Las recomendaciones literarias de nuestros críticos esta semana

Es lo que hace al retratar a su nuevo personaje: Matilde, una llama peruana que vive en el altiplano y que nos descubre valores tan importantes como la autoaceptación, la confianza en uno mismo, la solidaridad y la ayuda desinteresada a los demás. La identidad personal y también colectiva, que suscita el conflicto interior de nuestra protagonista en el seno de su rebaño, se irá resolviendo poco a poco, a medida en que descubre su capacidad de hacer felices a los demás.

Natalia Colombo pone color a la historia de forma excepcional, amparada por su amplia trayectoria como ilustradora para grandes editoriales. El lenguaje descriptivo de la poeta se traslada a la imagen con gran sensibilidad, estableciendo juegos metafóricos que van convirtiendo a Matilde en una entrañable amiga de los lectores, quienes empatizan con sus emociones desde la primera página. Es muy fácil sonreír con ella y también sentir su tristeza por no reconocerse a sí misma tal y como es; pero, sobre todo, es grato descubrir a su lado que cada uno de nosotros, con nuestra propia identidad, cumplimos una función esencial para el resto de seres. Con La llama Matilde, el mundo animal se nos pone delante para llevarnos a lugares y paisajes distintos y hacernos entender la riqueza que tenemos en nuestro interior. Con versos ágiles y bien construidos, La autora nos ofrece otro magnífico libro.

Por Francisco Morales Lomas

José María Souvirón nació en Campillos (Málaga) en 1904 y falleció en Málaga, a los 69 años, en 1973. Participó en la revista Ambos, trabajó con Neruda y llegó a ser catedrático de Literatura en la Universidad Católica de Chile. Subdirector de Cuadernos Hispanoamericanos desde 1958. Premio Nacional de Ensayo en 1967, autor de novelas como 'Cristo en Torremolinos', y en poesía 'Gárgola' (1923), 'Del nuevo amor' (1943), o 'Poesía entera' (1923-1973). Tuvo siempre la percepción de sentirse relegado. Y él lo achacaba, como dice en sus Diarios a su «incapacidad de coba… visiteo… lameculo». Ha sido redescubierto gracias a Javier La Beira y Daniel Ramos, los editores de esta magnífica obra en dos volúmenes que nos da muchas claves de la poesía española contemporánea. Inicialmente él comenzó a escribirlo con un propósito personal. Sus quejas sobre el trato que recibió como escritor están muy presentes y también su querencia por la introspección, que nos permiten adentrarnos en sus sentimientos más profundos. El paso del tiempo, la soledad, la angustia… están muy presentes en este recorrido por su vida y la poesía contemporánea y sus protagonistas que conviven con asuntos personales como la visita a Jacqueline, su hija, en España, el carrusel de personas, impresiones, episodios, opiniones y encuentros con políticos, artistas, escritores…, así como sus opiniones sobre su ciudad, que es vista también con ojos encomiásticos pero con distancia de sus gentes. Son diarios escritos desde la intensidad, la declaración súbita, con ráfagas poéticas, con gotas de ironía o sarcasmo, pero sin humor. Un poeta reflexivo sobre sus obras, pero desubicado generacionalmente.

Estos diarios están estructurados en diversos cuadernos. Hasta ahora se han publicado seis de los doce que escribió. En el primer volumen reúne los tres primeros, desde el 25 de septiembre de 1955 hasta el 11 de julio de 1958. En ellos existen comentarios curiosos o sugestivos como que «cada día me cargan más los poetas (…) menesterosos de la fama, soberbios de sus dotes –cuando debían ser humildes de ellas–, presumidos, rijosos; invertidos o no (p. 345)».

En el segundo volumen reúne los tres siguientes desde el 13 de julio de 1958 hasta el 26 de septiembre de 1960. Sus comentarios sobre los poetas de entonces son constantes. Situaciones familiares o cómo dejar de fumar, incluso su intención, en torno a marzo del 59, de volver a Chile y dejar España, ocupan también su espacio vital tanto como su admiración por Panero. En definitiva, unos diarios ígneos, directos, sinceros… que expresan una visión personal del mundo y sus protagonistas, los poetas, de gran interés.

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or Germán Gullón

Vivimos en una época en que las novelas que se publican son un poco de leer y tirar, porque la historia viene contada con una lengua insulsa, muy del día, llena de neologismos, pero que lleva en sí misma una fecha de caducidad. Concepción Martínez-Carrasco Pignatelli, en cambio, ya desde el título reta al lector a que esté a la altura, pues nos cita con las palabras de uno de nuestros más grandes poetas. La vida de Enza Gasparini permite hilvanar una historia de historias. Las diferentes maneras de mirarla son temáticamente hablando muy ricas. También son muy ricas las escenas, donde las hay entrañables y divertidas. El tramo final, en Guinea, le añade un toque muy verdadero, que cierra la novela con un compás muy esperanzador. La lengua nos mueve y conmueve, por su perfección. La autora toca registros lingüísticos muy diversos, y maneja con una soltura extraordinaria los recursos que provee la prosodia castellana, la acentuación, el ritmo de las frases. También los entretenidos diálogos, que constituyen una parte sustancial de la obra. No son puro adorno pues avanzan en las mil historias que contiene el texto, entrañables y divertidas.

Por Albert Torés

Se señala como inicio de andadura poética, nunca fácil, la fecha de 1978. Desde entonces, el poeta malagueño viene publicando regularmente. Ahora es el momento de una antología personal. Y para ello, convoca una veintena de libros. Desde luego, estamos ante una antología casi con voluntad absoluta al alcanzar prácticamente las 400 páginas y que merecería más detalle y atención. En cualquier caso, encontraremos una unidad en su trayectoria poética como el registrar la conciencia social, la necesidad de aprehenderla y batallar una sociedad repleta de prejuicios, injusticias y tragedias. Poesía social acaso que se teje de viajes y lecturas.

Por

C. de la Rosa

La joven novelista Lola P. Nieva conoce muy bien el terreno que pisa.En este caso, el de las arenas del desierto egipcio en las que se desarrolla, en dos momentos históricos distantes entre sí más de 3.000 años, esta novela, 'La muerte que respiras'. En sus más de 400 páginas, Nieva desarrolla un thriller histórico con el cronómetro en marcha –en este caso, el reloj de arena, si se nos permite la humorada– que implica a un asesor de Howard Carter y al protagonista de la tumba que descubrió en 1922 y a toda la corte de Tutankamón, el faraón niño, mirada desprejuiciada de una corte corrupta por la que anda suelto un asesino. Literatura ágil para leerla, también, sin prejuicios.