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La feria taurina de San Lucas cierra con Diego Ventura y Leonardo Hernández a hombros
Ventura corta cuatro orejas, perdiendo los máximos trofeos en el último de su lote por sus fallos con el rejón final
ángel a. del arco
Domingo, 17 de octubre 2021, 22:50
Finalizó la feria taurina de San Lucas con la corrida de rejones en el esperado mano a mano entre Diego Ventura y Leonardo Hernández, con ... el que se puso fin a un ciclo taurino que ha estado marcado por la actuación y gran triunfo del torero sevillano José Antonio 'Morante de la Puebla' en la tarde del sábado.
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Así, hubo buena entrada en el coso de la Alameda, con casi tres cuartas partes cubiertas de su aforo. Otra de las grandes alegrías del ciclo taurino de este año fue la gran respuesta de público que hubo en las dos tardes de toros. El gran trabajo realizado por la empresa Tauroemoción se vio reflejada en dos entradones como hacía tiempo no se producía. Es el camino, siendo un auténtico placer ver la plaza de toros con tanta gente.
Es cierto que el festejo de rejones de tenía mucho interés, el encontronazo entre Diego Ventura y Leonardo Hernández en el mano a mano había ilusionado y mucho al aficionado al toreo a caballo, unido a la presencia de los toros de Adolfo Martín, un hierro y unos toros que no son habituales en los festejos de rejones llamó poderosamente la atención, siendo uno de los grandes atractivos de la tarde.
Y la verdad es que no defraudaron, en primer lugar por la gran presentación que tuvieron, amplios, con trapio y serios. Casi todos cárdenos, el pelaje habitual de la casa, aunque se coló algún negro entre los seis. En segundo lugar por el juego que dieron, aunque nada fáciles en cuanto a su comportamiento, siendo de juego variado, teniendo Diego Ventura el mejor lote.
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La plenitud de Ventura
Diego Ventura siempre ha estado comprometido con su profesión. Y eso se nota entre otras muchas cosas en las apuestas continuas que hace, no conformándose con la comodidad que le da su puesto de privilegio.
Poco tenía que ganar y algo más que perder en su apuesta de torear los toros de Adolfo Martín. Se sale de lo que es habitual, el toro murube, encaste prioritario en los festejos de rejones. Pero Ventura es así, no le gusta la comodidad y si la apuesta permanente por muy arriesgado que pueda parecer. En Jaén es habitual su presencia, incluso en los tiempos menos boyantes, algo de agradecer en un rejoneador sensible con la actual situación de la Tauromaquia.
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En la tarde de ayer lució una cuadra de caballos espectacular. Con su primero, animal que abrió plaza, toro de seria presencia, lo paró a lomos de Campina colocando dos rejones de castigo, intentando encelar la embestida de un animal que salió frío, para ir poco a poco caléntandose, terminando embistiendo con nobleza.
El tercio de banderillas lo inició con Nazarí, templando de costado a milímetros de los pitones recorriéndose el anillo completo, para ponerse el público en pie en varios momentos. Los pares al quiebro quedaron colocados en todo lo alto.
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Diego Ventura está en un momento espectacular, disfrutando de su profesión, conectando rápidamente con los tendidos. Para el tramo final de su labor sacó al caballo Guadiana y colocó tres pares al quiebro en el centro del platillo y dos rosas como colofón a una brillante actuación.
Finiquitó su actuación de pinchazo y rejonazo entero algo delantero que derribó al buen toro de Adolfo Martín sin puntilla, cortando las dos primeras orejas de la tarde.
Con el tercero de la tarde, segundo de su lote, animal que salió con muchos pies, lo recibió con un rejón de castigo al quiebro con Guadalquivir, levantando una exclamación de asombro en el tendido. El tercio de banderillas con Lío, Bronce y Guadiana fue de auténtico clamor, ajustándose mucho en los embroques, clavando excepcionales pares al quiebro, también en un par dirigiendo a su caballo sólo con las piernas poniendo la plaza en pie, para terminar con tres 'rosas' en todo lo alto. Otro alboroto de Ventura que finalizó de un pinchazo y un rejonazo en todo lo alto. Se lo pidieron con mucha fuerza las orejas que le fueron concedidas por partida doble.
