«Desde la fidelidad al baile, hemos conectado con el sentir lorquiano»

–¿Cuál fue la génesis de 'El maleficio de la mariposa'?

–En 2019 entré como repetidora en el Ballet Flamenco de Andalucía, al irse el anterior equipo directivo. Cuando terminé ese contrato, me sentí en la obligación de presentar mi propio proyecto, tras un año trabajando con ellos. Cuando salió el concurso, pensé en mi compañero Pedro G. Romero para hacer un Lorca. Ahí surgió la primera idea, uniendo nuestros planteamientos.

–¿Cuáles son las características del montaje?

–Pensé que teníamos que hacer un Lorca pensando no tanto en reproducir una obra de Federico, sino centrándonos en su relación con el baile y la danza de su tiempo, que fue muy estrecha. No hay que olvidar que el poeta conoció y colaboró activamente con muchas grandes divas de la danza, participando de cerca en una Edad de Plata del ballet.

–Hay coreografías muy variadas en este ballet, ¿cuáles fueron las pautas para escogerlas?

–'El maleficio' es un recorrido desde que Lorca nace hasta que muere. Está dividido en tres bloques. En el primero, aparecen acontecimientos de su infancia y primera juventud. De hecho, su primera obra fue esta y el primer contacto con Argentinita. Luego, su época de mayor esplendor, y ese último bloque dedicado a la ejecución del poeta, e incluso en los acontecimientos posteriores a su muerte. Todas las coreografías aluden a distintos momentos de su existencia, y muchas de ellas las vio, e incluso colaboró para ponerlas en pie.

–Hay un gran trabajo de recuperación.

–Sí, nos hemos preocupado de indagar en aquellas primeras coreografías de Argentinita o Pilar López. Hemos querido ser lo más fidedignos a esas ideas, reconstruirlas tal cual fueron, innovando en otros elementos técnicos como la luminotecnia o el vestuario. A Federico le gustaba el flamenco de raza, y por eso hemos querido ser fieles en buena parte a su concepción, observando fotografías antiguas, vídeos de la Filmoteca Española, y documentación que profesionales como Idoia Murga, investigadora del CSIC, o el propio Pedro poseían. Luego, los periódicos, con sus crónicas y críticas, han sido otra fuente interesante.

–A partir de ahí, proponen ustedes una dimensión flamenca algo distinta a la habitual.

–Sí, a partir de la fidelidad al baile, hemos intentado abrir otras puertas, otros rincones. Desde que en julio del año pasado diéramos forma a la idea primigenia, ha sido un proceso de creación largo, pero sin grandes problemas. Todo ha ido muy fluido. Y eso es así porque hemos trabajado con materiales increíbles: músicas que hoy son clásicos, piezas emblemáticas del repertorio. Y luego, hemos intentado, y creo que hemos conseguido, ser capaces de transmitir todo ello a un elenco formado por profesionales de gran valía.

–En este sentido, ¿cuál es la misión del Ballet Flamenco de Andalucía?

–Un ballet como este tiene el deber de formar una cantera de jóvenes y darles las herramientas para que ellos puedan desarrollar sus carreras en solitario. La mayoría de los profesionales que están en el candelero han pasado por este ballet. Y además, por supuesto, difundir el flamenco por el mundo entero, ya que es Patrimonio de la Humanidad.

–En el elenco no hay granadinos, pero usted ha trabajado con muchos artistas de esta tierra.

–Así es. Compartí escenario con Lucía Guarnido, que es una bailaora muy buena, e igualmente he trabajado con cantaores y guitarristas granadinos de gran calidad.

–¿Quiénes forman el reparto?

–Serán 13 bailarines, seis chicos y siete mujeres. Un grupo precioso, alegre, abierto a todo, muy completos, que han trabajado en paralelo con la producción de homenaje a Antonio y con esta. Además, tanto en el cante como en el toque veremos a grandes artistas, sin olvidar la colaboración de Manuel Lombo.