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El beneficio del Ballet de Andalucía
El espectáculo 'El maleficio de la mariposa', dirigido por Úrsula López, pone el broche de oro a la 70 edición del Festival de Música y Danza
Jorge Fernández bustos
Granada
Lunes, 19 de julio 2021, 01:18
¿Cómo explicar en poco más de quinientas palabras las dos horas de espectáculo que cierran con broche de oro la septuagésima edición del Festival ... de Música y Danza? ¿Cómo trasmitir en un artículo de periódico el cúmulo de sensaciones que acontecieron ayer en el teatro del Generalife cuando el Ballet Flamenco de Andalucía se acercó a los tiempos dancísticos de nuestro poeta más universal? Porque, tomando como excusa 'El Maleficio de la Mariposa' —debut dramático de García Lorca, del que se cumplen cien años de su estreno—, el Ballet quiso transitar por el tiempo y no por la obra en sí.
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En este sentido, el subtítulo la función aclara correctamente: 'Mujeres, danzas y bailes en tiempos de Federico García Lorca' (pues fueron las mujeres las que sobre todo protagonizaron esta expresión artística). ¿Cómo alabar, aunque sea de pasada, a los intervinientes de esta función que se acercan a la cincuentena entre creadores, artistas y equipo técnico? No podemos dejar no obstante de mencionar a Úrsula López en la dirección artística, a Pedro G. Romero en el aparato logístico, a Elena Córdoba en la dirección escénica y a Juan Jiménez y Alfredo Lagos en la dirección musical, por su labor de rescate y recreación de todo ese movimiento de plasticidad corporal que trasciende al poeta para exponer una visión más universal.
Lorca, como creador inquieto, no solo contempló a las bailarinas y bailaoras de su época, sino que trabajó, escribió o compuso para ellas, destacando sus colaboraciones con Antonia Mercé 'la Argentina' o con Encarnación López 'la Argentinita'. Pero la obra abarca también los aportes al baile de Carmen Amaya o de Martha Graham, España y Europa, haciendo escala en Nueva York.
También reconocemos la intervención —más flamenca que de costumbre— de Manuel Lombo como artista invitado; y el esfuerzo del cuerpo de baile que también hacen de actores. Siempre que se recrean tiempos pasados, la inventiva y entendimiento del autor se impone, mostrando así una relectura contemporánea, más que una imagen fidedigna de aquel tiempo. No decimos que esta obra sea un calco de lo que aconteció en los albores del siglo XX, pero sí hay un respeto (a través de documentos escritos y de fotografías, porque documentación videográfica existe bien poco) a la parquedad de las guitarras de entonces y la simpleza de la danza: «ni mudanzas inventadas, ni zapateados a destiempo, ni braceos impropios».
Así, el espectáculo, se dividió en tres partes algo largas, prologados por tres «pregones» (Lombo) llenos de sentido que, cronológicamente, daban un panorama general de lo que hubo o pudo haber en el mundo de la danza: 'Pregón de las naranjas de Antonio el Divino' (desde 'La Cachucha', de 1836, hasta la 'Danza de los ojos verdes', de 1916, pasando por 'El amor brujo' o 'El maleficio de la mariposa' propiamente dicho); 'Pregón de las brevas de Anastasio Ruiz' (desde 'Serenate' de 1932, hasta las alegrías que se bailaban en Cádiz en 1936, pasando por los tangos, la farruca, el garrotín o los Ballets Rusos de Serguéi Diáguilev); y 'Pregón del Zarapico del Niño de las Moras' (desde 'El lenguaje de las líneas' de La Argentina hasta el taranto de Carmen Amaya en 1942, pasando por 'El Café de Chinitas', de la Compañía de La Argentinita, o por la seguiriya de Pilar López).
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Todo un trabajo de investigación y sensibilidad que ilustrará las noches veraniegas en el Generalife granadino desde el 20 de junio hasta el 21 de agosto.
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