García de Cortázar emociona al público con su reivindicación de lo español

En su presentación del conferenciante, el director de IDEAL, Eduardo Peralta, recordó el peso cultural, histórico y artístico de Granada, y destacó la apuesta de este periódico por llevar la cultura a diario a nuestras páginas, promoviéndola con iniciativas como nuestros concursos de relatos, con una trayectoria que ya se cuenta por décadas. Una apuesta por la cultura que compartió Juan Dionisio González, director del área de negocio de Caixabank en Granada, quien recordó la contribución de la entidad crediticia al fomento de una cultura plural y cercana, con una inversión de 1,5 millones de euros en la provincia.

García de Cortázar comenzó su intervención manifestando su pesar por el hecho de que la idea de España se ponga hoy en cuestión en determinados ámbitos. Citó el caso de Cataluña y del País Vasco, su comunidad autónoma de origen, donde constató una deriva consentida desde el gobierno del Estado, y que ha perjudicado al conjunto de España. Contra esta situación, según Cortázar, surge este libro, «que sólo se puede escribir desde el amor a España».

El historiador se remontó a su infancia para buscar el origen de su particular sentimiento de pertenencia e identificación con este país y su legado. «Es importante introducir el concepto de patria en los niños», afirmó. Hijo de un chileno y nieto de un indiano vizcaíno, Cortázar recordó que su padre «no quería que fuéramos nacionalistas, y por eso nos llevó de viaje desde muy pequeños». De hecho, hizo memoria de su primera experiencia en Madrid, donde coincidió en el ascensor del hotel con una Sofía Loren en su máximo esplendor. Animó, en este sentido, a que los niños conozcan Cuenca, Santander o Granada antes que Viena o París.

Testigo cualificado

Su labor como sacerdote le ha llevado a celebrar 503 bodas hasta hoy, en 47 provincias distintas, lo cual le ha permitido recorrer casi toda España siendo testigo cualificado de ese sacramento. Y si gracias a él conoció el paisaje, fue merced a su experiencia como director del Colegio Mayor Deusto, al que acudían alumnos de toda España, como tuvo contacto con el rico paisanaje de la piel de toro, descubriendo su riqueza de pensamiento y costumbres.

En su romance de seis décadas con España ha habido momentos duros, como los 14 años en que debió llevar escolta tras ser amenazado por ETA, una excrecencia del nacionalismo que «siempre ha sido excluyente, con casos tan cómicos como la elección del himno del País Vasco, cuando desecharon el poema de Iparraguirre porque decía que el árbol de Guernica extendía sus ramas hacia todo el Universo, cuando los nacionalistas querían que sólo les diera sombra a ellos». Se declaró también abochornado porque en «el teatrillo» de la reciente entrega de armas de ETA por parte del gobierno francés al español no sonara el himno nacional, «el único capaz de unir a la más de 900 víctimas de su barbarie».

De costumbres gastronómicas sencillas -no le gusta la cocina de autor, sino la tradicional-, el historiador recordó que 'Viaje al corazón de España' también es un recorrido culinario, e hizo recomendaciones sobre vinos o el mejor lugar para comprar bombones, por ejemplo. En este homenaje a nuestro país, también literario, echó de menos un mayor homenaje a nuestros literatos. «Casi nadie sabe que San Juan de la Cruz está enterrado en Segovia. Mientras, los ingleses inventan historias sobre Shakespeare», aseguró.

Durante el coloquio, el historiador respondió a preguntas sobre «el falso hecho diferencial catalán, que no existe», y los también «impostados derechos históricos» que dan lugar a trampas fiscales en legislaciones forales. «Cada ciudad es distinta. Málaga es distinta de Granada, pero todas son España, y no hay razón objetiva para que a una se la trate de forma distinta a la otra», afirmó, a modo de ejemplo. Siempre con buen humor, siempre certero, García de Cortázar se granjeó el aplauso de cuantos pudieron escucharle en la noche de ayer.