La Virgen de la Cinta, de Pedro Machuca, en el espacio 'Obra invitada' de la UJA

El Vicerrector de Proyección de la Cultura y Deportes de la UJA, Felipe Serrano Estrella, apuntó en la inauguración de esta muestra que gracias a la misma se va a poder ampliar el conocimiento sobre esta pintura, que el Cabildo encargó a Machuca en 1520 para el Altar de Consolación de la vieja Catedral. «Gracias a esta efeméride vamos a poder ampliar el conocimiento sobre ella desde una perspectiva multidisciplinar, porque aparte de los estudios realizados desde el Área de Historia del Arte por Pedro Galera y Mercedes Simal, hay que sumar el enfoque dado desde el punto de vista de los materiales y las técnicas de realización y conservación de la pieza que nos ofrecen las profesoras de la UJA Oliva Rodríguez, África Yebra, Ana Domínguez y María José Ayora».

De esta manera, con el espacio 'Obra invitada', la Universidad de Jaén vuelve a mostrar a la ciudadanía piezas del patrimonio cultural jienense, que se encuentran en la propia provincia de Jaén o de otros sitios donde se localizan en la actualidad. En esta ocasión, a través de la Cátedra Andrés de Vandelvira de la UJA, con el patrocinio de la Fundación Caja Rural, y la colaboración del Cabildo de la Catedral de Jaén, se inicia un proyecto que contará con más acciones relacionadas con esta pieza, como el ciclo de conferencias que comenzará la próxima semana y se alargará hasta enero del próximo año relativo a la obra y el contexto de su autor. Un ciclo que podrá seguirse 'online' a través del canal de Youtube UJA Cultura y que concluirá con la publicación de una doble monografía sobre Pedro Machuca coordinada por los propios Pedro Galera y Mercedes Simal.

Pintada sobre tabla, esta Sagrada Familia conservada en la Catedral de Jaén, conocida popularmente como la Virgen de la Cinta, es la obra que mejor demuestra cómo Machuca asimiló la cultura de Rafael y de Leonardo a través del sentido de la gracia que impera en las figuras y del uso de la luz difuminada o sfumato. Empleando los tipos humanos característicos de su estilo, Machuca representó a la Virgen mirando con dulzura al Niño, mientras trata de envolverlo en pañales. Vestida con una túnica de gusto clasicista sin hechura, está acompañada de San José, quien emerge de la sombra, con la mirada ausente, representado en un segundo plano según la tradición medieval. El Niño, en un gesto que se encuentra entre el sueño y el llanto, se aferra al seno de su madre, ajeno a la figura de San Juanito que se apoya sobre la Virgen sosteniendo en la mano derecha una manzana, símbolo del pecado original y signo premonitorio de la Pasión de Cristo.

Realizada con una factura muy cuidada, en esta composición de espléndido colorido Machuca decantó las lecciones aprendidas en Italia de las obras más clasicistas de sus maestros, retomando un tema de enorme fortuna en el Alto Renacimiento que ya había abordado anteriormente en Italia en distintas ocasiones y que se inspiraba en las numerosas versiones que de la Virgen con el Niño había realizado Miguel Ángel y, sobre todo, Rafael.