Los libros recomendados esta semana por los críticos de IDEAL
Coordinan Remedios Sánchez y Francisco Morales Lomas
Sábado, 15 de julio 2023, 00:17
Siempre estuve aquí
Por Remedios Sánchez
En una cuidadísima edición, exquisita en forma y contenido me llega la biografía que han preparado para público juvenil la escritora italiana ... Nadia Terranova con unas maravillosas ilustraciones de Pía Valentinis. A lo largo de sus páginas se hace un recorrido por la vida y trayectoria de una de nuestras más preclaras filósofas, opacada durante demasiado tiempo por el horror que supuso el exilio. Zambrano retornó a España en 1984 y fue reconocida con diversos premios, pero, evidentemente, su vida está marcada por r ese vivir en la precariedad perpetua de quienes debían subsistir con lo mínimo. Terranova se pone en los zapatos de Zambrano, desde la infancia feliz seguida de sus estudios de Filosofía en la Universidad Central de Madrid, hasta su periplo de dolor en el destierro y, más que centrarse en su relevancia como pensadora es el retrato bien hilvanado de una mujer que sobrevive a las circunstancias más hostiles sin restar ni un ápice de trascendencia a su dolor, que es el dolor de todas una generación. Kalakandra nuevamente desarrolla aquí un trabajo de rescate de la memoria imprescindible para formar personas completas y complejas con capacidad de pensamiento crítico.
Poesía, punto de encuentro
Por Miguel Arnas Coronado
Un hombre que va a hablar de poesía y, para empezar, reconoce que no es un gran lector de ella, que inició tarde la lectura de versos, que no es un buen lector sino perseverante, voluntarioso, es persona honesta. José Abad recoge aquí una serie de artículos publicados en diversos medios granadinos, todos durante el presente siglo. Son textos desde el corazón, no desde el academicismo sobre poetas, desde William Blake o Poe, pasando por García Lorca, a quien dedica varios escritos, o Cesare Pavese, para llegar a bates vivos como Luis Alberto de Cuenca, Marina Tapia o Juan Carlos Friebe. Un recordatorio interesante, enriquecedor y entretenido.
El latido del mar
Por C. de la Rosa
Jorge Molist es un narrador con una amplísima trayectoria, especializado en la novela histórica medieval. Con 'El latido del mar', traza un fresco bastante completo, en algunos momentos rozando el ensayo pero siempre en el terreno narrativo, en torno a las relaciones de poder que tuvieron al Mediterráneo como espejo, y donde con la excusa de la religión se cometieron desmanes sin cuento. El episodio de los almogávares, exaltado hasta límites a veces grotescos por cierta historiografía, dibuja aquí, sin embargo, una historia épica con las Cruzadas como fondo, donde la venganza se convierte en vehículo de un argumento 'de libro', pero bien contado e interesante.
Lo fértil en lo oscuro
Por Juan Peregrina Martín
La nostalgia es un elemento primordial en el último poemario de Andrés Ortiz Tafur, una ráfaga cortante que colapsa, por momentos, al yo poético.
Y es que «la vida iba en serio» y «de casi todo hace veinte años» son versos que se cumplen como abriles: los poemas de Traigo noche en los zapatos son narrativos, profundos y –lo más sorprendente– aparentan ser de una sinceridad pasmosa. Nos explicamos: ya hemos superado esa ficcionalización ochentera del yo y sabemos más que hace cuarenta años; lo importante es la efectividad poética, el chispazo emocional y la comunicación directa con quienes nos leen: que no son muchas personas; que son menos en poesía.
Quien esto escribe, y el autor lo sabe, está en el otro lado de la palestra lírica –ni mejor ni peor, diferente– pero me enseñaron a leer sin prejuicios, anteponiendo la calidad al gusto: estos poemas son de un realismo abrumador y los elementos, raudos para comunicar una historia funcionan como golpes al pecho lector, a la mandíbula lírica estallidos de gran intensidad: en definitiva, una lucha titánica la que ha tenido que sufrir el poeta para contar tan apasionadamente y a la vez con recursos tan alejados de lo que podríamos pensar que es la poesía, y comunicar a la perfección lo que se quiere transmitir.
