Kutxi Romero en concierto en Granada Alive

Después cerrar la etapa prepandémica con una gira multitudinaria que aquí llenó hasta el palo de la bandera el Palacio de Deportes, los Marea se han tomado un tiempo sabático, parte por obligación vírica como todos, y la otra como una de esas paradas biológicas de recuperación a las que el grupo navarro nos tiene acostumbrados. Tiempo muerto que al de Berriozar le quema en las manos, ya que suele inventarse cualquier actividad, sea un disco propio de colaboraciones como 'Aquí huele a Romero' o en solitario 'No soy nadie', o alguna publicación literaria. Ahora toca música.

Él asegura que no se acuerda de cómo era su vida antes de Marea, y es que ya llevan en breve las tres décadas juntos, «ni me la imagino tampoco sin Marea» concluía. Pero mientras ha montado unas actuaciones de distancias cortas, en teatros y escenarios menos grandes que los pabellones que frecuenta Marea. Aquí hoy (19 horas) estará en el recinto del Cortijo del Conde, dentro de los conciertos del ciclo Granada Alive, que más que grande es inmenso, pero acotado y limitado por la normas sanitarias y con, eso sí que es una maravilla, el perfil de la sierra al fondo detrás del escenario.

En estas actuaciones, para las que quedan pocas entradas dados los reducidos aforos actuales, (se dice que ha vendido ya 40.000 entradas para toda la expedición) Kutxi Romero es mucho más Kutxi, vamos: Kutxi puro. A dos o tres guitarras, las de El Pete y Juan Lorente, y una presentación de patriarca en su silla de anea, da rienda suelta a sus ocurrencias, sean canciones, reflexiones, monólogos o recuerdos a colegas y músicos.