Virtudes Olvera | Escritora

«'Mamíferos' surgió de mi experiencia de la gestación»

–El título de su libro, 'Mamíferos', es un alegato a nuestra naturaleza más esencial. Somos lo que somos porque nacemos con el reflejo de succión. ¿Cuánto hay de primario en sus relatos?

–Mis historias están protagonizadas por personajes que son como tú y como yo; son pájaros mojados en un cable de luz o animales mamíferos que se comportan y sobreviven en espacios en ocasiones muy hostiles, poco naturales para nuestra esencia. Esos personajes se desenvuelven en sus lugares cotidianos, en sus cocinas, sus dormitorios, sus barrios… creo que la literatura apasiona tanto porque en ella vemos a los personajes de forma pura, tal y como nos los presenta el autor, no fingen ante los lectores. Sabemos que se comportan de una determinada manera porque es su instinto. Fuera de los libros todos nos ponemos disfraces, pero en la ficción, las personas son más reales que en la realidad misma; son instintivas y primarias.

–Usted es madre. ¿Hasta qué punto ha influido la experiencia de la maternidad en este libro?

–'Mamíferos' empieza a gestarse con mi propia experiencia de la gestación. Hace ya más de diez años. Me sorprendieron y fascinaron los cambios acontecidos, porque mi cuerpo se preparaba para albergar un nuevo ser y, más adelante, para alimentarlo solo con la leche que generaban mis propios pechos. Primero pensé que verdaderamente era un animal. Luego descubrí que llevaba toda la vida sin pensarme como tal. No me gustó sentirme tan desligada de esa condición. 'Mamíferos' es un libro pensado durante años en los que he ido delimitando muchos de los aspectos que para mí definen esta animalidad.

–¿Nos olvidamos con demasiada frecuencia que somos animales? Animales racionales, pero también instintivos…

–Creo que la condición de 'persona' o 'ser humano' es la que prevalece. Después nos definimos como hombre o mujer, y detrás vendrían el resto de características que tendríamos en cuenta a la hora de describirnos. El habernos colocado en la cúspide de toda la pirámide provoca que miremos desde demasiado arriba al resto de animales, haciéndonos sentir que ni siquiera pertenecemos al mismo reino. Un animal se define como un ser vivo que necesita comer para crecer; esto es algo bastante básico, pero que a la vez determina nuestro comportamiento. Unos cazan y otros vamos a trabajar.

–'Pájaros mojados en un cable de luz' resultó atractivo por su narrativa fresca y directa. ¿Con qué nos sorprende ahora?

–En cada uno de estos catorce relatos he trabajado algún aspecto interesante de mi particular concepto de 'mamífero'. Poco a poco el lector va resolviendo este puzle literario que le propongo, provocando que constantemente se pregunte: «Este, esta ¿también soy yo?». La literatura debe interpelarnos, si no nos incomoda, no es literatura, es márquetin.

–Homosexualidad, violencia de género, machismo, sexo… ¿Hasta qué punto el género del relato corto puede abundar en temas tan hondos'?

–¿Puede la poesía presentar todo un universo preñado de sentido y sentimiento en apenas un par de versos? Estos días azules y este sol de la infancia… Hay que pensar lo que se va a decir, hay que sentirlo, hay que ser honesta y después hay que encontrar las imágenes y las palabras. El cuento es el género por excelencia para condensar todo en poco.

–El relato 'El niño que murió contento' muestra a otra Virtudes Olvera más poética. ¿Qué sería de nuestra vida sin versos?

–No tendríamos ni música ni memoria. El ritmo es lo que nos une como tribu y lo que nos permite recordar y recordarnos.

–El lector acude a la librería. Tiene decenas de libros de relatos en la estantería. ¿Por qué se debe decantar por 'Mamíferos'?

–Porque encontrará catorce aventuras contadas con un estilo muy cinematográfico, donde los personajes son tú mismo, pero ese 'tú' que nos empeñamos en disfrazar. Estos relatos son un viaje al centro mismo de la naturaleza humana, y nos gusta leer cosas que hablen de nosotros.

–¿Se plantea ya dar el salto a la novela?

–Estoy ya en ese momento, algo muy diferente que avanza poquito a poco. Yo soy de cocina lenta.

–¿Qué consejos le daría a quien está meditando dar el salto al mundo editorial?

–Debe tener el objetivo muy claro, que para mí es llegar a los lectores. El mundo del libro, como objeto de venta, es una selva, hay mucha competencia. A mí me gusta conocer a los lectores y compartir con ellos lo escrito, ahí es donde yo considero que se cierra el círculo, en los clubes de lectura.

–¿Es Granada una ciudad propicia para hacerlo?

–Granada rebosa ganas por la cultura, en cualquiera de sus expresiones. Tú como periodista sabes las decenas de actos culturales que tienen lugar cada semana. Y, por supuesto, Granada es mágica; la inspiración está en cada plaza, en cada bar, en cada esquina. Sólo hay que estar atenta y cazarla.