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Ellroy posa tras la entrevista. Alberto Ferreras
«Ninguno de mis personajes me representa»

«Ninguno de mis personajes me representa»

James Ellroy - Escritor ·

El escritor James Ellroy, autor del Cuarteto de Los Ángeles, recibe en España el premio Pepe Carvalho y republica su autobiografía 'Mis rincones oscuros'

Álvaro Soto

Madrid

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Jueves, 1 de febrero 2018, 10:25

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Hasta los 30 años, James Ellroy (Los Ángeles, 1948) vivió una vida terrible: su madre fue asesinada cuando él tenía 10 años y las dos siguientes décadas las pasó el futuro escritor bebiendo, drogándose, asaltando casas y durmiendo por temporadas en la calle. Todo lo contó Ellroy en 'Mis rincones oscuros', su dura autobiografía, que se publicó en 1996 y que ahora reimprime Random House. El niño malo de la literatura norteamericana, autor del Cuarteto de Los Ángeles ('La Dalia Negra', 'El gran desierto', 'LA Confidencial' y 'Jazz Blanco'), visita España para recibir en Barcelona el premio Pepe Carvalho. En las distancias cortas, Ellroy impone con su 1,90 de altura y su manera de moverse, a veces lenta, a veces espídica. Habla muy despacio, masticando las palabras, y avisa, bajo amenaza de levantarse del sillón, de que no habla ni de política ni del presente ni de situaciones hipotéticas.

-¿Le gusta recibir premios?

Sí, me encantan los reconocimientos, que me tomen en cuenta y poder hablar con la gente. Además, me gusta mucho España. Es mi país europeo favorito. De niño hablaba español y cada vez que vengo a España, lo entiendo mejor. Pero tengo mucho trabajo que hacer en Estados Unidos y con lo americano que soy, no veo la hora de volver a casa.

-Su imagen siempre estará vinculada a la ciudad de Los Ángeles.

En los últimos 40 años, apenas he estado en Los Ángeles. Me mudé a Nueva York, luego a Connecticut, a Kansas, a El Carmen... No conozco cómo está la ciudad hoy, pero vengo de ahí y la geografía está muy ligada al destino. Lo que hago con Los Ángeles es reimaginarla en mis libros.

-Mucha gente conoce Los Ángeles por sus libros o por las adaptaciones al cine de sus novelas.

Es el sitio de donde soy, pero ya está. La mayoría de mis libros más recientes ni siquiera se sitúan ahí. Están en Vietnam, Cuba, Haití, República Dominicana... Yo me lancé a la misión literaria de reescribir la historia de Los Ángeles por una razón: porque Los Ángeles se ha quedado conmigo como una especie de envolutra, una cubierta llena de inexactitudes. Soy un apasionado de la ciudad de Los Ángeles, pero no creo que los libros funcionen como un documental de historia exacta, sino que son un documental de la historia imaginada.

-¿Qué significó en su carrera 'Mis rincones oscuros'?

Fue un libro que gustó mucho. Investigaba el asesinato de mi madre, aunque por supuesto, no encontramos al asesino. Este libro es una biografía de ella, de mí y también de un brillante policía. Pero no fue un exorcismo de ningún tipo. Son unas memorias y la memoria lo distorsiona todo porque hay cosas que se nos escapan. Es algo que acabó y estoy contento de que haya quedado atrás.

-¿Se pondría otra vez a la tarea de iniciar un libro tan personal y tan documentado?

Sería imposible.

-En el transcurso del libro, usted cambia su opinión sobre su madre. Al principio, la odia y al final, se siente cercano a ella.

Sí, el libro empieza por la negación de la mujer y acaba en el amor por la mujer. Aprendí cosas sobre su vida. Cuando escribes unas memorias, o te adhieres a los hechos o buscas la mejor de las historias posibles. En este caso, me adherí a los hechos según los recordaba yo, y cuando tenía dudas, me inclinaba por la mejor historia.

-Su infancia y su juventud fueron terribles. ¿Se pregunta a veces por qué está vivo y no muerto?