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Con el quinto, último de su lote volvió a formar un alboroto en los tendidos tras realizar una labor muy completa en todos los tercios. Una pena los fallos con el rejón de muerte, con varios pinchazos que dejaron el premio reducido a una sola oreja.
Quizás hubiera cortado los máximos trofeos de no fallar, recibiendo con la suerte de la garrocha en la puerta de chiqueros. Momento emocionante que se vivió con pasión en los tendidos. En banderillas con el caballo Sueño templó de costado al hilo de las tablas, clavando a continuación buenos pares de banderillas al quiebro, ajustándose mucho, arriesgando una barbaridad, poniendo la plaza en pie.
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Ambicioso el rejoneador nacido en Lisboa, pero criado en la Puebla del Río, buscó con ahínco el triunfo, aún cuando llevaba ya cortadas cuatro orejas y tenía asegurada la puerta grande. Pero es lo que tienen las figuras, nunca se conforman, demostrándolo un días más Diego Ventura.
Con Bronce y en la parte final del trasteo colocó un soberbio par a dos manos sin la ayuda del bocado, lo que incrementaba las dificultades, siendo muy valorado por el público que lo aplaudió a rabiar en todo momento. Todavía tuvo tiempo para que a lomos de Guadiana le colocara tres nuevas banderillas cortas para poner un gran colofón a su actuación.
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Pero lo dicho, falló hasta en tres ocasiones con el rejón final, cambiando los trofeos por una calurosa ovación del público que recogió desde el tercio.
Sin complejos, Leonardo
En la tarde de ayer vimos la competencia real entre dos de los mejores rejoneadores del momento. Citarse en un mano a mano con Diego Ventura no debe de ser nada fácil. Pues eso hizo el extremeño Leonardo.
Afrontó su tarde sin complejos, con una aptitud muy positiva intentando competir de 'tú a tú' con el incombustible y siempre ambicioso Ventura.
Con el primero de su lote, segundo de la tarde, un toro cárdeno bonito de hechuras, pero que salió desentendiéndose en todo momento de la cabalgadura montada por un Leonardo Hernández que no sabía como ponerle el primer rejón de castigo.
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El animal buscaba tablas, incluso hizo amago de querer saltar al callejón. Eso sí, a los capotes de los banderilleros embestía con celo, humillando, queriéndose comer los capotes; pero al caballo ni caso. Pasó un quinario para poder clavar los dos primeros rejones de castigo.
En banderillas a lomos de Estoque y Xarope compuso una labor en la que destacó en los pares puestos de poder a poder y las banderillas cortas puestas en la suerte del 'violín'. No fue un buen toro pero en el tercio de banderillas se dejó bastante. Mató de rejonazo entero, paseando una oreja.
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Con el segundo de su lote, cuarto del encierro y a lomos de Elmo recibió a un toro muy serio presencia que embistió con celo en los primeros compases, colocando Leonardo Hernández dos rejones de castigo, el primero muy bajo que luego acusó el animal en le tercio final de banderillas. Tanto lo acusó que llegó a banderillas totalmente parado, aculado en tablas, no embistiendo ni una sola vez a la cabalgadura de un desesperado por la mala suerte Leonardo Hernández que no pudo poner ni un sólo par.
Tuvo que renunciar y entrar con el rejón final varias veces pinchando, para lo que tuvo que utilizar el descabello en una ocasión. Recibió una calurosa ovación del público, teniendo que salir a saludar.
Con el último de la tarde y de la feria salió a por todas con Giraldillo colocando dos rejones de castigo de desigual colocación. Tuvo mala suerte con su lote de toros, pero también es verdad que no tuvo su mejor actuación. Sus mejores momentos llegaron con los caballos Enamorado y Eco aunque su colocación fue defectuosa en muchas ocasiones, pasando en falso en demasiadas ocasiones.
Lo mejor llegó en la parte final, con las cortas, colocadas en un palmo de terreno. No se le pueden negar las ganas, pero ha tenido mejores actuaciones en esta plaza. Finalizó con pinchazo y rejonazo cortando una oreja.
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Hubo cierta polémica pues el rejoneador creía haber cortado dos trofeos al igual que el público, pero en realidad fue solo una. Enfado de Leonardo que no quiso pasear el trofeo, saliendo finalmente a hombros por la puerta grande junto a un sublime Diego Ventura.
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