La materia de los sueños y el significado de las palabras con la luna llena del Carlos V
Yung Beef y Chus Pato culminaron la jornada del sábado en cultur_ALH hablando sobre el pasado de la poesía y la vanguardia
La noche del sábado ha sido, tradicionalmente, la más canalla de la semana. Desde que Travolta inventara la 'Fiebre del sábado noche', salir de farra ... en el sexto día de la semana –el del pecado– se ha convertido en una insana costumbre a la que muchos vuelven una y otra vez. Por eso, no es de extrañar que el momento más 'gamberro' de cultur_ALH se desarrollara con la luna, casi llena, sobre el escenario privilegiado que Diego de Siloé trazó hace 500 años, el Palacio de Carlos V. Los protagonistas, muy diversos, como corresponde a toda buena juerga, donde los extremos se tocan con imprevisible resultado. Por un lado, Yung Beef, granadino del 90, ese año que lo cambió casi todo, quien se enfrentó al auditorio vestido de blanco, camiseta y pantalón holgado. Se le considera como uno de los 'padres' del trap, ese estilo musical a medio camino entre la palabra y la provocación, aunque en muchas ocasiones, ambos términos sean sinónimos. Por otro lado, Chus Pato, poeta gallega, militante en movimientos de izquierda, integrante de un colectivo de poetas que ha deconstruido la literatura en su lengua.
Como dijo Ana Gallego, codirectora del evento junto a Patricia Escalona, quien ejerció como presentadora, ambos son caras de una misma moneda. María Jesús y Fernando, Chus y Beef, son, dijo, «vanguardia, esa fuerza que nos coloca boca abajo, que es incomodidad, y una forma distinta de hacer comunidad. Esta vanguardia debe pasar por lo decolonial, por lo bastardo, y conectar lo 'random', lo inesperado». Buscar la ligazón entre la alta cultura –la poesía– y la cultura de masas –el trap– fue, pues, el objetivo de la cita de anoche. Beef definió la vanguardia desde la sencillez: «Vanguardia es hacer algo nuevo para evitar aburrirse». Pato dijo que no le gusta mucho el término en clave actual, aunque le gusta mencionar las vanguardias históricas. «No puedes seguir escribiendo hoy como antes, es preciso seguir haciéndose preguntas para lograr que la literatura evolucione y crezca». Aunque aclaró que no es filóloga, dice que como lectora se ha seguido interrogando sobre los grandes temas, como los clásicos. Yung Beef definió el trap como «una forma de vibración, con unas raíces ligadas a tu forma de vida. Está relacionado con tus experiencias y con un estilo de vida marginal, en cierta medida ligado con el flamenco, aunque no teñido de pena en este caso».
Conexiones
El trapero afirmó que su conexión con la tradición se remonta a algo tan reciente como el rap, y aunque evitó dar nombres concretos, sí que aseguró que hay una pléyade de autores que admira y ha seguido a más o menos distancia. Pato se conectó con las tradiciones europeas, con las formas expresivas que se remontan a la 'Divina comedia'. Ambos tuvieron un punto de inflexión, en el caso de Yung Beef, su serie A.D.R.O.M.I.C.F.M.S. y en el caso de Pato, 'Sonora', donde recogió el proceso de luto que siguió a la muerte de su madre, que, para ella, encarnaba una estirpe de mujeres únicas. También fue consciente de que tras la falta de su madre, entre ella y la muerte no quedaba nada.
El lenguaje del sonido, las referencias alhambreñas, un mar de sensaciones para ambos, el mercado –«para mí, el mercado es Merca 80», dijo Beef, provocando las risas del público– y los conceptos de ruina y belleza planearon sobre una conversación a tumba abierta donde lo imprevisible se hizo noche. «Todos queremos que nos escuchen», dijo muy gráficamente Chus Pato. Anoche, cada uno en su lugar, cada uno con sus inquietudes, ambos se hicieron escuchar. Al terminar el acto, el público quedó un instante suspendido, quizá esperando que Beef se marcara alguna estrofa, pero todos ellos estuvieron cerca de uno de sus mitos. Parco en palabras, teñido de la filosofía del barrio, granadino hasta en la forma de sentarse, Yung Beef es, a su manera, una estrella.
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