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La magia no entiende de pandemias
Crítica ·
Gala internacional de magia, ecuador del decimonoveno festival Hocus Pocus, que contra viento y pandemia sacan adelante el mago Migue y su equipoAndrés Molinari
Sábado, 2 de enero 2021, 23:48
Un oasis de ilusión, hora y media sin noticias ni estadísticas, la evasión de la terrible realidad, en estado puro. Eso y mucho más fue ... esta gala internacional de magia, ecuador del decimonoveno festival Hocus Pocus, que contra viento y pandemia sacan adelante el mago Migue y su equipo. Incluso la oscuridad de la sala impedía ver al público con su mascarilla bien colocada y la mitad de los asientos esperando que su vacío pronto esté lleno del mucho público que aprecia y aplaude esta iniciativa tan singular en una Granada poco fácil para singularidades.
Noche de lujo, como si nada hubiese ocurrido en 2020. Con los magos entregados, los presentadores graciosos y locuaces, las luces y el sonido en su punto, fruto de un equipo humano que, al igual que el sanitario, se esfuerza por hacernos la vida más llevadera en estos momentos. Y los niños felices, sobre todo con las sombras chinas porque es un acierto incluir esta magia sin trucos: magia para la imaginación y no para la deducción, placer de las formas como contrapunto a la sorpresa del escamoteo, sencillez ancestral sin más artilugio que una luz, una pared blanca y unos dedos ágiles en formar conejitos besucones o camellos con su beduino.
Desde el callado Rubén, con sus botellas de vino inacabables, hasta el chino Chan-Tún, con su verborrea, sus palomas y sus pañuelos demasiado vistos, todos crearon un ambiente espectacular de primera calidad. El cual ascendió no pocos peldaños al principio y al final, con esa maga de calidad contrastada que es Solange. Si al comienzo nos deslumbró a todos con su pasarela terremoto, el final no fue menos apoteósico con el expresivo Arcadio que troncha la chica sin dañarla y él mismo se escapa del túnel de metacrilato, sin saber nadie cómo lo hace. Bocas abiertas de admiración. No se puede pedir más para un espectáculo de magia que, a pesar de repetir mucho el número de las cuerdas y los pañuelos, ha gustado por su fragancia y buen nivel.
Enhorabuena también a los dos presentadores, graciosos casi siempre, animosos en extremo, preguntones al público como es menester, pero ganándose su complicidad y no generando su molestia. Y al equipo del Hocus por felicitarnos el Año Nuevo con tanta magia y tanto amor.
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