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juan jesús garcía
Granada
Domingo, 10 de febrero 2019, 01:18
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Poder contar que un músico de la ciudad llena completamente un teatro es siempre una buena noticia que dar. Ocurrió este fin de semana, cuando un clásico de la escena granadina colgó el 'completo' ('sold out' que se dice ahora) en el teatro Isabel. José Luis Gualda lo hizo con un homenaje a Charles Aznavour, aunque en realidad fuese un 'tributo a Jolís' y sobre todo a sus amigos, de los que siempre se rodea en cada concierto.
Larga es la carrera de Gualda desde los primeros sesenta, y no es meramente anecdótico que unos de sus discos, el de Piñonate, bata todos los records de precio (por encima de los 500€) en el mercado del vinilo. Y dos de aquellos músicos, tres en el caso de su siguiente marca Dofus (a 400€ por cierto su elepé) y cuatro de la posterior HOM estuvieron en el escenario del teatro con él, lo que sugiere que es difícil ser ex-amigo suyo. Pero no solo ellos en la sala de maquinas, también hubo muchas más invitados en las voces (Fanny del Castillo, Lidia López, José Luis Mundi, Joe y su insumergible sentido del humor y un salido de la noche de los tiempos: ¡Paco Revuelta!), también instrumentos y en el baile, flamenco y porteño.
Jolís en este concierto se centró en sus últimas producciones temáticas, la exitosa serie 'Fender swing' (disco de oro, de cuando eran 50.000 copias la vendidas y no ahora que los regalan) y sus trabajos en el tango y la chanson, con un par de temas, eso sí, de Azanvour, del que anuncia un programa completo. El guitarrista y cantante se maneja en el blanco y negro riguroso de cualquier chansonnier que se precie, con el dramatismo y la seriedad que requiere la ocasión, si bien hace un recorrido generacional (de la suya y buena parte del audiencia) sobre todo, ya que acude a los artistas totémicos, a sus temas obligatorios mayormente, pero no llega a nombre más actuales, pongamos que a Dominique A, Bénabar, Françoiz Breut, Benjamín Biolay, o el tan poderoso Bernard Lavilliers etc, que refrescarían su contemporaneidad y diluiría el perfil más tópico. Y para este material, desde Brel a Discépolo, desde la Piaff a Yves Montand; desde su adorado Hank Marvin a Procol Harum, manejó toda la paleta de posibilidades: a banda completa, a dos bandas sumando a los Harley Daniels, y hasta solo con el piano de Morten Jespersen.
Los arreglos, exquisitos y hechos para gustar obligatoriamente de Nicolás Medina envolvieron en papel de regalo un concierto que puso en pie al público para despedir a todo el elenco con la célebre 'Vie en rose'. La vida no es precisamente de ese color, pero Jolís y sus amigos la alegran.
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