Concierto por los fieles difuntos
Crítica | Música sacra ·
Adentrándonos en el milagro de la liturgia comprendemos mucho mejor esta música que, realmente, está concebida y realizada a la mayor gloria de Diosjosé antonio lacárcel
Granada
Domingo, 3 de noviembre 2019, 01:27
Como una gigantesca oración, así captamos la hermosura de la música religiosa en el marco de nuestro primer templo, entro del ciclo Música y Tiempo ... Litúrgico, una apuesta valiente que ha ido superando obstáculos y que ya cumple el décimo aniversario, como bien recordó el compositor García Román en unas sencillas y emotivas palabras al comienzo del acto. Después Ana Franco nos recordó el sentido profundamente religioso del programa, el por qué del mismo y la necesidad de convertir todo ello en una oración en la que pedimos por los difuntos o suplicamos que los difuntos pidan por nosotros.
Recuerdo- y perdonen que personalice- que una de mis asignatura predilectas en la Licenciatura de Historia y Ciencias de la Música, era la denominada Música y Liturgia, que impartía el profesor Javier Lara, con un profundo conocimiento de causa. Adentrándonos en el milagro de la liturgia comprendemos mucho mejor esta música que, realmente, está concebida y realizada a la mayor gloria de Dios. La liturgia es algo muy emotivo, algo realmente importante y no nos podemos quedar en la superficie, en el aspecto externo que responde siempre a un planteamiento muy profundo, a un planteamiento que llega a la trascendencia.
En esta fecha tan importante del Día de Difuntos, Jorge Rodríguez Morata, al frente del Coro de Cámara de Granada y del Coro Infantil Orfeo, con el acompañamiento al órgano de Chano Robles y contando con la colaboración de las voces de María Jesús Pacheco y Miguel Rodríguez Rodríguez, con estas aportaciones Rodríguez Morata hizo un planteamiento realmente interesante, alternando momentos del Officium Defunctorum, con la Misa de Réquiem de Fauré. Un trabajo muy importante, muy intenso, porque esa alternancia era una prueba de toque para los cantantes. El canto gregoriano interpretado por voces graves menos al final que lo hacen las voces blancas y la belleza de los más inspirados momentos de Fauré. Todos, coro, coro infantil- dirigido por Sanz Trillo- solistas y órgano, respondieron ampliamente a los planteamientos de Rodríguez Morata, consiguiendo unos resultados más que óptimos
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