Dios se ha portado bien conmigo y me ha salvado la vida muchas veces. Estoy agradecido de estar aquí. Perdí el control de mi vida, me lo hice yo a mí mismo y nunca he culpado a nadie. Cuando te encuentras en esa situación, te puedes encontrar con Dios y respondió a mis plegarias.

-¿Es usted creyente?

Sí.

-¿Y antes lo era?

Sí, protestante.

-Cuando estaba en ese círculo vicioso de alcohol, drogas y vivir en la calle, ¿pensó alguna vez en que se convertiría en un gran escritor?

Quería serlo, sí. Al principio solo quería la parte de la novia, el dinero y la fama. Pero luego me di cuenta de que lo que quería era escribir los libros, contar las historias.

-¿Escribía en esa época?

No, ni mucho ni poco. Lo primero que escribí fue mi primera novela ('Requiem por Brown', 1981).

-Si no hubiera vivido aquella época, ¿podría haber escrito lo que ha escrito?

No hablo de pensamientos hipotéticos, las cosas sucedieron como sucedieron.

-'Mis rincones oscuros' está lleno de violencia explícita contra las mujeres.

Sí. La trama de este libro es la violencia misógina. Pero en el libro esa violencia tiene que ver con un estrato social de clase trabajadora, clases medias y bajas, en un lugar y una época.

-El resto del mundo ha conocido lo que en Estados Unidos se llama 'basura blanca' gracias a la victoria de Trump.

Para ahí. No hablo del presidente Trump. El libro se sitúa en 1958 y en ese estrato social, no tiene nada que ver con la actualidad.

-La violencia contra las mujeres continúa. ¿Cree que ha cambiado algo en estas décadas?

No hablo de la situación actual, ni de Estados Unidos, ni de nada que tenga que ver con la vida contemporánea.

-¿Cree que la literatura, y sobre todo la policiaca, explica el mundo mejor que los libros de Historia?

No tengo ni idea. Ni lo sé ni me importa. Soy bastante egoísta. A mí solo me interesan mi carrera y mis libros. Sólo me interesa cómo llegar del punto A, que es el día que nací, en Los Ángeles, a hoy.

-¿Cuál es su referencia?

La historia. De niño empecé a ver fotos en las revistas, pero mi referencia siempre era un tiempo previo, el entorno de la Segunda Guerra Mundial. Tengo una conexión sinóptica con la historia desde incluso antes de saber leer.

-En sus novelas se describe muy bien la vida de la generación del 'baby boom'.

Y otras generaciones también. Que salgan y compren más libros.

-¿Siempre quiso ser novelista?

Desde los diez años o antes. Nunca he pensado en otra cosa.

-¿Para ser escritor hace falta ego?

Sí, tienes que creer que tienes talento y que tu trabajo es importante.

-Hace años, usted repetía que era uno de los mejores escritores del mundo, si no el mejor. ¿Lo creía de verdad o quería escandalizar?

Ni me acuerdo de haber dicho eso. Cuando me recuerdan las cosas que yo decía antes solo por inflamar o porque estaba exaltado, pienso: 'Madre mía, ¿de verdad yo decía cosas así?'.

-¿Qué le han parecido las adaptaciones al cine de sus novelas?

-'La Dalia Negra', ¡malo! (lo dice en español). Pero me ayudó a vender muchos más libros, igual que 'LA Confidencial', y eso no está mal.

-¿Se siente representado en sus personajes?

Ninguno de mis libros representa nada más que eso. No son una deconstrucción de nada, no son modernistas. Ninguno de mis personajes me representa. Mis libros son obras de la imaginación arraigadas en mi profundísima relación con la historia y con el continuo que vivo yo en la historia. Nunca más voy a escribir una biografía, solo escribo sobre la historia establecida del mundo, pero desde mi percepción y desde la forma en que yo la exploto.

-¿Cree que el mundo es malo?

No, creo que las personas son básicamente buenas. A la larga, la gente es buena, aunque a veces hacen cosas malas.

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