«Me da miedo que la palabra tendencia vaya ligada al concepto de lo efímero»

–Soleá, este será el año con menos bodas, bautizos y comuniones. ¿Tenías alguna?

–No, no tenía ninguna. No se había terciado la ocasión, la verdad. Mis amigas cada vez se casan menos. Va por rachas ¿verdad? Hay años que no te invita nadie y luego te caen en el mismo mes cuatro o cinco. Me gusta que se case la gente y que haya bautizos, porque eso significa que hay más niños.

–A ver si no nos pilla la Navidad.

–Hace poco lo estaba pensando, creo que nos va a tocar estar tranquilitos en casa y con la familia. Se avecinan unas navidades que muy familiares; me las imagino en casa con mi madre, mis hermanos y nada de cotillón. Nos quedamos sin superfiesta de Navidad este año.

–Dice Sergio de la Puente que ahora lanzas un single un lunes y el sábado es un clásico.

–Estoy de acuerdo. Nos hemos metido en ese sistema de trabajo. Parece que es lo que está a la orden del día. Yo me voy adaptando, pero tampoco me obsesiono ni me dejo llevar. En mi caso, esto va por rachas, como las bodas, a veces estás más inspirado y otras veces no te da para ser tan rápida. Esta manera de trabajar tiene cosas positivas y negativas. Lo positivo es que hay muchísima música, muchísimo arte, hay una inercia de trabajo que es fantástica para la creación y que te impide que te quedes parado mucho tiempo, te pone las pilas. Pero, por otro lado, si las cosas se hacen por estar, para que no te pongan falta en el colegio... no me gusta. Yo saco trabajo cuando lo siento y cuando me pide el alma.

–¿Qué se siente al ser tendencia?

–No me da muy buen rollo lo de las tendencias. Me gusta el 'feedback' y que la gente reciba el trabajo. Pero, cada vez me va interesando más la carrera a fuego lento y que vaya madurando, macerando el conocimiento, para ir a mi ritmo. A lo que siento. A lo que necesite en el momento. Las tendencias son interesantes, pero me da miedo que la palabra tendencia vaya ligada al concepto de lo efímero.

–El otro día era tendencia 'Inception'. Pensé que era por la película, pero era una canción de pop coreano. ¿Conoces algo?

–Pop coreano, pues no lo sigo. Pero ahora que me lo dices, me pondré a bichear por Internet a ver lo que pasa ahí. Me gusta tener la mente abierta a las manifestaciones artísticas actuales, no de una manera obsesiva, pero sí sabiendo lo que está pasando.

–¿Qué haces ahora?

–Estoy con clases de inglés, de francés y de guitarra. He vuelto a estudiar –ríe–. Estoy escribiendo nuevas canciones y en cuanto pueda ir a Barcelona quiero visitar a Paco Ibáñez para seguir con un proyecto muy bonito que tengo con él. Tengo ideas para nuevos proyectos discográficos, que ojalá puedan salir. Y estoy preparando conciertos, que todavía quedan algunos pendientes.

–¿Estás en Granada o en Madrid?

–Vivo en Madrid, pero bajo mucho por Granada. Cuando estoy en Graná echo de menos Madrid, y al revés. Vivo con el corazón partío, como Alejandro Sanz.

–Según un estudio, cuando los andaluces pedimos comida, la mayoría de las veces es pizza. ¿Qué pedís en casa?

–Buena pregunta... Aquí pedimos mucho japo. Y alguna que otra pizza también. Pero nos gusta mucho la comida japonesa.

–¿Has estado en Japón?

–No, pero me gustaría mucho. Es uno de los lugares que me gustaría conocer. Hay una afición al flamenco tremenda. Dicen que hay cantaores japoneses que han adoptado nombres españoles: un Enrique Morente, un Camarón, un Paco de Lucía... dobles japoneses que existen allí. Además, me gusta la cultura japonesa.

–¿Emoticono de despedida?

–El corazón con la flecha.