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JUAN JESÚS GARCÍA
GRANADA
Miércoles, 15 de noviembre 2017, 01:14
Treinta años debía de cumplir este invierno el legendario garito de 'rock and roll' Ruido Rosa. Pero en primavera, Víctor García Lapido, su propietario entonces, comunicaba abruptamente que arrojaba la toalla 'rosa': «Nuestro empeño ha sido difundir la cultura musical en todas sus formas, contribuir a crear una escena musical alternativa a la corriente mayoritaria y también, por supuesto, hacer de Granada una ciudad más divertida. Pero nos vemos obligados a decir adiós. Han sido tres décadas en las que hemos formado una gran familia en torno al Ruido Rosa, un lugar en el que nos hemos visto reír y llorar, amar y odiar, cantar, disfrutar en la búsqueda constante del mejor arte. Tras las puertas del Ruido hemos sido capaces de crear un pequeño espacio para la libertad, pero ahora esa libertad no es posible». Un pequeño texto que provocó un huracán de opiniones y manifestaciones de adhesión, tantas que no cabrían ni en diez Ruidos Rosas.
Su cierre se producía pocos meses después del de otro espacio también muy activo, si bien no tan longevo, como fue el Polaroid. Ambos coincidieron en el tiempo con la puesta en marcha del proyecto 'Granada ciudad del rock', cuyo paraguas de protección llegó tarde para ambos, que pasaron a formar parte de la ciudad perdida de la música: Magic, Sefrú, Alquimista, Free, Silbar, Fábrica, Punto Imaginario, Factoría, Directo, Pompa, Burbuja, Secadero, Afrodisia, Tornado... espacios donde durante décadas se escuchó la banda sonora de la ciudad.
Víctor Lapido quería que no se perdiera el legado del Ruido, que no se convirtiera en un kiosco de 'chuches' más, y ha encontrado en otro músico el relevo: Sergio Vela, que se une a la relación de otros colegas que han pasado por el interior de su barra: Alfonso Conejo, Noni Meyers, Natalia Muñoz, etc. Sergio formó parte de equipos como We Are Robots, Metroland y Star Children entre otros, y ultima en estos momentos la decoración del nuevo Ruido a cuarenta y ocho horas de su reapertura. El círculo se cierra: la decoración ha sido encargada a Vanesa Zafra, portadista del primer disco de Lori Meyers, cuya grabación se gestó precisamente en la barra del Ruido.
«El listón está muy alto», comenta Sergio, que sigue con cierto nervio: «Voy a mantener el legado del 'Ruido' y abrirlo incluso a otras músicas, como la nueva psicodelia o el Kraut», comenta el músico, que es un experto en electrónica y sintetizadores. «Soy un fanático de la música de los 60 y 70, y un 'beatlemaníaco' a morir», asegura el nuevo propietario del bar, que comenta sobre la tradición guitarrera del local: «Es que yo era muy torpe con la guitarra, por eso me metí en los sintetizadores».
En esta nueva etapa, que comenzará mañana con el olor a pintura fresca todavía desprendiéndose de las paredes, se pretende entrar a formar parte del circuito Granada Ciudad del rock y programar sus habituales conciertos en 'petit comité' «en la medida que la legalidad lo permita, y si todo juega a favor el Ruido volverá a ser el escenario más cercano de la ciudad», concluye Vela, rodillo de Titanlux en mano. A Ruido muerto, Ruido puesto. Larga vida al Ruido.
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