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La mesa sobre la que escribió Delibes algunas de sus obras.
Cien años de Delibes, el superventas de buena literatura

Cien años de Delibes, el superventas de buena literatura

La Biblioteca Nacional homenajea al escritor con una muestra que repasa su trayectoria profesional y vital a través de fotografías, libros, cartas y otros objetos personales

Iker Cortés

Madrid

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Jueves, 17 de septiembre 2020, 20:43

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Hay una sala en 'Delibes', la exposición que ayer inauguraron los Reyes en la Biblioteca Nacional sobre el genial escritor, que resulta sobrecogedora. Tenuemente iluminada, aprovecha la luz de unos pocos focos para dirigir la mirada del visitante a una vieja mesa de madera, a la que el uso y el abuso durante tantos años han llenado de tinta, marcas de vasos y quemaduras de cigarrillos. La voz de José Sacristán lee las primeras páginas de obras como 'Cinco horas con Mario', 'Los santos inocentes' o 'Las ratas' y a uno no le cuesta imaginar a Miguel Delibes, el autor de tanta literatura con mayúsculas, encorvado sobre la misma, insuflando vida e historia a tantos y tantos personajes, a través de su puño y letra.

«No puedo escribir a máquina, me parece que las ideas no fluyen», llegó a decir el escritor, tal y como recuerda una de las paredes. Por eso, dispuestos alrededor de la mesa, se encuentran seis de los manuscritos originales que Delibes redacto en aquellas cuartillas que 'El Norte de Castilla' le confeccionaba con el papel sobrante de las bobinas en las que se imprimía el periódico. Tachones, añadidos y cambios estructurales dominan una escritura recta y primorosa en la que se puede atisbar su genio creador.

Pero 'Delibes', la muestra que celebra los cien años del nacimiento del vallisoletano y que estará abierta al visitante hasta el 15 de noviembre -recalará después en Valladolid- no se queda solo en lo literario. «Austera y discreta como él, pero llena de emoción», explica su comisario, el periodista y escritor Jesús Marchamalo, la exhibición evita caer en lo solemne, descubriendo al autor en todas sus facetas. A través de fotografías, cartas, libros, retratos y objetos de lo más variado -reúne más de 250 piezas-, se conoce al «superventas de buena literatura», como lo calificó ayer la directora de la Biblioteca Nacional, Ana Santos, sí, pero también se abre la puerta a un Delibes íntimo y desconocido, que destierra, en parte, «la imagen de huraño que siempre cultivó», dice el comisario.

La exposición arranca con un repaso a los vínculos familiares del responsable de 'El hereje', el tercero de ocho hermanos, con fotografías del pequeño Delibes en la escuela o una imagen insólita del escritor lanzándose al agua, con la nariz tapada -algo que nunca dejó de hacer-, cuyo original, según indica Marchamalo, iba con una leyenda detrás: «El agua está tan fría en Sedano que uno solo puede meterse saltando».

Arriba, la máquina de escribir que le regaló Ángeles de Castro a Delibes; debajo, los Reyes durante la inauguración y el manuscrito de 'El hereje'. Europa Press / Efe
Imagen principal - Arriba, la máquina de escribir que le regaló Ángeles de Castro a Delibes; debajo, los Reyes durante la inauguración y el manuscrito de 'El hereje'.
Imagen secundaria 1 - Arriba, la máquina de escribir que le regaló Ángeles de Castro a Delibes; debajo, los Reyes durante la inauguración y el manuscrito de 'El hereje'.
Imagen secundaria 2 - Arriba, la máquina de escribir que le regaló Ángeles de Castro a Delibes; debajo, los Reyes durante la inauguración y el manuscrito de 'El hereje'.

Un retrato de Ángeles de Castro, la esposa de Delibes, obra de Eduardo García Benito, que tuvo siempre tras su mesa de trabajo, corona otra de las secciones de la muestra, junto a la máquina de escribir que ésta le regaló en la pedida de mano, cuando a Delibes aún no se le había pasado por la cabeza ser escritor, así como algunos de los libros con los que ambos empezaron a conformar su biblioteca.

Hay espacio para el joven profesor, para el viajero, para el divertido caricaturista que firmaba como Max -Carlos Aganzo, exdirector de 'El Norte de Castilla' y subdirector de la Fundación Vocento ha cedido ocho plumillas originales que nunca habían visto la luz-, y para el periodista de 'El Norte de Castilla', que dirigió el diario hasta 1964, cuando presentó su dimisión por presiones franquistas -hay un apartado dedicado a la censura que tuvo que batallar en multitud de frentes-. Pero también hay espacio para el cazador y conservacionista del que permanecen unos grandes prismáticos y un libro «muy sobado» de identificación de aves. «Nunca estuvo en una montería, nunca entendió a los señoritos que fardan de las piezas cobradas. Entendía la caza como algo muy apegado a la cultura del mundo rural. Salía con su escopeta y su perro y muchas veces venía de vacío», resume el comisario.

La otra parte de la muestra recorre la totalidad de su producción literaria, con el Premio Nadal que le fue otorgado en 1947 como punto de partida. Muchas primeras ediciones, su destacada relación con el cine y teatro y los galardones que recibió a lo largo de su carrera, como el Premio Príncipe de Asturias de las Letras o el Cervantes, se dan cita allí.

Elisa Delibes de Castro, presidenta de la Fundación Delibes e hija del autor, destacaba ayer «la coherencia y sobriedad» de una exposición que «hubiera gustado mucho a mi padre y de la que se sentiría muy orgulloso».

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