«Le debo un incendio a una pavesa»: el inicio valiente de 'Deudas' o 'Dudas', un antológico poema, serían dos ejemplos de esa mano que acaricia la pena sin saber qué hacemos aquí, ni por qué ni cuándo, como ya escribiera Pascal y citara Bolaño, y Ortiz Tafur hace suya la ignorancia de la persona anónima que puede preguntar y caer en la sima de la preocupación sin respuesta posible.
El amor salva y también la naturaleza: la ecocrítica dirá mucho de este libro porque reúne unos cuantos poemas bastante emotivos y bien escritos como «Nuevo catecismo» (título de la primera parte) que es una prosa poética potente, descarnada, hermosa: «Besar, comer y hablar: la boca, al fin, recupera su importancia». 'Llueve', 'Denso bosque', 'Sierra profunda' y otros textos, conforman una idea duradera de que el mundo vegetal y animal es parte de nuestra existencia y su cuidado, como el del prójimo, es tarea de cualquiera.
La poesía forma parte de la expresión natural de Ortiz Tafur y reserva la palabra «despido» para cerrar el libro, después de haberlo estructurado dándonos pistas hasta llegar al cierre magistral que es la noche y las pisadas que se alejan en la oscuridad.
Una oscuridad fértil y apasionada.
Justicia poética
Por Gerardo Rodríguez Salas
Reina dedica su último poemario a la venganza, un tema visceral y universal que nos ha regalado icónicos personajes desde la antigüedad clásica o la Biblia hasta la literatura moderna y contemporánea: Némesis, las Erinias, Orestes, Electra, Medea, Yahvé, Hamlet, el capitán Ahab, los narradores de Poe o el Conde de Montecristo. Esta voz poética urde su venganza al más puro estilo romántico inglés pues, como sugiere el título, lo hace desde la reflexión y la visceralidad recordadas en la tranquilidad de la evocación del pasado. Frente a la justicia humana, se busca una justicia poética, la venganza a través de la retórica del lenguaje con «el justo adjetivo», «la palabra como brújula firme», el armónico y preciso ritmo de esta poesía con predominio del endecasílabo.
Reina recurre a referencias bíblicas y un sarcástico tono sentencioso, que parece cuestionar la lección moral y ancla la tradición cristiana en la actualidad. De este modo, nos hace participar del deseo de venganza más irracional al que da rienda suelta combinando la mejor oratoria con las cicatrices emocionales. Frente a los siete pecados capitales del amado traidor el apartado de «Disimilitudes» enfatiza las virtudes de la voz poética, la perfecta antítesis para marcar distintas personalidades y opciones vitales.
El poemario nos adentra en un viaje de reparación y, así, en la sección final, la voz poética confiesa: «Descargo el corazón en mis poemas/por sanar el veneno inoculado». Frente al mensaje de hermandad y perdón que propone el Nuevo Testamento, este yo poético escoge ser «políticamente incorrecto» y «desearte el mal mismo que causaste». Las fórmulas lingüísticas de la Biblia se reutilizan con un significado pasional y terrenal: tras leer «la letra pequeña del Evangelio/entendí que no soy un mártir ni un mesías». Frente al en verdad te digo de Jesús, que vaticina la espiritualidad y el perdón para entrar en el reino de Dios, aquí esta expresión se liga a la venganza –«ya no te conozco»– y la palabra de esta voz poética se torna «resurrecta» frente a los falsos profetas. De hecho, en estas páginas no hay perdón de los pecados, a pesar del poema de este título. Ésa es la «evangélica prerrogativa» de esta voz lírica, que desea al parásito emocional a quien se dirige no encontrar alivio en su «continuo presente».
Este ángel caído, sin alas, ha perdido la fascinación del Satán de Milton o del Heathcliff de Brontë y acaba servido en frío, en bandeja de plata, a esta Salomé contemporánea, que besa sus labios «exangües ya de pálpitos» mientras nos lanza una mirada cómplice, que no nos convertirá en piedra.
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