fermín Rodrìguez

Atemporal: sobresaliente en la penumbra

Crítica | Flamenco ·

Asistimos a recitales y a conciertos a media luz, en los que la oscuridad es factor añadido al espectáculo como si de un secreto se tratase. El colmo de este aserto lo presenciamos el viernes

jorge fernández bustos

Granada

Domingo, 17 de noviembre 2019

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Por un acuerdo tácito, escrito a través de los tiempos, el flamenco está abocado al blanco y negro y a la penumbra. Será por eso ... de que el flamenco, como el blues, es pura queja, nacido del trabajo y del dolor. Puede que también sea por sus orígenes nebulosos, por su época oscura o por no estar bien visto en algunos círculos 'decentes'. El caso es que asistimos a recitales y a conciertos a media luz, en los que la oscuridad es factor añadido al espectáculo como si de un secreto se tratase. El colmo de este aserto lo presenciamos el viernes, en la obra 'Atemporal' del guitarrista Diego Losada, director musical del Ballet Nacional, en el teatro Isabel la Católica. La oscuridad era permanente, no un efecto puntual. Los actuantes parecían espíritus con una pobre luz cenital que emborronaba los rostros aún más si cabe. Ni siquiera el baile, que aporta el color en toda función flamenca, salvo alguna excepción, estuvo iluminado. El paciente público se quejó con razón, incluso en voz alta, pero en general fue ignorado.

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